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Después de un San Prudencio en cuarentena, a Abetxuko le toca vivir sus fiestas desde casa. Al barrio el confinamiento les pilló con el programa original de fiestas cerrado. Hasta el punto de que no se imprimieron los carteles por horas. «Estaba todo organizado. Le hemos tenido que dar la vuelta. Aprendiendo, ensayando...», cuenta Oskar González, presidente de la asociación de vecinos Uribe Nogales. Pero su imaginación ha conseguido vencer al coronavirus y evitar su cancelación. Con esfuerzo han conseguido una nueva programación entre cuatro paredes, adaptada al estado de alarma. El txupinazo marcará el arranque este jueves a las seis de la tarde, con el acompañamiento de la música y los pañuelos ondeando desde las ventanas.
Las redes sociales han facilitado la difusión de estas fiestas con actividades alternativas adaptadas al confinamiento: «Nos dimos cuenta de que se podía notar el calor del barrio a través de estas plataformas. Hemos alcanzado al 70% de las personas que viven aquí. Hemos compartido sugerencias, recuerdos, vídeos...». El viernes comenzará con una sesión de dibujo para los blusas, a la que seguirán el sonido de los txistus y un agurra en honor a San José Obrero. El domingo a las nueve de la noche sonará el Agur Jauna y se lanzará el último txupinazo. Todos los días, además, habrá ambientación musical. «Tenemos muchas ganas de darle una alegría a los vecinos. El barrio ha sufrido con esta pandemia», confiesa González.
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