La abandonada obra de Esther Ferrer en el Prado recuperará su lustre en Artium

A simple vista, es un enjambre de cifras, un galimatías con diagonales rojas y azules, formas geométricas que ofrecen nuevas perspectivas a cada paso. La obra 'Números Primos' es una de las más singulares, más interesantes y más valiosas del enorme catálogo de arte urbano que se despliega por las calles de Vitoria. Lejos de protegerla, en los últimos años se ha expuesto a un evidente estado de abandono. Las baldosas de cerámica que la componen están ajadas, faltan piezas y algunas han sido sustituidas por elementos que poco o nada tienen que ver con los azulejos de la obra original. Se ha llegado a rellenar los huecos que faltan con... cemento.

La pieza, de unos 20 metros cuadrados e inspirada en la espiral del matemático Stanislav Ulam, forma parte de un conjunto con otras piezas de artistas como Claudia Wissman, Susana Solano, Francisco Ruiz de Infante y Sergi Aguilar. El Ayuntamiento destinó en su día 360.000 euros para todo el conjunto, que se diseñó para resistir a la intemperie y a los rigores del clima vitoriano siempre y cuando fuera sometida a un mantenimiento periódico. A juzgar por su estado actual, no ha sido el caso.

También estaba pensada para que se pudiera transitar por ella, jugar y correr. Sin embargo, durante los últimos tiempos también ha sido frecuente que sobre la obra se instalaran carpas y estructuras, amarradas incluso con bloques de hormigón con motivo de ferias y otro tipo de eventos. En definitiva, la pieza ha visto desvirtuado su carácter artístico y ha pasado a ser considerada como mero pavimento.

Con su recuperación, Vitoria busca enmendar el abandono al que ha sometido durante estos dos años a esta obra de Esther Ferrer. Es la única de la serie 'El poema de los números primos' que se expone en un espacio público, al aire libre. De ahí su enorme singularidad.

Con todo, su restauración no será sencilla debido el avanzado estado de deterioro que presenta. Expertos en conservación de arte contemporáneo consultados por este diario apuntan que en casos como este, en los que el creador sigue vivo, es habitual llegar a un acuerdo para producir una nueva versión de la pieza que, según varias fuentes consultadas, recuperará su lustre en una ubicación distinta y más acorde a la actual: el entorno del centro-museo vasco de arte contemporáneo, Artium, donde llegará mediante un acuerdo entre ambas instituciones.