La primera peluquera de caballeros y el tren del Centenario

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Antes de que llegara a nuestras vidas el reciclaje para contribuir a un planeta mejor, la bolsa con la basura de los hogares se dejaba en la calle, junto al portal de la comunidad, a la espera de su retirada por los servicios de limpieza. Se amontonaban los desechos, salían las ratas y allí, junto a la puerta del bloque de viviendas, quedaba una mancha perenne sobre la acera. En Vitoria fue el Ayuntamiento quien se encargó de la faena hasta septiembre de 1973, cuando decidió contratar a la empresa Cespa, que se puso manos a la obra a partir de las 6 de la mañana del martes 25 de aquel mes con el primer lavado de las calles. El domingo anterior, en la plaza Amadeo García de Salazar, junto a un Mendizorroza en obras, presentó su maquinaria -camiones, barrederas, cubas de riego, baldeadoras, carros, containers...- y a sus 140 hombres equipados hasta con boina. La recogida de basura era diaria, salvo los domingos, y se pedía al vecindario que no la bajara a la calle antes de las diez de la noche. El servicio empezaba a las once. También se lanzó una campaña de desratización para combatir a los 200.000 roedores que campaban por la ciudad.

La Sociedad Deportiva Estadio celebró el 28 de agosto de 1973 su fiesta infantil como despedida de las vacaciones. Hubo, entre otras actividades, lanzamiento de globos al cielo. En octubre se recibió una carta de una familia de Issoudun, localidad cercana a París, celebrando que se había encontrado uno de ellos.

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Fue la Dato por céntrica, comercial y elegante calle de muchas y coquetas peluquerías en la Vitoria de antaño. Para damas y caballeros, también para los chiquillos que de la mano de sus padres iban a que les arreglaran la pelambrera antes del domingo. Entre los muchos salones de corte, peinado y afeitado abiertos al público a mediados del siglo pasado, tanto a pie de calle como en pisos, el de Agustín Ruiz se ganó el prestigio por profesional, selecto y concurrido. De clientela fiel y de bien, tan jovial y diestro peluquero aparece en la foto de Arqué mientras peina a un señor. Agustín recibía a sus clientes en el número 8 de Dato, encima del Círculo Vitoriano y de la desaparecida cafetería Acuario. Su hija Maite -al fondo, con un generoso cardado- aprendió el oficio para convertirse en la primera peluquera de hombres de Vitoria y con el tiempo heredó el negocio, que lo rebautizó como 'L'uomo'. Por los años 60 había en la capital como cien peluquerías de señoras y la mitad del otro sexo. Los precios acababan de subir. 15 pesetas costaba el afeitado de barba y 25 el corte masculino en los establecimientos de primera y 12 y 22, respectivamente, en los de segunda. Mayor era la relación de servicios y tarifas para ellas.

Con frecuencia, EL CORREO publicaba antes bajo el epígrafe 'Hallazgos en la vía pública' los objetos extraviados por los vitorianos que custodiaba la Policía Municipal hasta ser acreditada su propiedad. En la relación del 2 de octubre de 1965 figuraban joyas, monederos, pequeñas cantidades de dinero suelto, prendas, paraguas, siete bicicletas y hasta ¡una botella de oxígeno!

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La próspera Álava rural desembarcó en la capital el 14 de abril de 1965, Miércoles Santo, con lo mejor de su ganadería. Los aldeanos del territorio, muchos luciendo el traje de los domingos con la boina en la cabeza y algún que otro despreocupado, enfundado en la ropa de faena, se presentaron en la plaza del ganado de Vitoria, en Zaramaga, junto al también desaparecido matadero, con sus vacas, ovejas y cerdos. Lo más singular de cada establo. Sobre todo con lo más productivo de su propiedad pues se trataba de identificar entre cientos a los animales que mejor rendimiento lácteo ofrecían de acuerdo a la valoración del jurado que los examinó en las fincas. Vacunos de las razas suiza parda y frisona holandesa, ovinos de la lacha y porcinos desfilaron como si fueran modelos de pasarela entre una enorme expectación mientras los orgullosos ganadores recogían los premios que en metálico ascendían a 1.500 pesetas, un pellizco para mantender la cuadra que tantos gastos ocasionaba. El VI Concurso de Rendimiento Lácteo para ganado vacuno y el II de ovino y porcino dio vida a una plaza que acababa de reabrir después de semanas cerrada por una enfemedad que mantuvo a los bichos estabulados.

Un grupo de sanitarios y voluntarios de Vitoria crearon en 1965 la primera asociación de donantes de sangre de Álava. Al poco pusieron en marcha su primera iniciativa, una campaña de sensibilización y extracción para responder a la escasez de reservas en las clínicas y en el Hospital Civil de Santiago Apóstol. Por entonces se recogían unos 600 litros de sangre al año y se necesitaban más de mil donantes.

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El Tren del Centenario (1848-1948), una reproducción de aquella locomotora llamada 'La Mataró' que estrenó el ferrocarril en la península con la línea Barcelona-Mataró el 28 de octubre de 1848, pasó por la Estación del Norte de Vitoria la mañana del 27 de agosto de 1963. En dirección Madrid-Irún, compuesto por locomotora de vapor y tres vagones vacíos, el tren siguió su camino sin apenas despertar interés entre los vecinos de la ciudad. En cambio, en otros muchos lugares y a lo largo de los años, sí levantó expectación ya conocido como 'Tren Romántico' o 'Tren de la Fresa'. Se le reclamó para celebrar distintas conmemoraciones relacionadas con el estreno del ferrocarril en España y en ocasiones transportó a pasajeros vestidos de época por recorridos turísticos. El Tren del Centenario se construyó en 1947 por La Maquinista Terrestre y Marítima (MTM) de Barcelona sobre planos originales y hoy se puede contemplar en el Museo del Ferrocarril en Vilanova y la Geltrú.

La factoría automovilística Imosa (hoy Mercedes), en Ali desde los años 50, inauguró el 10 de julio de 1963 la primera ampliación de sus instalaciones. Pasó de 18.000 a 71.000 metros cuadrados y su producción de furgonetas F-1.000-L y F-1.500-DS, de 5.000 a 20.000 unidades al año. La primera se montó en marzo de 1954.