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1914
Entre los alaveses ilustres hay uno, Heraclio Alfaro Fournier, que se distingue como pionero de la aviación por inventar el primer aeroplano construido y probado con éxito en España. En el campo de Lacua el 20 de junio de 1914, el intrépido piloto, de 20 ... años, alcanzó una altura de 30-40 metros con su increíble cacharro, un monoplano tipo torpedo con motor de siete cilindros capaz de volar a más de 100 kilómetros por hora. Diseñado y montado en Vitoria con fuselaje de madera de fresno y alas de tela de lino puro, era su tren de aterrizaje el que lo hacía diferente de aquellas otras avionetas que ya surcaban los cielos. Dos días después, ante un público entusiasmado, el aviador ya sobrevoló la ciudad, elevó su aparato hasta los 500 metros, perdió altura entre virajes y planeó sin motor hasta tomar tierra. El logro merecía una celebración por todo lo alto, la que «el pueblo de Vitoria» le dedicó el lunes 29 con un banquete en el Teatro Circo. 328 comensales de toda condición social compartieron mantel y agasajo. El café Suizo Moderno sirvió un menú a base de entremeses, paella a la valenciana, merluza albardada, filetes con ensalada, postres y vino, a cuatro pesetas el cubierto. El baile previsto tras el almuerzo se suspendió por el calor en la sala.
1914
En la Vitoria de hace más de un siglo se jugaba al fútbol en 'el campo del pasiego', sobre el que se asienta hoy el estadio de Mendizorroza, popular denominación que respondía a la procedencia cántabra de su propietario, el hostelero Manuel Cobo. El paseo de Cervantes quedaba entonces alejado de la ciudad. También en las afueras, pero más cerca del centro y en un lugar noble, con palacetes en pie, otros en proyecto y colegios religiosos, se instaló el 'Vitoria-Club' en torno a 1910. Fundada como tres años antes, la aristocrática sociedad deportiva ocupó un terreno en el lado izquierdo del paseo de Fray Francisco, entre Corazonistas y Vera-Cruz, para la práctica del 'lawn-tennis' (tenis sobre pista de hierba). La 'Union Sportiva Alavesa' y el 'New Club' completaban por entonces el fomento de la actividad física entre la juventud. Los más pudientes le daban a la raqueta en el distinguido club, por lo que no es de extrañar que en agosto de 1914 se celebrara en su pista un concurso de 'tennis' con lo más granado de la época. Entre ellos, Manuel Pérez-Seoane, el II conde de Gomar, -en la foto con su hermana Inés, la heredera del título- en un partido de dobles mixto en el recinto vitoriano. Manolo de Gomar fue un deportista excepcional, el primero junto con Manuel Alonso de Areyzaga que representó a España en la Davis en 1921.
1964
Las señales de tráfico a la salida de Vitoria avisan al conductor del cierre de la carretera que lleva al puerto de Barázar y al mismo tiempo le ofrecen dos opciones para llegar a Bilbao. El 1 de mayo de 1964 se prohibió el paso de vehículos que no fueran de transporte especial a través de la N-240 en ambos sentidos por obras desde Ubidea, en el límite de Álava, hasta Ceánuri (Vizcaya). Los trabajos de acondicionamiento de una ruta especialmente transitada que unía la costa con la meseta habían comenzado meses antes, en diciembre de 1963, y afectaban a 13,4 kilómetros. Todavía pasarían años hasta hacerse realidad la autopista de Altube, la que finalmente absorbió la circulación entre las dos capitales y la acercó a otros enlaces y trayectos. Las mejoras en Barázar fueron de calado y se alargaron en el tiempo. El proyecto contemplaba el ensanchado de la calzada, la corrección de curvas, la tala de árboles, el asfaltado y la nueva señalización. Durante los dos años que duraron las obras, el tráfico se vio sensiblemente afectado con cortes temporales y el consejo de circular por Dima y Altube para favorecer el paso de camiones no siempre fue atendido por los conductores. Trabajaron en la reforma viaria 60 operarios que percibían sueldos diarios de 200-225 pesetas. La carretera se reabrió el 3 de noviembre de 1965.
1936
Numerosísimo público expectante se congregó la mañana del domingo 29 de marzo de 1936 en la plaza de la Virgen Blanca para contemplar las habilidades trepadoras y equilibristas de Hermann Becker, para unos 'el escalatorres alemán' y para otros el 'hombre-mosca'. Sea lo que fuere, verle por las alturas, con el vacío a sus pies, sin trampa ni cartón ni mucho menos con una colchoneta abajo a la que caer sin riesgo, el funambulista encogió el corazón de muchos vitorianos con su espectáculo. Ya venía precedido de fama mundial, de haber subido con la sola ayuda de piernas y manos torres, edificios y catedrales. De hecho, la imagen promocional de su festival lo mostraba encaramado en la cúspide de un templo. En Vitoria, Becker, que había hecho de extra en películas del oeste para la 'Universal Films', escaló por los balcones de la casa número 6 de la Virgen Blanca, situada entre las calles Herrería y Constitución (Diputación). El alemán atravesó después la 'Herre' andando sobre una maroma que había tirado de un edificio al de enfrente para enlazar ambos tejados. Terminó su actuación con acrobacias sobre un trapecio que colocó en lo alto de la otra calle.
1919
En una plaza como la de Vitoria, con cuatro regimientos acuartelados hace un siglo, tenía cierto sentido castrense la existencia de una escuela de esgrima para la formación de oficiales y soldados. Había cerrado la primera que introdujo el arte de la espada en la guarnición y la conveniencia de su reapertura se hizo realidad con un acto ceremonioso el 30 de mayo de 1919 en el Nuevo Teatro (Principal). De la puesta en marcha de la nueva sala de armas se encargó el maestro Afrodisio Aparicio, toda una autoridad en el manejo del arma blanca, aunque delegó la enseñanza en Manuel Heredero -en la foto, ambos hacen una demostración-. La escuela se reinauguró con la asistencia de numeroso público al coliseo de la calle San Prudencio, amén de las autoridades civiles y militares, las últimas representadas por dos generales y cuatro coroneles. Al respetable se le ofreció una exhibición de esgrima con cinco asaltos a espada, sable y florete. La música amenizó la velada con la interpretación de 'Escenas pintorescas' (J. Massenet) y 'Obertura de Tannhaüser' (R. Wagner) a cargo de las bandas de los regimientos Cuenca y Guipúzcoa.
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