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1967
Como subcampeón de la Copa perdida contra el Real Madrid en el Frontón Vitoriano (80- 85), el KAS se clasificó para la Recopa de Europa de la campaña 1967-68. Con motivo de la primera incursión en un campeonato continental de un equipo alavés de ... básquet, la familia Knörr, propietaria de la empresa de refrescos, dio a Javier Añúa plenos poderes para armar la mejor plantilla posible. De un viaje a EE UU en septiembre de 1967, el técnico se trajo al alapívot texano Earl Beechum, nacido en diciembre de 1943 en Deherry. Al primer extranjero del KAS europeo -con anterioridad ya habían militado en sus filas en la liga española la pareja Williams-Mathis–, le acompañó días después James Weber. Beechum, de 23 años y 1,98 metros, no era un cualquiera. Venía de destacar en la Universidad de Midwestern State con promedios de 25 puntos, participar con la selección de USA en unos Juegos Asiáticos y ser elegido en una lejana ronda del 'draft' por Cincinnati Royals. A las pocas horas de aterrizar en España, Beechum hizo 22 puntos con el KAS en Valladolid, 48 al Canoe en su primer amistoso en Vitoria y 18 al Madrid en la presentación en el frontón de la calle San Prudencio. Aquel único año, Beechum y Weber solo jugaron la Recopa –cuatro partidos– porque la liga nacional impidió el concurso de extranjeros. «¿Dónde se dan clases de español?», preguntó Beechum a Jesús Ecenarro, colaborador de EL CORREO, en su primera entrevista.
El recordado hostelero vitoriano Luis María Puelles recogió en su bar de la Estación de Autobuses, en agosto de 1967, una cartera por un cliente con el compromiso de que pasaría a por ella más tarde. Como no fue así y después de semanas, el camarero comprobó su contenido, se percató de que se trataba de una muestra de joyería de valor y se la entregó a la Policía. Años después, Puelles abriría El Rincón de Luis Mari en la calle Rioja.
1968
Los títulos de sus charlas, que no conferencias por acotación del propio disertador y su disposición al diálogo con la sala, ya eran de lo más sugerentes. Una de las muchas que ofreció entre las décadas de los 60 y 70 llevaba por enunciado 'Mi devoción por la organización del trabajo'; otra, 'Palabras en color'. Ángel Loza Berasategui, autodidacta, estudioso, intelectual y metafísico, responsable durante años de la Obra Cultural de la Caja de Ahorros Municipal, compartió inquietudes, teorías o reflexiones con todo tipo de público -estudiantes, profesores, trabajadores, empresarios, autoridades, etcétera- en distintos foros. Tenía su reclamo y el respeto de los oyentes acerca de cuanto argumentaba desde el estudio y el conocimiento. Y eso que como se desveló de él en alguna ocasión antes de que tomara la palabra, había dejado la escuela a los diez años y puesto a trabajar. Ángel Loza defendía, por ejemplo, que «la ciencia más avanzada, la más perfecta, cabría decirse que es la organización del trabajo», y de ello trataba de convencer a los industriales. A los maestros de Primaria les explicaba su teoría de la enseñanza, consistente en aplicar un color a cada parte de una oración para favorecer el aprendizaje de los escolares. Impulsor del bolo alavés, también realizó un trabajo que concluía que «la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de la Ciudad de Vitoria es la institución de crédito y ahorro más antigua del Norte de España».
Con motivo de su centenario y entre las diversas iniciativas que desarrolló para su celebración, la empresa vitoriana Heraclio Fournier editó en 1968 una baraja exclusiva de trajes regionales de España. El artista Celedonio Perellón diseñó los dibujos, 52 cartas que reproducían la vestimenta tradicional de cada provincia, dos comodines dedicados a la tauromaquia y el reverso, a un ejemplo de la rica artesanía nacional con un bordado.
1972
La Asociación de Antiguos Alumnos de la Escuela de Formación Profesional Jesús Obrero tomó buena nota de exitosas iniciativas anteriores y organizó para el 13 de julio de 1972 un recital de música popular vasca con algunas de las mejores voces del momento en el Teatro Principal de Vitoria. Con lleno a rebosar y público mayoritariamente joven y de sentimiento euskaldun salieron al escenario de la calle San Prudencio los cantautores Gorka Knörr, Benito Lertxundi, Lurdes Iriondo y Xabier Lete, de izquierda a derecha en la imagen. Este último tuvo que prescindir de su guitarra por una leve lesión en su muñeca izquierda que la llevaba vendada. Un patio de butacas entregado a la música vasca, que ganaba terreno a la dictadura en sus últimos años y reivindicaba con actuaciones y programaciones diversas la cultura y el uso de euskera, contribuyó a que el festival cumpliera con su cometido. Knörr explicó en una entrevista a EL CORREO que artistas como él se estaban dedicando a investigar y recopilar canciones antiguas, a aprovechar las creaciones de poetas vascos de nuevo cuño y a trasladar esas piezas y poemas al pueblo «como un modo de ser totalmente actual».
El 17 de julio de 1972 se inauguró en Gobeo el mercado de mayoristas de Vitoria, una instalación de aprovisionamiento de alimentos que sigue dando servicio en el mismo lugar. Los vendedores al por mayor celebraron la apertura del abastecimiento con 28 naves, sus muelles de carga y descarga y una enorme cámara frigorífica, pero se quejaban de que el reglamento les obligara a despachar 50.000 kilos de género al mes.
1969
Apoyados en sus muletas, bastones y cachavas y al son de las melodías interpretadas por uno de ellos al acordeón, en torno a cincuenta cojos alaveses se juntaron en Vitoria el 27 de julio de 1969 para celebrar su primera reunión provincial, a la que asistieron también «parecidos», personas con menor minusvalía. Con simpatía y un clavel en la solapa como florido distintivo del grupo, mujeres y hombres de todas las edades pasearon, cantaron, bailaron y, sobre todo, se olvidaron por unas horas de las trabas que les acarreaba su deficiencia física en el quehacer diario. Se fotografiaron en Landázuri junto a la cruz ya desaparecida, oyeron misa en la cercana parroquia de Los Ángeles, subieron a Armentia para dar cuenta de un vino español en la basílica y acabaron la mañana en el comedor de 'La Antonia', donde después del almuerzo se montó un fiestón con, por supuesto, bailables. Los cojos y parecidos alaveses, entre ellos algún foráneo llegado de Alsasua, hasta eligieron a su reina, la niña de once años Elena Moraza, que dijo ser muy aplicada en la escuela con cinco matrículas de honor de siete asignaturas. Alargaron su feliz jornada con una excursión en autobús hasta el pantano.
La firma del contrato de Ferenc Puskás como entrenador del Alavés para la Liga 1969-70 se produjo antes de la rescisión de Ignacio Izaguirre, pero el club se lo reservó a fin de evitarse problemas en la ruptura con el anterior técnico. Días después ya sí reconoció la maniobra de despiste y señaló que el húngaro cobraría «lo mismo que cualquier entrenador puntero de Tercera».
1962
Aunque mereció críticas dispares, el 'Festival 1962', una gala músico-teatral de artistas aficionados locales con sentido benéfico, abarrotó el Teatro Principal en sus dos funciones del 3 de enero de 1962, retrasado de su fecha inicial, 29 de diciembre de 1961. Como hubo muchos vitorianos que se lo perdieron y querían asistir a él por los favorables comentarios que circulaban por la ciudad, el promotor del espectáculo de variedades, el inquieto Antonio Ochoa, montó otras dos sesiones después de Reyes también con notable acogida de público. Un elenco de jóvenes intérpretes, que se esforzaron por alcanzar la perfección en largos ensayos semanales en Navidad -como el de la imagen a cargo de 'Los cinco anónimos-, llevó a escena numerosas piezas pegadizas de la época. No faltaron, por tanto, canciones que hacían furor como 'La flor de la canela', 'El cha cha cha de las secretarias, 'Quisiera ser' 'Dans le creux de ta main', 'El bodeguero', 'Buona sera'...
El escudo de Vitoria fue el primero de una serie especial de Correos dedicada a las heráldicas de las capitales de provincia de España. Con un valor facial de cinco pesetas y una tirada de cuatro millones de timbres, se puso en circulación el 15 de enero de 1962 y con él se editó también un matasellos para el franqueo ordinario.
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