Globos militares por el cielo alavés en vuelos de prácticas

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'Tarzán', 'Zar', 'Sol', 'Kink', 'Iru', 'Tyrka', 'Urf', 'Lars'... Hasta veintisiete pointer, setter y ejemplares de otras razas caninas con pedigrí pasaron la mañana del domingo 14 de septiembre de 1975 correteando alegremente por la campa Mendía, en la ladera oeste de Olárizu, en busca de codornices, faisanes y perdices soltados a propósito al cielo vitoriano. La cuarta edición del Trofeo Orbea de perros de muestra en campo puso a prueba el sutil olfato de los chuchos a concurso, en su mayoría de procedencia nacional, aunque también hubo nueve llegados de Francia. No lo tuvieron fácil para seguir el rastro de las huidizas aves entre las indicaciones de sus amos y el ojo avizor del estricto jurado calificador. La noche anterior había llovido abundante sobre la ciudad y, a pesar de que el día del campeonato amaneció soleado, el terreno estaba húmedo, todo un problema para los canes que pretendían cobrarse la mejor pieza y agradar a sus dueños con la recompensa del primer premio. Se lo adjudicó 'Tarzán', uno de los pointer que presentó a la cita cinegética el alavés Arenaza. El certamen tuvo también su momento entrañable, la 'jubilación' de 'Petula', perra propiedad del mismo cazador. En la imagen de Arqué, a la izquierda aguantada por su dueño, la pointer mira atenta al descampado que da a Gardélegui. El sur de Vitoria queda al frente.

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Se despidieron de Vitoria entre copos de nieve y les recibió Valencia con los brazos abiertos y una temperatura desde luego que más agradable. Los niños María Jesús Ariznavarreta y José Ramón Fernández de Pinedo disfrutaron en el Levante español de un fin de semana de visitas y excursiones como representantes de los escolares de Álava en la Feria Internacional del Juguete del 27 de febrero al 1 de marzo de 1970. Ambos habían participado en el concurso '¿Quiénes fueron los mejores de 1969?' que, promovido por Televisión Española, consistía básicamente en redactar una carta con la respuesta a la pregunta. Fueron más de 15.000 las escritas por jóvenes estudiantes de todo el país. La suerte sonrió a María Jesús, de la escuela de La Florida, y a José Ramón, de la de San Martín-Ali, con un premio lleno de emociones. Les acompañó en el viaje a Valencia Paquita Almeida, maestra de la Inspección de Enseñanza Primaria de Álava. Durante su estancia en Valencia visitaron, por su puesto, la feria de juguetería, también la playa, La Albufera y la Universidad Laboral y fueron recibidos en el Ayuntamiento con los demás chavales seleccionados. Se volvieron a casa con algún que otro regalo y muchos y bonitos recuerdos. En la foto, posan con familiares que fueron a despedirles a la estación de tren.

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El derribo de los cuarteles militares que durante décadas ocuparon primero el regimiento de artillería y después el batallón de ingenieros en la calle La Paz dejó un solar vacío de más de 25.000 metros cuadrados en el centro mismo de Vitoria. Al barrio de Los Desamparados, en pleno crecimiento urbanístico, le permitió ganar espacio hacia el norte con una inmensa manzana libre que dio para mucho al Ayuntamiento y a promotores privados. Sobre esos terrenos, que incluían también los liberados con la demolición de la cárcel celular, se ampliaron las calles Postas y Jesús Guridi, se creó para el esparcimiento público la plaza de Santa Bárbara y se construyeron la nueva Plaza de Abastos y Galerías Preciados. La trama urbana se completó con un par de bloques de viviendas anexos a los grandes almacenes. La ciudad agradeció la recuperación y el reordenamiento de tan extensa parcela ganada en favor del ocio y el comercio. La fotografía de Arqué, tomada el 1 de marzo de 1972, muestra los últimos trabajos de derribo del acuartelamiento y el tapiado que los obreros marcan para delimitar las parcelas. Sobre el amplio espacio central se abriría el segundo tramo de la calle Jesús Guridi con final en La Paz. A la izquierda se aprecia el lateral de la iglesia de Los Desamparados y a la derecha está hoy El Corte Inglés.

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El miércoles 21 de junio de 1916 era día de mercado en la capital, luego había más ajetreo que de costumbre. Aunque esta vez el asombro colgaba del cielo. «¡Un globo!», debió advertir algún paisano ojoplático. Volaba sobre las cabezas de los vitorianos el 'Celes', uno de los cuatro que trajo la Unidad de Aerostación de Campaña de Guadalajara al aeródromo de Lacua para realizar vuelos de prácticas sobre la Llanada Alavesa. Los 140 oficiales e ingenieros del grupo tenían como misión orientarse desde el espacio, leer mapas aéreos, levantar croquis del terreno y obtener fotografías.

El aerostato que llamó la atención en la ciudad -en la foto, en Lacua- dejó caer tres sacos de lastre cerca de la Catedral de Santa María antes de perderse por Opacua. Al día siguiente, después de ascender hasta los 1.750 metros, tomó tierra en Santa Cruz en otra maniobra militar, esta fotográfica. También las hubo de exhibición, como la del 'Gordejuela', globo cautivo -sujeto al suelo-, ante numeroso público en el paseo de Cervantes. La unidad aerostática permaneció doce días en Vitoria, algunos de ellos no exentos de pequeños contratiempos por el viento.