Una escuela de música y de vida

Cuando echaron a andar eran un conservatorio, pero ahora su misión es otra. «Nosotros lo que intentamos es que nuestros alumnos tengan una vivencia completa de la música». Más alla de un título, lo importante para Pedro Basterra es «ayudarles a encontrar su lugar en este mundo».

Con ese espíritu buscan marcar la diferencia, gracias a «la implicación del profesorado» por dar una atención «lo más personal posible». Y así lo han conseguido con alumnos tan notables como el director de orquesta, Diego Martín.

«Nuestro interés es sacarles a tocar a todos los sitios que se pueda, que no se quede solo en un acto interno». Recibieron el premio Guk por su primer intercambio con alumnos italianos, pero ahí no quedó la cosa. «En 2018 fuimos a Turín a la Feria del Slow Food y coincidimos con grupos de toda Europa.

Eso para los chavales es muy enriquecedor». Si bien es cierto que la pandemia ha hecho mella en las matrículas, Basterra afronta este curso como el de la recuperación y los nuevos proyectos. «Este año queremos poner en valor el patrimonio natural de Amurrio saliendo a tocar a lugares históricos del pueblo».

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