1957
A finales de los 50, cuando agosto llegaba a su término y callaban los ecos de las fiestas en honor a la Virgen Blanca, Vitoria se sumergió varios años en celebraciones que se conocían como la 'Quincena Comercial'. En realidad eran más de quince días ... de sorteos, verbenas, actos religiosos, concursos, actuaciones musicales, competiciones deportivas y festejos taurinos organizados y patrocinados por instituciones, empresas, comercios y particulares. La segunda edición de la campaña promocional, la de 1957, empezó el 26 de agosto y se prolongó hasta el 15 de septiembre. Entre decenas y decenas de reclamos se llegaron a rifar una DKW, un dormitorio, un comedor y una cocina equipada con sus electrodomésticos. Tentar a la suerte era tan sencillo como hacer una compra por valor de diez pesetas en alguno de los muchos establecimientos adheridos a la iniciativa y recibir a cambio un boleto. Luego, el bombo hacía el resto.
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A diario, la plaza de España, engalanada y con megafonía recién estrenada, competía en afluencia de público con el primer descenso de Celedón celebrado aquel 4 de agosto. Las pruebas deportivas tenían su afición y muy en particular, las ciclistas. Fueron cuatro las carreras programadas. La última, el jueves 13, citó a menores de 16 años para pedalear por un curioso recorrido urbano. 36 chavales dieron seis vueltas a un itinerario alrededor de Los Arquillos: Olaguíbel, Resbaladero, San Francisco, San Vicente, escaleras de San Bartolomé (en la foto), también conocidas como de las Covachas o de Villa Suso; plaza del Machete, San Miguel, Mateo de Moraza, cuesta del Banco de España y Olaguíbel. Ganó Ignacio Aberásturi.
1911
«Es Añes un pueblecito insignificante por su vecindario; lo es, también, por su carencia de monumentos y hasta por su privativa historia, pero este lugar de la provincia de Álava contiene al suelo nativo de un paisano nuestro, don Raimundo de Udaeta, que, peregrinando por tierras americanas y trabajando con el sudor de su rostro, logró conquistar una fortuna que en la madurez de su vida sirvió, a él y a su distinguida señora, de justa compensación a tanto sinsabor y sacrificio». Es Añes un pueblecito del valle de Ayala que se hizo noticia de portada en el periódico 'La Libertad' por la inauguración de su escuela y la rehabilitación de la iglesia de San Vicente el 20 de agosto de 1911. Resultó ser día grande en la recóndita aldea alavesa beneficiaria del legado que dejó su vecino, comerciante y empresario nacido en 1817 y fallecido en Málaga en 1905, cuyas últimas voluntades respetó su viuda y tomaron forma con ambas edificaciones. La argentina Leonor Rambaud destinó parte de los dineros de su finado esposo Raimundo a sufragar dos obras benéficas que fueron encargadas a los mejores arquitectos. Julián de Apráiz y Javier Luque trabajaron entonces en un remoto lugar de Álava al que se accedía a caballo antes de iniciar la construcción de la nueva catedral de Vitoria. En Añes levantaron una coqueta escuela para veinte alumnos -cuatro procedían del cercano Lejarzo- y restauraron la parroquia. Todo un lujo al que asistió el vecindario con la ropa de los domingos (en la foto).
1974
Como 'nunca llueve a gusto de todos', muchos vitorianos tampoco entendieron el porqué de la poda en enero de 1974 del hermoso arbolado que jalonaba el popularmente conocido como 'paseo del cuarto de hora', también del Marqués de Urquijo y ahora de la Universidad. Y así se le llamaba por los quince minutos que se empleaban (y se emplean) en recorrerlo a pie de un extremo a otro, de Corazonistas a Heraclio Fournier, en paralelo al ferrocarril. Aquellos días de invierno, empleados de Parques y Jardines del Ayuntamiento desmocharon decenas de frondosos plátanos híbridos en una faena que llamó la atención de paseantes y mereció una primera reseña en EL CORREO por las quejas recibidas. «Poda radical» llevó por título la breve noticia acompañada por esta misma fotografía. Desde el servicio municipal se alegó que algunos ejemplares estaban enfermos y que el corte de ramas era la única manera de facilitar su recuperación y salvar la madera. No convencieron las explicaciones y los más ofendidos por la intervención remitieron tres escritos de denuncia al periódico. «Atentado contra la naturaleza», «injustificable», «no estaban enfermos» y «no solo de lo maderable (materia) vive el hombre» fueron algunos de los términos empleados por aquellos ecologistas. Al Ayuntamiento, que acababa de estrenar Corporación, no le quedó otra que salir a la palestra y comprometerse en lo sucesivo a «atender y cuidar los parques y zonas verdes» de una ciudad que con los años se hizo 'Green Capital'.
1960
Del barrio de Santa Isabel, que se extendía desde la calle Chiquita hasta el campo de Arriaga, ya nada queda absorbido por el de Zaramaga. Si acaso, el cementerio del mismo nombre inaugurado en 1808, la capilla sin culto aneja y la nostalgia de quienes vivieron en él o transitaron entre sus callejuelas, casas, marmolerías y curtidurías de insoportable olor antes de su reordenación a partir de 1960. El 8 de junio de hace 62 años, el Ayuntamiento de Vitoria acordó denominar calle de Santa Isabel al camino que hasta entonces llevaba de portal de Arriaga hasta el camposanto. El retratista urbano Santiago Arina captó la fotografía el 16 de mayo de 1957 cuando empezaba a tomar forma en los despachos de la Alcaldía la transformación urbanística de este extrarradio al norte de la ciudad. Si no fuera por que al fondo de la imagen se eleva imponente la característica torre de la Catedral de Santa María, nadie diría que esto es Vitoria, mejor dicho, fue Vitoria, la Vitoria con inconfundible estampa de aldea grande. El original barrio de Santa Isabel era antiquísimo. Algunas referencias históricas apuntan a que ya existía en el siglo XIII, aunque no recibió denominación oficial hasta el año 1805. Hubo en él una ermita a la que acudía el Ayuntamiento en rogativas cada 2 de julio, en fechas posteriores al XVI, para agradecer a la santa el haber librado a la ciudad del azote de la peste. Aquel templo que acabó en ruinas dejó espacio a la actual capilla, abierta a la feligresía en 1849 y hoy abandonada.
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