1972
El patio de colegio San Viator de Vitoria se convirtió durante dos días de 1972 en un reducido aeropuerto en el que despegaron y aterrizaron pequeños aeroplanos. Pilotos y técnicos, de ahí el casco y el buzo del que aparece en la foto, se dieron ... cita con sus modelos los días 28 y 29 de abril de ese año para disputar el II trofeo San Prudencio de Aeromodelismo que reunió a participantes de Burgos, Gipuzkoa, Logroño, Navarra, Santander y Álava, con las ausencias de Soria y Bizkaia. En la categoría de «mayores» se impusieron Alejandro Luis Calvo y Ramón Amelibia, de Vitoria, mientras que fueron subcampeones Eddi Edward y Artemio Escudero, de San Sebastián. En juveniles, se impusieron L. M. Alonso Urbina y Javier Eguíluz Alarcón, de Vitoria. El trofeo, además, tuvo diferentes modalidades con sus respectivos campeones. En acrobacia venció R. Amelibia, de Vitoria, en maquetas lo hizo A. Marauri, de Logroño, por su modelo 'Curtis', y en juveniles, L. M. Alonso, de Vitoria, por su maqueta 'Bucicer'. En combate ganó Javier Eguíluz Alarcón, en juveniles, y Alejandro Luis Calvo, en mayores. Las avionetas sin tripulación se hicieron hueco en un barrio en construcción. En la instantánea se aprecia un bloque de la calle Bolivia en obras y casi terminados los de la calles Argentina y Ecuador. Al fondo, los Montes de Vitoria.
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1948
La Plaza de Toros de Vitoria se llenó por completo el 18 de julio de 1948 en una jornada taurina que comenzó y terminó con el desfile de cuadrillas y bandas de música por la calle Dato para volver a la plaza de España. Manolas y toreros posaron antes de la corrida y sobre la arena sobresalieron los novilleros bilbaínos Samuel Ugalde y Paquito Ruiz, con el primer y segundo becerro, aunque tuvieron que conformarse con la ovación. Sin embargo, la lidia del tercero «fue la más desafortunada, para desgracia de los mirandeses, cuya cuadrilla intervino en este momento», recoge la crónica taurina del día. El matador 'Olleros' acumuló tropezones, demostró «poca habilidad en mover la capa y la muleta» y menos aún con el estoque. «Para colmo de males, el mirandés, al poner las banderillas, se clavó una en la pierna», por lo que tuvo que ser trasladado a la enfermería. «El accidente repercutió en el público y en varios tendidos hubo desmayos». En el cuarto becerro se lanzó al ruedo un espontáneo y mientras trataban de sacarlo «el bicho se lanzó dentro del callejón». Mejor faena firmó Luis Álvarez 'Cañí', también Presita fue muy aplaudido y algún destello tuvo el matador Tomás Ocáriz. El último en aparecer fue 'el Empastre Vtoriano' que confirmó su maestría con éxito y superioridad tras tomar la alternativa en la misma fiesta del año anterior.
1964
La rutina de los alumnos de las Escuelas Diocesanas de Nieves Cano se rompió por completo el martes 26 de mayo de 1964 con un simulacro de evacuación. En el despacho del director del centro, Pedro Ortiz de Zúñiga, sonaron las alarmas y este informó a los profesores de que un cortocircuito había producido un incendio en la sala de máquinas de la planta baja. «Con orden y serenidad», los profesores ordenaron el desalojo y la mayor parte de los alumnos se congregaron en el patio de deportes, salvo una treintena de niños que quedaron bloqueados en la primera planta. La lucha contra el fuego no daba resultado y la dirección avisó al servicio de incendios y a protección civil que comenzó la evacuación. Transeúntes curiosos se apostaron en los jardines cercanos para no perderse ni un movimiento del operativo de emergencias y también de los propios chavales que se arremolinaron en la barandilla del primer piso antes de lanzarse al vacío. Arriba, un bombero marcaba el ritmo de los saltos. Abajo, junto a la fachada, otros agentes, con sus uniformes y cascos de trabajo, junto a otros miembros del servicio de emergencias, hasta sumar la veintena de hombres, tensaban una lona para que los estudiantes se fueran tirando. Otra lona en forma de tubo servía también para abandonar el edificio. Al final, el simulacro fue un día especial.
1927
La tranquilidad de la Vitoria de los años 20 del pasado siglo se vio alterada el 23 de septiembre de 1927 por dos motivos. Ese día, llegó a la Diputación el general Miguel Primo de Rivera, que en esa fecha era presidente del Consejo de Ministros, para asistir a la recepción organizada con motivo de la inauguración del ramal Vitoria-Estella del Ferrocarril Vasco Navarro. Tanto la visita como el estreno del 'trenico' tuvieron «gran concurrencia». Procedente de San Sebastián, Primo de Rivera llegó a Vitoria a mediodía y tras los actos institucionales visitó «los cuarteles y la iglesia de San Francisco, mostrándose partidario de su derribo, conforme con los deseos de la población, a los que se opone la Comisión de Monumentos de Álava, por entender que se trata de un edificio de valor histórico», recogen las crónicas. El jefe del Gobierno, que era Marqués de Estella, fue obsequiado con un banquete en el nuevo teatro, al que asistieron 150 comensales. Tras ello, marchó a la estación del Vasco Navarro, donde tomó el primer tren, que había bendecido el obispo Zacarías Martínez. El convoy, muy engalanado, partió con cuatro coches y dos breaks, ocupados por el jefe del Gobierno y las autoridades. Muchas personas «guardaron fiesta» para ver partir la caravana desde la estación del Norte hasta «las Neveras».
1988
A las fiestas de La Blanca de 1988 les faltó uno de sus componentes esenciales, las barracas. Los feriantes acudieron como los quince años anteriores a la subasta de suelo, pero un enfrentamiento entre antiguos y nuevos barraqueros hizo que se suspendiera varias veces. A finales de julio se volvió a celebrar el acto, con unas vallas de seguridad instaladas y sin altercados graves. Sin embargo, sí se produjeron abucheos, silbidos y protestas airadas contra la mesa municipal por la ampliación del recinto ferial para dar cabida a más atracciones. La última reunión tuvo lugar el 1 de agosto. Una comisión formada por representantes de los barraqueros y los blusas vio rechazada su última proposición. Los feriantes pedían el traslado de los karts contratados por el Ayuntamiento a otra zona y solicitaban instalar sus barracas en Mendizabala. Como no vieron aceptadas sus peticiones, a tres días del txupinazo abandonaron las campas de Salburúa donde habían estado esperando todo el fin de semana con sus camiones y aparatos. A partir del día 5, y sólo en horario diurno, la zona del Monte de la Tortilla acogió un parque infantil alternativo, que costó 3 millones de pesetas, con un circuito de karts, hinchables, búfalos mecánicos, un gusano móvil, un laberinto y un castillo con pelotas gigantes que no convenció a los vitorianos. A pesar de ello, el Consistorio barajaba el día 11 de agosto construir para las próximas fiestas unos parques infantiles que sustituyeran a las tradicionales barracas.
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