«Que 5.000 menores estén desprotegidos en Canarias es vergonzoso»

- En su libro reflexiona sobre cómo podría ser el mundo en 2045. No es optimista.

- Es una fecha suficientemente próxima para que el mundo se parezca algo al de hoy, pero también a lo que imaginamos como futuro. Planteo si habrá una dictadura generacional donde nos gobernará un ejército de jóvenes con mentalidad de viejos, si soportaremos un estancamiento sociológico por falta de innovación humana o si se habrán impuesto las políticas de odio.

- ¿Lo dice porque cree que estamos viviendo un retroceso?

- Sólo tenemos que mirar a Trump. Difícilmente se puede pensar hasta ahora en un dirigente que, como él, en sólo siete días de Gobierno se haya planteado tantas violaciones de derechos humanos.

- Explíquese.

- Ha hablado, entre otras cosas, del fin del derecho de asilo, de sellar la frontera, de acabar con la nacionalidad por nacimiento, del portazo a los refugiados, de deportaciones o de recuperar la pena de muerte por delitos federales.

- La lista es larga.

- Son anuncios muy preocupantes que van a requerir un esfuerzo colectivo enorme para controlarlos. Y es que toda esta política contra los inmigrantes es una nueva forma de decir lo mismo que propagaba el nazismo: que hay seres humanos más humanos que otros, que podemos deshumanizarlos tanto porque, en realidad, no son como nosotros, y eso es lo más peligroso de todo.

- Su influencia se extiende más allá de Estados Unidos, porque también ha anunciado que quiere «limpiar» Gaza con el envío de 1,5 millones de palestinos a Egipto y Jordania.

- Gaza es otro de los puntos más calientes del planeta y que acabe ese genocidio es un reto acuciante. Pero eso que propone Trump, un desplazamiento masivo involuntario de la población, se llama crimen de guerra y podría ser llevado a la Corte Penal Internacional. Esperamos que eso no se confirme y, ante todo, debemos luchar por mantener el sistema que, con sus deficiencias nos ha llevado a tantos años de paz.

- En España, uno de los asuntos que más preocupa es el reparto de menores migrantes que llegan a Canarias. Usted que ha visitado la zona, ¿cómo describe esa situación?

- Hay una sobresaturación de los centros de menores, falta de recursos, descoordinación entre instituciones. Es realmente preocupante, vergonzoso e insólito que el Gobierno de España, con sus autonomías, no sea capaz de proteger a más de 5.000 menores. El Gobierno vasco, por ejemplo, sí tuvo una iniciativa con el Canario y el resto de autonomías debería tomar ejemplo.

- Pero... ¿por qué no han asumido ya esas competencias?

- Uno llega a pensar que la razón es que son negros. Porque, cuando no lo son, se pueden distribuir sin problema. España ha acogido a casi 300.000 refugiados ucranianos y no ha habido ningún problema. Si no es por eso, no encuentro otra explicación, a parte de que se utiliza la migración como una herramienta política sin tener en cuenta los derechos de los niños.