4.800 euros de multa por tener sexo en un coche parado en un carril de la AP-68

La mañana del domingo 31 de marzo, los operadores del 112 atendieron tres llamadas de conductores en ruta dirección Zaragoza. A la altura de Ribabellosa sortearon un Ford Focus varado en el carril izquierdo de una curva. Aún era noche cerrada y el auto sólo marcaba su irregular posición con las luces de emergencia. Ni rastro de los triángulos reglamentarios.

Tan mal lo vio la primera patrulla de la Ertzaintza que acudió al punto que, pese a llegar a la otra calzada, cruzaron la mediana a pie y señalizaron la posición antes de que fuera tarde. Llamaron con los nudillos a la ventanilla del conductor. Nadie respondió. El cristal estaba empañado. Cuando el uniformado abrió la puerta, sorprendió a una pareja en pleno frenesí. «Ella estaba encima y él, sentado en el asiento del conductor», manifestó en el juicio.

He aquí el otro quid de tan sorprendente caso. ¿Quién condujo?Los agentes dijeron que él, «porque así nos lo admitió». Cuanto el etilómetro chivó su exceso de alcohol en sangre, los acusados cambiaron la versión. «Embarazada de cuatro meses», ella contó que, tras una noche de fiesta en la localidad vizcaína de Lemoa, se pasó el desvío a Vitoria, donde ambos residen.Continuó hasta quedarse sin gasolina.

En palabras del ahora condenado, «el coche empezó a dar fallos y se paró. No sabíamos dónde estábamos. Mi chica no se atrevió a salir, pusimos las luces de emergencia y llamamos a su madre para que nos trajera gasolina... y pasó lo que pasó», describió. Este joven, pese a que aún no ha cumplido los 23 años, acumula cinco sentencias firmes por conducir bajo la influencia del alcohol o sin carné. Lo tiene retirado desde hace meses. De ahí que la Fiscalía pidiera 27 meses de prisión para él.

La titular del juzgado, sin embargo, entiende que faltan pruebas contundentes para recluirle en Zaballa. «No se ha podido determinar quién de los dos condujo el vehículo», reza el fallo, que no ahorra calificativos en reprobar la temeridad de la joven pareja. «Causaron una situación real de riesgo para los usuarios de la vía».

La primera llamada fue a las 6.17 horas, los ertzainas llegaron 23 minutos después. «Tuvieron tiempo suficiente para señalizar adecuadamente el vehículo parado en un lugar inapropiado, en vez de llamar a emergencias optaron por su madre y tuvieron tiempo de practicar sexo en el interior del vehículo», afea la resolución judicial.

«Pusieron en peligro a otros conductores y a ellos mismos. A los cinco minutos de moverles el coche al arcén, pasaron un autobús y un todoterreno a la par», desveló uno de los ertzainas intervinientes.

En la vista oral, el condenado adujo que se quedó dentro del Ford Focus «porque no podía moverme». Se supone que por la ingesta de alcohol. «Cuando abrimos la puerta del conductor ya se notaba el olor», contó otro policía. «Ella pasó al asiento del copiloto. Él me dijo que venía conduciendo. Cuando le pedí mover el coche, intentó arrancarlo sin éxito. Bajó a ayudarnos a llevarlo al arcén, pero casi no podía ni tenerse en pie. No nos reconocía pese a llevar uniformes», puntualizó.

«Tras dar positivo, cambió su versión», coincidieron los agentes. El etilómetro escaló hasta los 0,87 miligramos de alcohol por litro de aire espirado. Ahí, «se rió y gritó que no le habíamos visto conducir, que tendríamos que demostrarlo».