Más de 30.000 trabajadores alaveses tienen pendiente la actualización de sus convenios

A los 23.411 empleados que ya tenían prorrogados o decaídos sus acuerdos con la patronal en Álava según los datos a finales de 2023, el órgano laboral estima que se incorporarán otros 7.400 empleados a los que les caducó el pasado 31 de diciembre. Según las cifras del CRL, el año pasado se cerró con 85 convenios pendientes de renovar a los que ahora se suman otros 36.

Entre los más importantes a negociar en el territorio, el consejo laboral es rotundo: está sin resolver la actualización del convenio de hostelería –5.000 trabajadores del territorio se rigen por este documento en Álava– y este año el convenio más importante a renovar es el de la construcción alavesa, que afecta a 3.000 personas. Pese a todo ello, fuentes del ente laboral constatan que en los últimos años se ha dado «un avance» en la negociación colectiva. Algo que también apuntan los sindicatos y la patronal, aunque cada uno con sus matices.

Por un lado están los empresarios. Portavoces de SEA no dudan en hablar de «buena salud y paz social» cuando se les cuestiona por la negociación colectiva y destacan el avance, que ha hecho cerrar el 2023 con «prácticamente todos los convenios sectoriales de ámbito provincial vigentes».

La patronal hace hincapié en algunos de los logros conseguidos el año pasado, donde destaca en un lugar preferente el del metal alavés. Es el que afecta a más trabajadores en Álava –algo estrechamente ligado a la propia economía en el territorio– y en esta ocasión cuenta con el plácet de una mayoría sindical por primera vez «desde hace más de 25 años».

A pesar de todo ello, los portavoces de la patronal no ocultan su malestar por los «intentos del sindicato ELA por boicotear la negociación colectiva», «infructuosos» a ojos de los empresarios alaveses. Ese malestar empresarial con la central de Mitxel Lakuntza es recíproco. Pello Igeregi, responsable de negociación colectiva del sindicato, señala a SEA como la «patronal más autoritaria» y admite que la organización empresarial es «con la que peor relación tenemos» en comparación con los otros dos territorios vascos.

Igeregi cree que el menor peso de su central en Álava afecta a las condiciones de los trabajadores. «Hay otra correlación de fuerzas y de ganas de hacer huelgas» que, desde su punto de vista, es una de las causas de que «las condiciones sean peores» en los convenios alaveses. El sindicato nacionalista considera que en esta provincia la patronal es «más proclive a firmar convenios en minoría» y eso conduce a acuerdos «con UGT y Comisiones Obreras», menos ambiciosos en su opinión. «Tenemos que ver qué se puede hacer para que haya un mayor número de huelgas», argumenta Igeregi.

Daniel González, responsable de Política Sindical de UGT, constata que «la realidad de la negociación colectiva ha mejorado» tras unos años de «bloqueo terrible» que «estaba generando una flagrante pérdida de poder adquisitivo». «Los agentes sociales nos hemos puesto las pilas», afirma. Como botón de muestra, González destaca convenios como el del metal o el de transporte de mercancías, que, asegura, involucraba «a 6.000 personas».

El sindicalista de UGT opina que la reforma laboral ha tenido mucha influencia porque «ha vuelto a fijar un equilibrio de las relaciones laborales». A partir de ahí, su sindicato ha tirado de nuevas fórmulas: «cláusulas de revisión salarial y otras soluciones a la pérdida de poder adquisitivo». «Se ha analizado cada casuística», afirma. Y ante las críticas de ELA responde que «no hemos regalado la firma de ningún convenio» y recuerda que «la negociación colectiva tiene por fin llegar al acuerdo; la huelga no es un fin en sí mismo».

Aunque la negociación colectiva ha evolucionado –en 2021 eran más de 50.000 los alaveses con condiciones de trabajo 'caducadas'–, los incrementos salariales se siguen considerando un debe en el mercado laboral del territorio. Los convenios que rigen a los trabajadores alaveses tienen, de media, la menor subida de Euskadi: el 2,96%.

Según las cifras del CRL, Álava es, además, la provincia en la que más descendió la conflictividad el pasado año. Se convocaron un 40,4% menos de huelgas que en 2022 y cayeron las jornadas no trabajadas en más de un 60%.