«Con 250.000 vecinos, Vitoria podría aspirar a ser una potencia creadora»

– En el canal de Youtube de su institución, hay un vídeo que acumula más de tres millones de visualizaciones sobre... Mesopotamia. Es la mejor nuestra de que la cultura interesa. Ymucho.

– La cultura la necesitamos para respirar, para vivir. Evidentemente, ante todo está la salud, la alimentación... pero conocer, saber también es una necesidad vital. Y es buenísimo que la gente tenga curiosidad, lea, se forme, escuche. Por eso me parece que es muy necesario que las instituciones fomenten la cultura, la faciliten y la valoren. Necesitamos respirar en el saber.

– Pero, en este momento, ¿las instituciones alavesas, vitorianas, vascas hacen lo suficiente por la cultura?

– Creo que sí, pero siempre se puede hacer y hay que hacer más. Eso es evidente. Yo no me puedo meter en el pellejo de un responsable público que tiene diversas prioridades y hay que ver cuáles son las más acuciantes.

– Sin embargo, dejando a un lado la salud, la educación... ¿Tiene la percepción de que se tiende a anteponer la inversión en lo tecnológico ante lo humanístico?

– Sí. Y esto es algo que me algo súper interesante, porque creo que hay un peligro hoy en día en formar a un 'homo habilis', una persona con capacidades, con habilidades, con tecnologías y yo creo que eso es necesario, pero necesitamos primero, desarrollar un 'homo sapiens', una persona que tiene conocimientos, capacidad reflexiva, espíritu crítico y para eso tenemos que crear un ambiente, un caldo de cultivo donde valoremos mucho el saber. Necesitamos una sociedad que piense y más ahora, que vienen tiempos difíciles, en los que los recursos también son más limitados y tenemos que ver cómo emplearlos mejor.

– Hubo un momento, no tan lejano, en que Vitoria mimaba las humanidades, las artes...

– Vitoria tiene 250.000 habitantes. Yo pienso a veces que, en 1400, Florencia tenía 150.000 habitantes y era una potencia creadora enorme, enorme. Con 250.000 vecinos, Vitoria podría ser una potencia creadora. A lo mejor bien gestionada, pues se podrían hacer maravillas aquí. Por eso necesitamos una sociedad, una ciudadanía que está muy bien formada. Y por eso es importante cuidar la educación, generar un ambiente cultural.

– ¿Qué cree que sería necesario para aspirar a ser esa potencia cultural?

– Sobre todo, personas muy, muy, muy bien formadas. Eso solo se lograría con un gran pacto ciudadano, con un gran compromiso ciudadano, donde las instituciones empujen y donde todos compartan esa ilusión. No es algo sencillo, pero creo que podría alcanzarse, algo muy bonito. Estoy convencido de que, si se lo propone, si se alcanzara ese gran pacto, Vitoria podría hacer cosas muy grandes.

– Entre las muchísimas actividades que programa raíces de Europa a lo largo del año se encuentra el programa de Ermitaraba. ¿Somos conscientes del enorme patrimonio que tenemos los alaveses?

– No del todo, no. Tenemos un patrimonio riquísimo en Álava. Entre ermitas, iglesias, más de 400. Desde luego, en ellas hay muchas maravillas de la creación artística. Tenemos joyas, piezas muy hermosas del románico, del gótico, del renacimiento, del barroco que nuestros antepasados sacaron adelante. Ahí está nuestra historia, que muchas veces desconocemos. Y ahí tenemos una asignatura pendiente.

– Y es difícil cuidar y proteger lo que no se termina de conocer bien. ¿Se destinan los suficientes recursos a salvaguardar todo ese patrimonio?

– Pues no. Es cierto que lo que no se conoce, no se ama. Y aquí tenemos un patrimonio amplísimo. Son obras que muchas de ellas ahora mismo están en desuso porque, en la mayoría de esos templos el culto es muy puntual. Por eso cuidarlas también requiere de una especie de pacto ciudadano.

– Es incuestionable que la sociedad está cada vez más despegada de la religión. A su juicio, ¿esto también ha conllevado una pérdida de sensibilidad hacia un patrimonio que es religioso pero que trasciende lo religioso?

– Sin duda. No puede ser que la secularización de la sociedad nos empobrezca. Hace poco hablaba con unos japoneses y me decían que allí está bastante en auge el estudio de la teología cristiana. ¿Por qué? Porque viajan mucho a Europa y quieren comprender también con profundidad esa creación artística, que en el mundo occidental ha tenido un origen religioso. Sin embargo, muchos de nosotros, como lo tenemos tan cerca, no lo valoramos y es una pena.

– Uno de los proyectos más ilusionantes que ha emprendido Raíces de Europa en los últimos años, fue el encargo a Antonio López del Cristo para la Catedral Nueva. ¿Cómo marcha ese encargo?

– Eso fue un sueño muy bonito. Antonio López es uno de los grandes creadores del siglo XX y del XXI. Es una persona que tiene una sensibilidad, una capacidad enorme, una vitalidad altísima para su edad. Hasta ahora no se había embarcado en un proyecto religioso, por eso su obra aquí sería tan excepcional.

– Pero ese proyecto, ¿sigue adelante?

– Sigue. Él está trabajando en él y el mero hecho de que esté embarcado en este proyecto ya es un orgullo para Vitoria y ojalá lo llegue a materializar. Desde Raíces de Europa estamos haciendo todo lo posible para que así sea.

– Además de una inmensa labor cultural, Raíces de Europa hace un trabajo, quizás menos visible, por la convivencia. ¿Cómo ve a la ciudad en este aspecto?

–Hay inseguridades, hay temores, a veces hay situaciones de violencia, hay robos. La convivencia es un reto bestial y absolutamente necesario. Una buena convivencia significa enriquecimiento personal. Y esto lo necesitamos tanto en Vitoria como en toda Europa, necesitamos saber mirar, vivir con una actitud de una actitud socrática.