El equipo de Arkaitz Carracedo es uno de los 19 que conforman el CIC BioGune. Fotos: Yvonne Iturgaiz

230 investigadores hacen frente en Euskadi al cáncer y las enfermedades raras

Trabajan trabajan en el Cic BioGune, el centro de biotecnología de vanguardia situado en el Parque Tecnológico de Bizkaia

Domingo, 2 de junio 2024, 00:18

En uno de los laboratorios del Centro de Investigación BioGune (CIC BioGune) tienen unas células que llevan 70 años multiplicándose sin parar. Tanto que en solo tres días desbordan las placas donde se encuentran. Se llaman 'HeLa' porque le fueron extraídas en 1951 a una mujer afroamericana llamada Henrietta Lacks. Cuando tenía 31 años, acudió al hospital por un extraño sangrado vaginal. Se le diagnosticó cáncer de cuello de útero y los médicos le extrajeron una muestra para analizarla. Uno de aquellos galenos llevaba un tiempo intentando cultivar biopsias de tumores, pero todas las células morían. Las de Henrietta Lacks no. Se duplicaban una y otra vez, y lo siguen haciendo, ayudando con ello a los científicos a indagar en el genoma humano, a desarrollar la vacuna de la polio o a investigar en los mecanismos que hacen que las células cancerosas sean inmortales.

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En otro edificio se encuentra «el mejor laboratorio del sur de Europa en Resonancia Magnética Nuclear» gracias a un espectrómetro que ha costado 5 millones de euros. Un espectrómetro es una especie de lupa para ver a nivel atómico que se utiliza, por ejemplo, para diseñar nuevos fármacos.

A unos centenares de metros, en un planta aislada, se ubica un laboratorio de nivel 3 –el máximo es 4; en ellos se investiga el virus del ébola, por ejemplo– en el que se estudian enfermedades priónicas como el Creutzfeldt-Jakob. Estas patologías se producen cuando unas proteínas se pliegan mal y provocan con ello un daño irreversible en el sistema nervioso hasta causar la muerte. No tienen ni cura ni tratamiento.

Proteínas 'tunneadas'

Emplazado en el Parque Tecnológico de Bizkaia, el CIC Biogune forma parte del Basque Research & Technology Alliance (BRTA), una alianza formada por 4 centros de investigación colaborativa (CIC BioGune, CIC nanoGune, CIC biomaGune y CIC energiGune) y 13 tecnológicos. Inaugurado en enero de 2005, su objetivo es «promover el desarrollo de la biotecnología en Euskadi desde la investigación más fundamental y lograr un impacto en la salud humana», explica su director, José María Mato.

«Investigamos la vida desde el nivel molecular hasta llegar al nivel de los animales, tanto en la salud como en la enfermedad. Las proteínas se pueden 'tunear' como los coches. Cambiamos su estructura para cambiar sus funciones. Trabajamos también con virus y los utilizamos como una especie de autobús para poder ver cómo infectan a las células… El objetivo es obtener conocimiento y aplicarlo a la tecnología y la medicina en enfermedades metabólicas, obesidad, cáncer, patologías raras…», añade Arkaitz Carracedo, uno de los líderes de los 19 grandes grupos de investigación que conforman una plantilla que supera los 230 miembros. Hay microbiólogos, matemáticos, especialistas en inmunología... «Todos estos grupos tienen sus propias preguntas, sus líneas de trabajo, pero tratamos de crear sinergias, de colaborar», subraya.

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Carracedo (Barakaldo, 1979) encabeza un grupo de 25 científicos cuyo trabajo se centra en el cáncer. En concreto, en estudiar «el metabolismo de las células tumorales, qué herramientas utilizan para crecer, moverse, quedar en estado durmiente y despertar después, cómo se alimentan y cómo utilizan los nutrientes para hacer que otras células trabajen para ellas. Hasta el 50% de las células de los tumores no son cancerígenas», asegura. Uno de los grandes misterios de esta enfermedad que en realidad son más de 200 diferentes es cómo logran las células cancerosas que el sistema inmune no las ataque. Nuestras defensas, por lo general muy eficientes, saben que los tumores están ahí, pero de alguna manera son manipuladas para dejarlos intactos. Su principal característica, al margen de ser capaces de engañar al sistema inmunitario, es que son inmortales. Frente a una célula normal, que puede dividirse, si lo hace, cada 24 horas, las cancerígenas lo hacen cada tres horas, como si fueran a cámara rápida.

El científico vizcaíno estudió en su tesis doctoral como el THC, el principal componente de la marihuana, es capaz de matar las células cancerígenas y dejar intactas las sanas. «Por eso se analiza su posible combinación con la quimioterapia», afirma. Tras pasar varios años en dos destacados centros de investigación estadounidenses –el Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York y el Beth Israel Deaconess Medical Center de la Universidad de Harvard– regresó a Euskadi en 2010. Desde entonces forma parte del CIC Biogune.

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El laboratorio 801

Su laboratorio es el 801. En sus pasillos se ven neveras que albergan todo tipo de muestras y máquinas muy sofisticadas. Una es un termociclador, el término científico para referirse a un dispositivo que hace PCRs, una técnica muy utilizada por los científicos al margen del covid –de hecho, durante la pandemia el centro se ofreció a Osakidetza para realizar este tipo de pruebas–. Otra es un 'shaker' ('agitador'), un aparato que contiene tubos con bacterias a 37 grados de temperatura para que crezcan y las agita –de ahí el nombre– para oxigenarlas. En otra extraen muestras de ARN más rápido de lo que podría hacerlo cualquier técnico.

Amaia Ercilla es la encargada de trabajar con el microscopio de fluorescencia,

Unos de los aparatos más avanzados es un microscopio de fluorescencia. Costó 125.000 euros y no solo puede hacer análisis muy complejos de las características de las células, sino que es capaz de aprender gracias a la inteligencia artificial. De ella se ocupa Amaia Ercilla, una prometedora biotecnóloga dentro del grupo de Carracedo que en el futuro espera abrir una línea de investigación propia. Tras estudiar en Cataluña, hizo el doctorado en Copenhague, de donde se trajo esta técnica. Su área de investigación es la homeostasis del genoma. Esta oscura terminología hace referencia a una cuestión de biología básica: las células se copian y se dividen. Es lo que nos hace crecer durante la niñez y la adolescencia, y lo que permite a nuestro cuerpo curar una herida. Sin este proceso, de hecho, no existiriamos. Pero en ese mecanismo fundamental para la vida acaban produciéndose errores. Pese a que las células tienen herramientas para detectarlos y corregirlos, en ocasiones fallan y pueden desembocar en enfermedades como el cáncer. «Este microscopio da una idea más general de lo que sucede en las células», explica Ercilla.

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¿El futuro? «Nos centraremos en la prevención de las enfermedades y en el envejecimiento saludable. Se calcula que una de cada tres personas en Euskadi en 2050 superará los 65 años. Se trata de acortar los años en los que ya no somos independientes. Será tan importante como la lucha contra el cambio climático», concluye José María Mato.

Óscar Millet, Jesús Jiménez Barbero y José María Mato. M. SALGUERO

Un medicamento contra la porfiria

Uno de los grandes logros del centro en sus casi 20 años de vida ha sido el desarrollo de un medicamento contra la porfiria . Conocida también como la enfermedad de Günther por ser este quien la describió en 1911, es una enfermedad ultrarrara que apenas afecta a un centenar de personas en todo el mundo y está causada por una deficiencia congénita en una enzima relacionada con la producción de glóbulos rojos. Las consecuencias son muy visibles: la piel se infecta y puede provocar la pérdida de órganos y extremidades; en la cara, se desfigura y se pierden los huesos y cartílagos. El investigador Óscar Millet comenzó a estudiar esta patología en 2006. Descubrió que el principio activo del 'ciclopirox', una pomada que se utiliza como antifungicida para las uñas de pies y manos, era efectiva contra la más común de las siete variantes de esta enfermedad. Ante los buenos resultados, en 2016 se creó una empresa llamada ATLAS Molecular Pharma. El medicamento fue aprobado para ensayos en humanos en 2022. «Siendo optimista, si funciona, podría estar disponible en 20072, augura Mato.

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