NATXO ARTUNDO
Sábado, 17 de junio 2017, 00:33
Elisa Rueda (Markina, 1959) difunde la lengua vasca en su actividad profesional como profesora de euskera en el instituto Ekialde. Y la poesía, a través de sus libros o de los recitales del Club de los Poetas Rojos. Pero, sobre todo, a través de la ... iniciativa que ha impulsado en Vitoria y que ha saltado mucho más allá: el festival Poetas en Mayo, que acaba de cumplir su quinta edición.
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¿Qué fue primero, la escritura o recitar la poesía?
Primero fue la escritura. Pero desde los 9 años. Unida a la lectura, siempre he leído muchísimo. Es cierto que, según las lecturas que tenía, escribía luego.
¿Cómo nació Poetas en Mayo?
Todo partió de los caños. Hace 8 años era el centenario de Miguel Hernández. Me habían parecido escenarios maravillosos y se me ocurrió hacer un monográfico en más caños de los que utilizamos ahora. Uno en la Pinto que es espectacular, con la entrada muy estrecha, y otro que es como un jardín, pero tiene mucho ruido de coche.
¿Fue un éxito?
Se hizo otro año más. Había gente que me decía que quería recitar, porque en Vitoria siempre ha habido poesía. Pero no era algo tan abierto como ahora. Y creo que si la poesía se ve con otros ojos es gracias al festival. Me planteé ampliarlo desde los caños al resto de la ciudad y así surgió. Empezó como una semana y mire dónde estamos.
¿Cree que hoy en día hay que poner en contacto la poesía con la música y la imagen, en contextos diferentes, para acercarla al público del siglo XXI?
Sí, no podemos obviar el momento en que estamos, que es muy tecnológico. Todo es multimedia. De hecho, hay muchísima poesía en Internet. Hay cantidad de poetas que se comunican a diario a través de Facebook, por ejemplo, y tienen cantidad de visitas, likes... Estamos en un momento de audiovisuales.
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¿Es bueno?
Es lo natural. Además la lírica viene de la palabra lira, que cuando se lo explico a mis alumnos no saben qué es una lira.
Esa ya es otra cuestión.
Pero si les mandas deberes de buscar algo en Google, eso les chifla. Lo van a hacer. En fin, volviendo a la lira, pensamos que hacemos algo nuevo, pero no lo es para nada. Ahora hay muchos tipos de músicas y tipos de arte. La poesía está en todos los sitios, hasta en el silencio. Lo natural es que esté en otras artes.
¿Qué peso tienen los colaboradores para que todo rime en mayo?
Es imprescindible. No es algo que digas voy a hacer un mes de festival, es algo que viene con las colaboraciones. Mucha gente no ha podido participar porque lo avisó tarde. La idea siempre es cerrar el festival en enero, y en abril aún no lo he hecho. Trato de que no se solapen las actividades, pero es inevitable.
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¿También la buena voluntad sin remuneración?
La mayoría de las actividades son altruistas, pero no podemos vivir sólo del voluntariado. Vitoria está dando muchísimo y creo que también desde las instituciones tienen que apoyar de otra manera, para que recibamos también influencias de fuera. No sabemos con qué ayuda cuenta el festival hasta una semana antes de mayo.
Casi, con la soga al cuello.
No me importa manejar a 600 personas y muchas actividades. Pero la gente tiene que cobrar. No puedes invitarles gratis, tienen su caché y hay que atenderles. Venir no tiene que suponerles un gasto. Es mi caballo de batalla. Y una zozobra. A veces pienso si voy a tener que poner de mi dinero.
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Algunas palabras
Con tanta actividad, ¿cuándo escribe usted?
En cualquier instante. No lo puedo evitar. Tengo que llevar el cuaderno siempre. Busco mis momentos y los fines de semana escribo bastante. Son sagrados. Y, luego, durante todo el año preparo el festival, y ya sabe que es algo totalmente altruista. Pero me hago mis escapadas al monte o a Canarias, a la playa, que lo necesito.
¿Qué importancia tiene para usted la palabra?
Muchísima. Todo se basa en ella, lo que quieres decir, lo que te transmiten. Es lo que nos hace humanos.
¿Y la palabra dada?
Soy mujer de palabra. No entiendo que alguien diga algo y no lo cumpla. Cada vez hay más gente que se echa atrás, y disculpas de última hora. Además, a través de whatsapp, ni siquiera dan la cara.
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¿Y una palabra como azogue?
Es una palabra que todo poeta ha usado alguna vez en su vida. Es la parte de atrás del espejo. Es totalmente poética.
Ha escrito un cuento poético Cumpleaños en Salburua y, pese a ser bien recibido, no se ha prodigado en ese ámbito. ¿Por qué?
Invierto tanto tiempo en preparar el festival que no me queda tiempo para mí. Tengo varios pendientes. De hecho, uno está siendo ilustrado y debería haber salido para las navidades pasadas. Espero que esté para las de este año. Pero le tengo que dedicar más tiempo.
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¿Son para niños o para no tan niños?
Me gusta mucho escribir para los niños pequeños. Mi primer trabajo fue en Educación Infantil, con niños de 3 y 4 años. Cuando escribo para adultos, a la vez tengo un trabajo infantil, poemas largos que deberán convertirse en cuento.
¿Cuándo verán la luz?
Me he propuesto, a partir de este mes, empezar a sacar todo lo que tengo en el cuaderno. O en el cajón.
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