David González
Jueves, 13 de abril 2017, 00:50
La mudanza de los pichis hasta el mismo corazón de Vitoria -movimiento adelantado ayer por EL CORREO- ha pillado a contrapié al equipo de gobierno municipal, quien hace semanas que intenta encarrilar esta polémica. Sin éxito, por ahora. El gabinete Urtaran remarcó ayer a este ... medio que «siempre se les han ofrecido todos los recursos sociales del Ayuntamiento y los han rechazado siempre». Esta proposición oficial contemplaba su traslado temporal al albergue municipal. El Cmas, en caso de ir con sus tres menores a su cargo, o el Aterpe, reservado exclusivamente para adultos.
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Pero la intención declarada por los Manzanares-Cortés y por su portavoz y actual casero, Fede García, líder de SOS Racismo, se limita a permanecer en la lonja de esta ONG. Como mínimo, hasta que pasen las fiestas de Abetxuko, fijadas para el último fin de semana de este mes. Ahí podrían intentar regresar a la casa donde viven de alquiler, cuyo contrato está recurrido ante la Justicia. La otra opción reconocida por este clan pasa por esperar a que alguna institución -en este caso Alokabide, dependiente del Gobierno vasco- les reubique en un piso social. «Vienen aquí a ser una familia normal y a esperar acontecimientos, a que muevan ficha los que tienen competencia para hacerlo», remarcó García en EL CORREO.
Mientras tanto, el Ayuntamiento ha activado su maquinaria municipal antes de adoptar alguna decisión sobre esta patata caliente en plena Semana Santa. El departamento de Medio Ambiente es el encargado de comprobar sus nuevas condiciones de vida. «Una lonja no es un lugar adecuado para este uso, puesto que la licencia de ese local no permite pernoctar en el mismo. Por eso se van a seguir los protocolos que se siguen habitualmente. En primera instancia, se deben realizar comprobaciones in situ», señalan desde las oficinas de la Plaza de España.
Esa verificación al inmueble de la calle Zapatería competería a la Policía Local, que seguiría un guión marcado por Medio Ambiente. Buscaría deficiencias, que en este caso parecen evidentes. Los pichis duermen desde la noche del lunes en unos sofás reutilizados como camas y en un local que incumple cualquier normativa vigente.
«Pasar semanas»
«A partir de esa comprobación, Medio Ambiente debería redactar un informe, lo que abriría las puertas a un posible desalojo», reconocen fuentes de la Policía Local. «Podrían pasar semanas», asumen.
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Por su parte, García y los pichis alegan que buscan integrarse. «Queremos tener la fiesta en paz», adujo García en sarcástica referencia a los vecinos de Abetxuko. Otras fuentes hablan de un hipotético «desencuentro» con la copropietaria que les alquiló la casa como motivo adicional de su repentina marcha.
En Bilbao, los Manzanares-Cortés ya estaban apuntados en las listas de Alokabide. Con su traslado a Vitoria cambiaron también su solicitud a esta ciudad. Hace un par de semanas se corrió el rumor de que irían a un bloque social de Salburua, lo que generó una rápida protesta en las redes sociales por parte de residentes de esta zona.
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