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Ander Carazo
Martes, 21 de febrero 2017, 09:44
Todos los alcaldes de Vitoria han sufrido huelgas. José Ángel Cuerda, Alfonso Alonso, Patxi Lazcoz ni Javier Maroto consiguieron librarse de estos conflictos laborales y Gorka Urtaran no iba a ser la excepción. Paros voluntarios que han ido desde una única jornada hasta los los ... cuatro meses que los policías locales estuvieron protestando en 1986 por centralizar los servicios de Guardia urbana y bomberos en el Departamento municipal de Protección Ciudadana.
En dos semana, desde el 6 de marzo, los trabajadores de la contratra de limpiezas de la ciudad dejarán de realizar su trabajo para exigir «el cumplimiento de su convenio laboral» y la readmisión de 8 compañeros despedidos por «su absentismo», según alega la empresa FCC.
El único precedente de una huelga en la limpieza viaria y recogida de basuras de la ciudad fue en marzo de 1992 cuando la plantilla de Cespa -la entonces adjudicataria- dejó de recoger los residuos los fines de semana para intentar establecer un nuevo sistema de turnos. Como ahora, el entonces teniente de alcalde del gabinete de Cuerda, el socialista Javier Rojo, aseguró que la Corporación no tenía competencia para solucionar este problema porque no se trataba de empleados municipales. Sorprende que, pese a que han transcurrido 25 años, el argumentario elegido por los empresarios es exactamente el mismo, ya que entonces alegaban, como ahora, que el absentismo laboral rondaba el 20%. «En otras compañías era del 11%», decía Cespa.
En 2006, y durante diez días, 300 limpiadoras de instalaciones municipales dejaron de hacer su trabajo ante el plan de Alfonso Alonso de privatizar una treintena de puestos, lo que provocó el cierre de centros cívicos, polideportivos, escuelas infantiles y la pista de hielo, mientras otros recintos funcionaron repletos de suciedad.
Bajar la persiana
Una de las más recordadas es la convocada un par de meses antes de las elecciones municipales de 2011, cuando los funcionarios plantaron cara a Patxi Lazcoz y se tuvo que bajar la persiana de los trece centros cívicos e incluso se cancelaron varias funciones del Principal. El alcalde socialista también se tuvo que enfrentar a un mes de paros de la subcontrata de monitores y socorristas. Javier Maroto tuvo que lidiar con una huelga de dos meses en el servicio de atención ciudadana y el teléfono 010, pero al igual que su antecesor fue testigo de cómo los vigilantes de las piscinas realizaban paros.
«Les pido (a los sindicatos y la empresa) que abandonen las posiciones extremas», afirmó ayer Urtaran con la esperanza de que este contencioso se solucione antes del 6 de marzo, y no se tenga que enfrentar a una ciudad llena de basura.
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