Ander Carazo
Lunes, 16 de enero 2017, 18:26
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Borja Belandia (Basauri, 1956) abandonó de manera inesperada hace ocho meses el Ayuntamiento de Vitoria y su puesto como número dos del alcalde Gorka Urtaran para volver a su puesto de técnico letrado del Servicio foral de Tributos Locales y Catastro de la Diputación de ... Álava. Una salida que sorprendió a todos y dejó patas arriba al Gobierno municipal, ya que dirigió las carteras de Hacienda, Urbanismo, Medio Ambiente y Espacio Público y Seguridad Ciudadana, además del Centro de Estudios Ambientales (CEA) y la sociedad municipal de transporte Tuvisa durante los primeros nueve meses de la actual legislatura. Acumuló más poder que cualquier otro concejal en la historia democrática de la capital alavesa. La decisión se presumía como su adiós definitivo a la primera línea política, pero ahora ha asumido la dirección del Servicio Vasco de Empleo-Lanbide, una de las mayores patatas calientes que tiene en sus manos el Gabinete de Iñigo Urkullu.
Con su salida del Consistorio, Belandia había conseguido recuperar su tono pausado y la tranquilidad que, en cierta manera, había perdido cuando el PNV sustituyó al PP al frente del Gobierno de la ciudad y el trabajo se amontonaba sobre su escritorio. Pese a abandonar la política, se le ha visto en una segunda fila en las principales concentraciones que se han celebrado en Vitoria. El nuevo director de Lanbide, ya llevó los hilos del Departamento de Industria entre 2005 y 2009, bajo el mandato de Ana Aguirre. A nivel foral también se ha ocupado de la dirección foral de Hacienda y Función Pública.
Ahora, a las órdenes de la consejera Beatriz Artolazabal, tendrá que comandar la reforma integral del Servicio Vasco de Empleo, algo que apoyan la gran mayoría de las fuerzas políticas, los agentes sociales y económicos, aunque no existe un consenso de cómo hacerlo.
Casado y con una hija que trabaja como arquitecto es muy celoso de su intimidad y tuvo un paso amargo por el consejo de administración de varios medios de comunicación de Vitoria. Mientras unos se aventuran en catalogarle como «muy nacionalista», sólo lleva «pocos años» afiliado al PNV. El nacionalismo no le vino en los genes y su hermano pequeño, Rubén, les pide cuentas a los jeltzales ya que es el líder de Podemos en Leioa.
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