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María Rego
Martes, 27 de septiembre 2016, 22:31
Miles de vitorianos analizan estos días con lupa las cartas que encuentran en su buzón con remite de la Diputación alavesa donde se les informa de los nuevos valores catastrales de sus propiedades y la cuantía que a partir de 2017 deberán abonar en concepto ... de Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) por cada una de ellas. La gran mayoría comprueban en esa revisión que el recibo por este tributo se ha reducido en el caso de las viviendas una media del 15% para ocho de cada diez familias pero, al mismo tiempo que reciben esa alegría para el bolsillo, descubren que la factura correspondiente al garaje evoluciona en el sentido contrario. Al alza, para disgusto del contribuyente. El incremento es de unos pocos euros y encuentra su origen en la revisión del catastro que la pasada primavera puso fin a los tipos que se habían tomado como referencia durante más de una década, impasibles al pinchazo de la burbuja inmobiliaria.
Hasta esa actualización que llegó con varios años de retraso pues el catastro aún vigente caducó en 2013 sólo se tenía en cuenta el valor de la construcción en el caso de los garajes y ahora, como ocurre con el resto de bienes inmuebles, se ha comenzado a tomar también el precio del suelo para calcular la cifra final, aclaran desde la Hacienda foral. El espacio que ocupan las parcelas resulta mínimo y, por ello, precisamente, haber añadido este segundo factor a la calculadora sólo ha supuesto que la nueva factura del IBI para las plazas de aparcamiento haya subido unas pocas monedas en comparación con los anteriores recibos. Este aumento, eso sí, no servirá en ningún caso para amortiguar las consecuencias del desplome general del catastro en la recaudación municipal, que finalmente se reducirá por este impuesto en un par de millones respecto a 2015, cuando se ingresaron 45 en las arcas vitorianas.
134.000 cartas
El IBI, el tributo que mayores ingresos proporciona al Ayuntamiento, se cobra por todas las propiedades registradas ya sean viviendas, garajes, lonjas, tiendas, bares o empresas de todo tipo así que la Diputación alavesa ha tenido que enviar 134.000 cartas en Vitoria para que todos los dueños de algún inmueble se den por enterados de los cambios en la factura a partir del próximo 1 de enero. Los buzones donde todavía no haya entrado esta comunicación lo harán en los próximos días ya que el reparto de misivas realizado en orden a los códigos postales aún no se ha completado.
El Ejecutivo alavés habilitó a mediados de este mes un área dedicada al catastro en el edificio de Hacienda, en la calle Samaniego, para atender dudas y reclamaciones de los contribuyentes por este asunto. La idea inicial era que la oficina funcionara hasta el jueves 6 de octubre pero la institución foral se mostrará «flexible» sobre esa fecha en vista de que a muchos vitorianos sigue sin llegarles la notificación.
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