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OLGA JIMÉNEZ
Sábado, 10 de septiembre 2016, 00:39
Eli Pinedo disfruta ya de su nueva vida tras anunciar su retirada del balonmano profesional. Éxitos deportivos que quedan atrás para abrir una nueva puerta a proyectos como su marca de ropa London 717. Dice sentirse halagada por todos los reconocimientos como deportista y como ... mujer implicada en diferentes ámbitos sociales. Emocionada con el premio de EL CORREO como Alavesa del mes de agosto, agradece el respeto con el que siempre se le ha tratado. Se retira de las pistas, pero seguirá siendo guerrera.
¿Cómo han sido estos días tras anunciar su retirada?
De muchas emociones. Me he marchado fuera para intentar descansar la cabeza y asumir todo. Estoy tranquila. Un poco rara porque, después de una rutina continuada de tantos años, empiezo a experimentar cosas nuevas. Lo de tener un fin de semana libre es extraño o estar de vacaciones en agosto es algo que hace años que no tengo. Estoy con mucha ilusión por esta nueva etapa.
¿Cuándo sintió que era el momento de dejar el balonmano?
Era algo que ya me rondaba en la cabeza. Las decisiones hay que tomarlas así. No me marcho por problemas físicos, todo lo contrario, ni por ninguna razón especial. Es cierto que me hubiese gustado despedirme con otra medalla olímpica, pero no pudo ser. Creo que los ciclos terminan y viene mucha gente por detrás que tiene que coger el relevo. Me apetecía terminar arriba, no quería encontrarme mal físicamente en las pistas. Quería ser una más, competir como las demás y es lo que he intentado. Me apetecía retirarme yo, no que me retirara nadie.
¿Ha llorado mucho?
Bastante, la verdad (risas). Reconozco que soy un poco moñas (más risas). Soy muy llorona, pero tengo que decir que nunca en mi vida he visto mi móvil como el día que se anunció mi retirada. Fue impresionante, las redes sociales ardían, me pasé todo el día llorando por los innumerables mensajes que leí. Mira que la medalla de bronce de Londres fue importante, pero nada comparable a ese día.
¿Es más consciente ahora del poso que deja dentro del deporte femenino?
Creo que un poco sí. Es verdad que todo lo que he hecho para difundir y apoyar el deporte femenino ha salido del corazón. Siempre pensando en poder ayudar a que el balonmano femenino se conociera más, a que las guerreras tuviéramos más presencia. Después de ver tantos mensajes de gente del deporte y de otros ámbitos de la sociedad, soy consciente de que se han dado cuenta de que he querido contribuir a una mayor visibilidad de nuestro deporte y de las mujeres. Me han halagado muchas opiniones más allá del deporte, de lo que he supuesto como mujer, y eso me enorgullece.
Colgaba orgullosa en su Facebook una foto que se hizo con Nadal en Río. ¿Ahora será él quien le pida la foto a usted?
(Risas) Estoy sorprendida porque mucha gente me lo ha dicho. ¡Qué va! Nadal es un fuera de serie, es ejemplar como deportista y lo único que tenemos que hacer es aprender de él. Yo soy una más, y para mí conocerle fue un honor.
Dentro de su exitosa carrera, ¿siente que ha vivido como una segunda juventud?
Sí. Estoy totalmente de acuerdo. Cuando volví de los Juegos Olímpicos de Londres tuve una época de reflexión. Tenía 31 años, venía de lograr un bronce olímpico, éxitos en el Bera Bera. Se me pasó por la cabeza alargar un año más y dejarlo, pero enseguida lo descarté porque continué y mis mejores años han venido después. Las lesiones me han respetado mucho y físicamente me retiro en plena forma, igual que hace cuatro años. Sólo puedo dar las gracias por lo que me ha respetado mi cuerpo.
¿Es difícil quedarse con un momento de su trayectoria?
Es complicado porque hay muchos momentos irrepetibles que jamás olvidaré, pero el bronce de Londres marcó un antes y un después en mi vida. Tanto es así, que la marca de ropa que he lanzado junto con Bea Fernández, London 717, es un homenaje a ese momento tan especial.
«Todo irá bien»
Además de London 717, ¿los nuevos proyectos estarán vinculados al deporte?
Directamente o indirectamente sí. Nunca me desvincularé del balonmano femenino. Voy a estar ahí, siguiéndolo de cerca. Soy guerrera y lo seré siempre. Es algo que forma parte de mí. No juego, pero sigo siendo guerrera. Mi corazón sigue estando con ellas siempre.
Este premio que le otorga EL CORREO como Alavesa del mes de agosto es el primero de los muchos reconocimientos. ¿Está preparada para lo que viene?
Uff... Pensaba que estaba preparada para hacer oficial la retirada y me ha salido toda la vena sentimental que tengo. Estoy orgullosa con este premio que me dais, sobre todo, porque siempre me habéis seguido, incluso antes del boom de los éxitos con el Bera Bera y la selección. Me siento emocionada y eternamente agradecida. Siempre me habéis tratado con mucho cariño y respeto.
Como melómana confesa, cerremos esta charla con una canción que puede resumir su carrera deportiva.
Creo que la canción Copenhague de Vetusta Morla puede resumir todos estos años. En la letra dice que nunca sabes dónde empezar o dónde terminar. Yo hace años jamás hubiese imaginado haber llegado hasta aquí. Sobre todo, pienso que no termina algo sino que empieza otra etapa nueva e ilusionante. Si le pongo la mitad de pasión que he puesto en el balonmano, creo que todo irá muy bien.
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