‘Yellow capital’

El edil del PNV censura el crecimiento de la capital alavesa, traducido en amplias avenidas más propias de desfiles militares y huecos difíciles de abarcar de unos edificios a otros. Esto recuerda al chiste por el que si la abuela tuviera manillar la llamaríamos bicicleta. El pasado, digamos que el desparrame de la capital a lo ancho, ahí está y digo yo que una vez así perpetrado habrá que lidiar con él. O sea, admitir las condiciones existentes y afrontar el problema sin detenerse en meditar que cualquier otro desarrollo iría mejor.

A cambio Prusilla sí parece de acuerdo, y se le alaba la sinceridad, en que el verdor de fragancia a menta que lucían los parques y las rotondas vitorianas como auténticos jardines botánicos ha pasado a peor vida. Europa ya nos rotuló un asterisco por el consumo indiscriminado de suelo cuando tuvo a bien premiarnos justamente con el título de Green Capital. Me temo que si el jurado volviera por aquí esquivando algunos roedores y malezas de metro y medio mudaría el color. Igual se aventuraba a distinguir a Vitoria con la banda representativa de la Yellow (amarilla) Capital. Eso sí, por favor, sin la música que perpetraron los Beatles para rendir homenaje al submarino.