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El general Luis Orgaz Yoldi, en primer plano y puesto de pie, durante un desfile de tropas nacionales en Barcelona.
Los generales vitorianos que acaban de perder su calle en Madrid

Los generales vitorianos que acaban de perder su calle en Madrid

Orgaz, hijo predilecto de la capital alavesa, y Fanjul, son defenestrados del callejero madrileño por la Ley de Memoria Histórica

Francisco Góngora

Martes, 26 de julio 2016, 02:20

El Ayuntamiento de Madrid en aplicación de la Ley de la Memoria estudia estos días cambiar el nombre de unas cuantas calles de la capital que hacen referencia a personajes y acontecimientos relacionados con la Guerra Civil. Entre ellos están los generales Orgaz y Fanjul. Ambos eran vitorianos. No sorprende la cantidad de militares de origen alavés de alta graduación que se alinearon con los golpistas. También hubo de los otros, de los que permanecieron fieles a la República, pero menos. A Orgaz y Fanjul se sumaron Barrón y Miguel Ponte, entre otros.

Pero vamos a referirnos a los dos que van a ser apeados de su placa, uno en el barrio de Tetuán y otro en La Latina.

Luis Orgaz Yoldi (1882-1946) nace muy integrado dentro de la sociedad vitoriana. En 1925, tras una brillante carrera militar en África es nombrado por el Ayuntamiento hijo predilecto. Al contrario que otros muchos militares que acaban desarraigados por sus constantes cambios de destinos, Orgaz siempre mantuvo una relación con su ciudad y conocía perfectamente su composición de manera que mantuvo contactos con el PNV antes del golpe militar al objeto de conocer cuál iba a ser su posición. Además, a pesar de actuar desde posiciones profundamente conservadoras, siempre se destaca como uno de los generales rebeldes más alejados del totalitarismo y del fascismo y así lo demuestra cuando estalla la Segunda Guerra Mundial.

La postura política de Orgaz es, en realidad, la de un monárquico dispuesto a defender siempre el modelo de la Restauración borbónica o, al menos a renovarlo, y del conservadurismo de Cánovas del Castillo. Así se manifiesta incluso en los años posteriores a la Guerra Civil, en medio de un contexto de permanente culto al caudillo, asumiendo graves riesgos políticos. Y así lo hace, también durante sus primeros años en el oficio militar durante la primera década del siglo XX.

El futuro general ingresa en la Academia de Infantería de Toledo en 1898, con 17 años. Ya en África ejerce funciones de policía y asuntos indígenas del Gobierno de Protectorado. Alcanzó el rango de general de brigada gracias a los méritos militares contraídos y fue condecorado con la Medalla Militar individual. Las crónicas retratan al Orgaz africano como un jefe eficiente, buen organizador y capaz de optimizar los recursos a su disposición.

De África a Toledo, Marruecos y Cataluña

La calle Luis Orgaz

  • El 12 de abril de 1947, en lo que era barrio de San Cristóbal, se distinguió con este nombre a la calle que, desde la plazuela de San Cristóbal se dirige al paseo de la Zumaquera, junto al Campo de los Palacios. Está dedicada al general don Luis Orgaz, vitoriano, nacido en la tercera vecindad de la calle Correría. Fue Alto Comisario de España en Marruecos. Durante la guerra del 36 fue promotor de los Alféreces Provisionales, que parte tan principal tuvieron en la misma. Falleció, con la graduación de teniente general, el 31 de enero de 1946. Finalizada la guerra hizo donación de su fajín a la Virgen Blanca.

  • Había nacido el 29 de mayo de 1881 en el primer piso de la casa que entonces ostentaba el n.° 139 de la citada calle, enfrente de donde estuvo el antiguo Matadero.

  • Se había distinguido notablemente por sus facultades organizadoras. En 1909 había organizado las primeras secciones de ametralladoras del ejército español. También fueron debidas a él la Inspección General de Intervención militar y las tropas jalifianas, de todos cuyos servicios fue jefe. Fue profesor de la Academia de Infantería y su actuación en Marruecos, muy señalada. Tuvo tres ascensos por méritos de guerra; el de comandante, mandando la Policía indígena de Alcazarquivir; coronel, estando en la Mehala de Tetuán. Se dio el caso de habérsele concedido el ascenso a general dos veces por su actuación en la campaña de Africa y por elección, habida cuenta de todos los méritos por él contraidos en su vida militar. El año 1939 fue distinguido con el título de Hijo Predilecto de Vitoria, siéndole regalados el bastón de mando y el fajín.

A su regreso es destinado en la Academia de Infantería de Toledo como instructor. Orgaz se convierte en uno de los militares más comprometidos en la defensa del pronunciamiento y la posterior dictadura del general Miguel Primo de Rivera frente a la postura de sus compañeros africanistas.

Una vez proclamada la República, Orgaz está en el punto de mira por su ideología monárquica. El no deja de conspirar. Se le encarga de establecer contactos con sus paisanos del Partido Nacionalista Vasco de cara a asegurar, al menos, su neutralidad hacia la causa rebelde. El general fracasó en su intento, pero llega a entenderse con los carlistas.

Orgaz llegó a dudar de que Franco esté comprometido en la labor de restaurar la monarquía en España. Pese a todo, Franco le premió con puestos de mayor relevancia del que desempeñaba en la retaguardia de las islas. Primero, se lo llevó a Tetuán, desde donde asumió la Alta Comisaría de España en Marruecos y organizó el reclutamiento y mantenimiento de tropas africanas para la guerra de la Península. Más tarde, cuando Franco comprobó que su primer intento de tomar Madrid había sido un fracaso y que el acoso de la capital habría de ser una tarea larga y trabajosa, encargó a Orgaz el mando de la División Reforzada en el frente de Madrid. O lo que es lo mismo: convertir la columna que se disponía a tomar rápidamente la ciudad en un ejército establecido en un frente, con sus necesidades de mantenimiento y suministros bien cubiertos.

En esa época, también asume la función de organizar el adiestramiento de los soldados reclutados y su promoción para puestos de más responsabilidad. Suya fue la obra que convirtió a miles de bachilleres en sargentos y alféreces provisionales.

Poco después, Franco vuelve a cambiar de destino a Orgaz, al destinarle al frente de Valencia con la misma misión organizativa, ya al término de la Guerra. El generalísimo empezaba entonces a ejercer su estrategia favorita: la de descolocar a sus previsibles rivales con continuos cambios de destino y una sucesión de castigos y premios. Orgaz fue uno de los cinco tenientes generales que promocionó la posterior dictadura de Franco.

El general vasco fue una de las ocho firmas de militares que en 1941 enviaron una carta a Franco reprendiéndole por su política interior -al rechazar la restauración de la monarquía- y exterior -a la que reprochaban su vinculación con las potencias del Eje-, Franco fue discreto pero fulminante con todos ellos. Con todos menos con Orgaz, quien se convirtió en una moneda de cambio para complacer a ingleses y estadounidenses que solicitaron su presencia (la de un aliadófilo) al mando del Protectorado marroquí. Allí, encontró cierta independencia de Franco y perfiló su figura como la de uno de los «eternos descontentos» del régimen y presumibles conspiradores. Fue por eso que Franco, al término de la Segunda Guerra Mundial, lo trae de nuevo hasta la Península, donde encontró su último destino a cargo de la Capitanía General de Cataluña. Unos meses después, en 1946, Orgaz muere, y con él, muchas de las esperanzas de los participantes en el golpe de 1936 que no deseaban la dictadura de Franco.

Fanjul, de Cuba

Joaquín Fanjul Goñi nació en Vitoria el 30 de mayo de 1880. Luchó en la guerra de Cuba. Posteriormente cursó estudios de Derecho en la Escuela Superior de Guerra. Fue miembro fundador de la Unión Militar Española (UME). Ascendió a general de brigada durante la dictadura de Primo de Rivera. Diputado en las Cortes de la Restauración por el distrito electoral de Cuenca en las elecciones de 1919, 1920 y 1923.

Fue elegido diputado en las Cortes republicanas en las elecciones de 1931, 1933 y 1936 por la circunscripción provincial de Cuenca. El 4 de mayo de 1935 fue nombrado comandante de la VI División Orgánica (Burgos) Una semana más tarde, el 11 de mayo, también fue nombrado Subsecretario del Ministro de la Guerra, José María Gil-Robles. A finales de año fue nombrado como General jefe de la Comandancia General de Canarias, concurriendo a las Elecciones generales de España de 1936 por la provincia de Cuenca y obteniendo Acta de Diputado con 53.277 votos. Fue cesado el 1 de abril por anulación de las elecciones según el Dictamen de la Comisión de actas, aprobado el 1 de abril de 1936. Tras el triunfo en febrero de 1936 del Frente Popular, fue cesado, quedando sin mando de tropa y destinado forzoso en Madrid.

Sublevación del 18 de julio

Fue uno de los conspiradores contra la República, entrando rápidamente en contacto con el general Emilio Mola, que había sido escogido como director de la sublevación.

Ya iniciada la sublevación, el 19 de julio de 1936 tomó el mando en el cuartel de la Montaña de Madrid, para lo cual se introdujo en el cuartel de incógnito, de paisano. Allí contó con la colaboración del coronel Serra Bartolomé. Esperando a que llegaran refuerzos para controlar la ciudad, dio comienzo el asalto al cuartel de la Montaña por las fuerzas de seguridad y las Milicias republicanas, asalto durante el cual Fanjul fue herido. Finalmente se produjo la rendición del cuartel y fue hecho prisionero, siendo Fanjul uno de los pocos altos oficiales sublevados que sobrevivió a la entrada de los milicianos republicanos. Una vez detenido pasó a prisión, siendo posteriormente juzgado por rebelión militar el 15 de agosto junto al coronel Fernández de la Quintana; fue fusilado dos días más tarde. Contaba entonces con 56 años.

Unas horas antes de ser ejecutado se había casado con una viuda que había participado como correo en la preparación de la sublevación militar.

Su hijo, el teniente José Ignacio Fanjul Sedeño fue asesinado apenas unos días después de su padre, durante los sucesos de la Cárcel Modelo.

De no haber fracasado, Fanjul podría haberse convertido en uno de los candidatos a dirigir el posterior régimen. De hecho, y según recuerda el historiador Paul Preston, «tenía un prestigio equiparable al de Franco».

Textos tomados de Venancio del Val, en 'Calles Vitorianas', y de Luis Alemany, 'La Guerra Civil española'.

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