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Saioa Echeazarra
Sábado, 9 de julio 2016, 00:31
Ha agotado varias ediciones, es la más vendida en el País Vasco y cuarta a nivel nacional. La vitoriana Eva García Sáenz de Urturi y su obra El silencio de la ciudad blanca han cautivado a un mundo de lectores a través de este thriller ... policíaco ambientado en escenarios de su capital natal y el territorio. Reconocida como Alavesa del Mes por EL CORREO debido a este fenómeno editorial, la autora lamenta que «no vivimos en un país donde a los escritores nos paren por la calle, pero sí en el que cualquiera que haya ido a una isla en bikini es reconocible para el ciudadano medio».
De vender en Amazon a publicar en la editorial Planeta. ¿Lo esperaba?
El proceso ha sido mucho más largo; con cada libro he ido escalando y aumentando la plataforma de lectores que comenzó con La saga de los longevos, en el año 2012. Cuando escribo lo hago para evadirme y como reto creativo e intelectual, nunca espero el éxito porque lo normal estadísticamente es fracasar, así que cuando llega un tsunami como el de El silencio de la ciudad blanca me subo a la montaña rusa y lo disfruto, porque para mí es un añadido que jamás espero.
¿Cuánto cambia el paso de la autopublicación a una gran editorial?
Si te autopublicas en digital, una vez que tienes el borrador definitivo te conviertes en una especie de mujer orquesta que subcontrata portadista, corrector de estilo, formateador, etcétera, y después te metes en meses y meses de promoción. Con una editorial todo eso lo hacen ellos.
¿Por qué escogió Álava para El silencio de la ciudad blanca?
Me apetecía rendir un homenaje a mi tierra, a mi ciudad, a mi pueblo, Villaverde, y también a mi familia y en concreto a mi abuelo. La novela es una excusa: tan sólo quería devolver todo lo que me han dado.
Nació en Vitoria, pero vive en Alicante. ¿Cómo ve su ciudad natal?
Como lo hermosa que es, no tengo ningún complejo cuando voy a Bilbao o Donosti. Hay ciudades preciosas, acabo de estar en Santiago y me ha dado un mal de Stendhal en la plaza del Obradoiro, simplemente me he tumbado y me he puesto a llorar. No hay por qué comparar el lugar donde nacemos con otros, hay un factor emocional que nos vincula a nuestra tierra y hace que la veamos única. Y desde luego que lo es.
Excedencia en Universidad
Ha demostrado que se puede triunfar en literatura pese a las dificultades actuales.
En España somos pocos los que vivimos exclusivamente de la venta de nuestros libros, sin contar con conferencias, cursos, etcétera. En mi caso comprendí que no tenía que seguir en la Universidad y me tomé una excedencia. No sé cuánto va a durar, de momento llevo cuatro novelas en cuatro años, pero puede que en unos años deje de vender, o de gustar, o me sienta creativamente vacía y no quiera escribir más. Entonces volveré a la Universidad, callandito y silbandito como decía mi abuelo. Esto es una pirueta vital para mí, una etapa extraordinaria que contaré a mis nietos, si los tengo, y que ellos escucharán con incredulidad. Pero mientras... qué bien me lo estoy pasando.
Los nórdicos lideran el mercado de novela negra. ¿Se valora más a los autores extranjeros?
Siempre valoramos todo lo que venga respaldado por un éxito de fuera. No tenemos que decidir si es bueno o no: ya nos lo dicen, así que es más fácil decidir la compra. Eso ocurre a todos los niveles y en más industrias, así que no podemos intentar cambiarlo. Pero sí creo que ahora la novela negra vasca o ambientada en el norte está viviendo una auténtica eclosión, y el público se está decantando masivamente por este género, ha salido del nicho.
«Siempre he vivido entre libros y escribo desde los 14 años», evoca.
Comencé por Vázquez Figueroa y La iguana. No era muy adecuado para mi edad, así que lo leía a escondidas, aunque creo que a mi padre le enorgullecía.
En sus inicios leyó a los clásicos. ¿Qué le aportaron?
Leí a Tácito, Julio César, Baltasar Gracián y sobre todo a Herodoto para documentarme para La saga de los longevos. La única manera de comprender cómo pensaba un hombre hace dos mil años era leyendo sus propios textos. Me quedé fascinada. Pero estoy en contra de que a los jóvenes se les obligue a leer textos áridos, porque no los van a disfrutar y no se va a conseguir que tengan hábito de lectura. Que lean algo que les enganche, aunque sea Paranormal Romance, distopías, lo que sea... El tema es que empiecen y vayan teniendo criterio. Después, quién sabe, tal vez sean adultos lectores.
Seguidora de series
A los 400 años de la muerte de Cervantes, ¿somos un país de letras hoy?
No vivimos en un país donde a los escritores nos paren por la calle en busca de autógrafos, pero sí en el que cualquiera que haya ido a una isla en bikini es reconocible para el ciudadano medio. Partiendo de ahí, creo que no se puede llegar muy lejos culturalmente hablando. Pero siempre hay gente inteligente que tiene criterio y decide qué quiere consumir y a dónde quiere ir.
Además de leer, ve series y películas.
Fargo, The Killing, The Fall, True Detective, Breaking Bad, House of Cards, Outlander, y aunque no tenga nada que ver con el género negro, he sido muy ministérica (seguidora del Ministerio del Tiempo), y de Juego de Tronos. Se han superado en este final de temporada.
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