Una embajadora de novela

«Era mi cuarta novela y me apetecía rendir un homenaje a mi tierra, a mi ciudad, e igualmente a mi familia y en concreto a mi abuelo. El libro es una excusa: sólo quería devolver todo lo que me han dado», subraya la escritora. En principio se encaminó a la Óptica y la Optometría, de lo que se diplomó. Durante una década ocupó puestos de alta dirección en el sector, y después obtuvo una plaza fija en la Universidad de Alicante.

«He nacido y vivido en Vitoria hasta los quince, después mi familia se trasladó a Alicante, y con 21, terminada la carrera, volví a mi tierra para ejercer hasta los 26. Después regresé a Alicante y así hasta hoy», repasa. Eso sí, «necesito venir a Vitoria cada pocos meses, ir a Goya y comprar unas pastas, tomar algún pintxo y patearme los cantones y la almendra medieval».

Fue en 2012 cuando su vida dio un giro. Irrumpió en el mundo literario tras autopublicar La saga de los longevos en internet. Los internautas la recomendaron entusiasmados, y la obra derivó en un fenómeno viral aparte de un caso de estudio al superar a best sellers tradicionales. Poco después salió en formato físico y fue traducido al inglés para EE UU, Canadá, Australia y Reino Unido, donde llegó a dominar el mercado de Fantasía, Paranormal Romance y Young Adult. Ya en 2013 publicó Pasaje a Tahití y un año después sacó Los hijos de Adán (segunda parte de La saga de los longevos).

Su último título, El silencio de la ciudad blanca, ocupa ahora «el cuarto puesto en ficción en la lista de Nielsen de toda España. Es todo un logro que una novela destaque entre las 92.000 que se publicarán este año y alcance ese ranking a dos meses del lanzamiento, amén de haber agotado tres ediciones en apenas dos semanas, y subiendo», reseña. Tanto en el País Vasco como en varias comunidades «la novela lleva varias semanas como líder de ventas, también en Álava, y ese dato es el que más me emociona, porque significa que los vitorianos han entendido el homenaje que quería hacerle a nuestros ritos, a nuestra manera de ser, a la vida que hemos tenido tantos de la generación de los 70».

Siempre entre libros

«Me gusta el silencio de nuestra ciudad de madrugada, cuando los runners recorren La Senda, al igual que Unai y Alba, los protagonistas de la novela. Esa imagen la comprende cualquier vitoriano porque lo ha vivido cada mañana», recuerda esta novelista, que también es jurado, miembro de la Asociación de Escritores de Euskadi, conferenciante, formadora y experta en Social Media y escritura creativa.

En realidad, «siempre he vivido entre libros. Mi padre me legó el gen bibliófilo y escribo a diario desde los 14 años». Ahora que saborea la gloria, la autora considera que «esto es una pirueta vital para mí, una etapa extraordinaria que contaré a mis nietos, si los tengo, y que ellos escucharán con bastante incredulidad. No sé cuánto va a durar, pero mientras... qué bien me lo estoy pasando».

Respecto a ser designada Alavesa del Mes, «es de lo más bonito que me ha ocurrido desde que publiqué la novela. Que te valoren en tu tierra, que valoren el esfuerzo que he hecho por sacar pecho de Vitoria y hacerle un homenaje, es algo que honra al periódico y a quienes me lo han otorgado».