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Ander Carazo
Sábado, 25 de junio 2016, 01:49
La sempiterna campaña electoral ha llegado a su fin. Sobre el papel ha durado dos semanas, pero da la sensación de que arrancó el pasado mes de diciembre y si los resultados no deparan una opción clara de Gobierno ya nadie descarta que se celebren ... unos terceros comicios. Pero, ¿qué sucederá el 26-J en Álava? EL CORREO lo analiza en cuatro pinceladas.
Uno. Los resultados de Podemos en el territorio histórico fueron una auténtica sorpresa el pasado 20-D y los comicios del domingo pueden ratificarles como la principal fuerza política a nivel local, incluso aumentando su ventaja. La lista que encabeza Juantxo López de Uralde aspira a superar los 50.000 sufragios, una posibilidad factible si se observa que entre la formación morada e Izquierda Unida, su nuevo socio, sumaron 55.227 por separado el 20-D. Pero es evidente que no todos los ciudadanos repetirán su voto de forma automática y que seguramente la tasa de abstención aumente -como suele suceder en cualquier votación en verano-, lo que siempre ha sido más perjudicial para los partidos de izquierda.
Dos. Para que Unidos Podemos consiga un segundo escaño, una posibilidad que se les quedó a 1.100 papeletas en las elecciones de diciembre, necesitan duplicar el número de votos de la cuarta fuerza más votada. La dirección de Pablo Iglesias tiene claro ese objetivo y por eso, el martes dio un mitin en Vitoria. El perjudicado sería el PSE si se repite el orden en las preferencias de los electores, que también ha sido el apuntado por encuestas recientes. Consciente de esa situación, Pedro Sánchez también ha visitado la capital alavesa en dos ocasiones durante las últimas semanas y así tratar de recuperar apoyos para que Javier Lasarte conserve el puesto de diputado. Cada diputado cuenta.
Tres. Quien esta vez no ha pisado la 'Green Capital' es Mariano Rajoy. La lista del PP que encabeza el ministro Alfonso Alonso confía en repetir sus resultados (33.083 sufragios) e incluso mejorarlos con el retorno de votos procedentes de Ciudadanos, quienes obtuvieron 10.512 sufragios en diciembre y se quedaron muy lejos de alcanzar representación alavesa en las Cortes. Quizá esos electores piensen ahora que su voto sirvió para poco y retornen al principal partido conservador. La bipolarización entre populares y podemitas que ha imperado durante esta campaña también puede contribuir a ello y hacer que se movilice el voto moderado. Además, más que perder apoyos por el 'caso (Jorge) Fernández Díaz' o cualquier otro, un hecho que los puede aumentar es la inestabilidad de última hora provocada por el 'Brexit'.
Cuatro. En esta campaña que ha girado entorno a los partidos nacionales, los perjudicados podrían ser PNV y EH Bildu. El 20-D, la coalición abertzale sufrió la fuga de una buena parte de su electorado hacia Podemos y esta vez ha apostado por un discurso más territorial con el activista Mikel Otero al frente. El aspirante jeltzale Mikel Legarda consiguió 28.353 papeletas que se tradujo en un escaño, una cifra cercana a lo que suelen conseguir los nacionalistas en las generales y que confían en repetir.
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