Alfonso Alonso, José Ángel Cuerda, Javier Maroto, Patxi Lazcoz y Gorka Urtaran.

Cinco alcaldes para una ciudad en la vanguardia verde

Tienen visiones y sensibilidades diferentes pero todos confiaron en el Centro de Estudios Ambientales para pilotar el camino hacia una Vitoria sostenible

FRANCISCO GÓNGORA

Viernes, 27 de mayo 2016, 22:48

«Hemos llegado donde nadie lo ha hecho. Nos debemos sentir orgullosos, pero el camino no ha sido nada fácil», sostiene Patxi Lazcoz, alcalde socialista entre 2007 y 2011. A él le correspondió recoger el mayor galardón al que puede aspirar una ciudad europea moderna, ... el de Green Capital, convertido en un icono y en orgullo de sus habitantes. Fue en Estocolmo el 10 de octubre de 2010. Aquel día, el pequeño David (Vitoria) derrotó a un grupo de Goliaths (Barcelona, Malmö, Nantes, Nuremberg y Reikiavik) ante el asombro del continente. La semana que viene diversos actos conmemorarán los veinte años de actividad del Centro de Estudios Ambientales (CEA) del Ayuntamiento, el cerebro de donde han salido los planes de transformación de la ciudad en un modelo sostenible. Son veinte años de organismo autónomo, pero José Angel Cuerda, su promotor, recuerda que nació como un curso de formación de postgrados en temas de medio ambiente a mediados de los ochenta.

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Los cinco alcaldes que han tenido responsabilidad en este largo período reflexionan para EL CORREO sobre las claves que llevaron a una tranquila capital de provincias a conquistar un título que envidian todas las ciudades del mundo y los retos a los que se enfrenta.

«Tres son las claves de ese éxito», apunta Javier Maroto, alcalde del PP entre 2011 y 2015 a él le tocó gestionar el año green que fue 2012. «Por un lado, un equipo técnico encabezado por Luis Andrés Orive, que se ha mantenido en el tiempo con una idea clara y valiente para afrontar dificultades ideológicas, reticencias de muchos agentes y problemas económicos».

El consenso

«El segundo motivo» para Maroto, «ha sido el alto grado de consenso conseguido, una de las excepciones en la regla de la política municipal. Partidos grandes y pequeños hemos tirado del mismo carro». En tercer lugar, y la razón más importante, cree el dirigente popular, «es la implicación de los ciudadanos que han hecho suyo el valor de aspirar a tener un buen medio ambiente. Varias generaciones de vitorianos han vivido este espíritu desde el colegio, gracias al CEA. Los hemos sacado de las aulas para enseñarles. Plantaciones, visitas, talleres. A los vitorianos les interesa conocer el ahorro del agua, el porcentaje de plástico reciclado».

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Gorka Urtaran, el último en acceder a la alcaldía el día 15 cumplirá un año era uno de aquellos chavales que iba a plantar árboles. «Cuando estaba en el colegio me parecía una maravilla poder trabajar en el CEA porque todo era interesante. Ha sido el principal resorte para hacer de la sostenibilidad una seña de identidad de Vitoria».

También Alfonso Alonso (1999-2007) cree que una de las razones del éxito de la capital alavesa en políticas medioambientales está en la constitución de «un grupo de técnicos de un gran nivel con un discurso que seduce a los políticos de turno y realiza un diagnóstico muy certero de las necesidades de la ciudad». Pero el primer alcalde popular subraya el resultado positivo de este esfuerzo de 20 años. «Vitoria es más competitiva que antes. Lo verde tiene un gran valor especial».

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José Ángel Cuerda, un pionero en la incorporación del medio ambiente como variable estratégica de gestión urbana, cita como kilómetro cero en esta toma de conciencia el Informe Brundtland (1987), un documento elaborado para la ONU que criticaba el desarrollo económico actual por su alto coste ambiental y hablaba por vez primera de la economía sostenible. Otro hito fue la Cumbre de Río (1992), que permitió llevar a la práctica la nueva filosofía. «Era un concepto que se sustentaba en el equilibrio entre lo ecológico, lo social y lo económico. El CEA se alimentó también de todo esto», insiste el alcalde que llevó las riendas de la ciudad desde 1979 a 1999.

Como los demás regidores, Cuerda, hace hincapié en que Vitoria tenía por tradición una planificación urbanística sobresaliente que ya se había notado en su trazado medieval y continuó con las expansiones del XVIII y el XIX. «Esta ciudad no partió de cero en ningún caso. Ya existía una manera de diseñar que ha permitido que creciera con cierto orden. El Paseo de la Senda o Fray Francisco, esa idea de los senderos urbanos para caminar ya estaban ahí», recalca.

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Patxi Lazcoz sostiene una visión algo diferente en la que la creación del CEA fue la consecuencia de una filosofía que ya existía, de una sensibilidad que estaba enraizada en la propia ciudad. «Una serie de hechos e impulsos dan fuerza al organismo que es capaz de materializar y coordinar con eficacia el nuevo camino de la sostenibilidad».

Dificultades

Pero este sendero de éxito no ha estado exento de dificultades. El nivel de conflictividad municipal es una tradición y en las políticas medioambientales también ».

«No fue fácil enfrentarse a la complejidad de una ciudad. Ha habido muchas resistencias», matiza Alfonso Alonso. «Recuerdo que a nivel técnico hubo grandes discrepancias en el seno del Ayuntamiento sobre si valía la pena recuperar las balsas de Salburua. Nadie se imaginaba entonces lo que hoy vemos. Afortunadamente, los técnicos del CEA eran espléndidos y se tomó la mejor opción», relata Cuerda.

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También Lazcoz resalta la dureza del camino y hace referencia a decisiones estratégicas. «Recordemos que se han producido grandes broncas como la instalación de la planta de recogida de neumáticos de Coronación. Fue una verdadera batalla con los vecinos en pie de guerra. Si somos sinceros tenemos que hablar, por ejemplo, de la bronca política de la redensificación y las protestas de los vecinos. O la polémica del tranvía que tampoco veían muchos técnicos al principio. Y de hecho se paralizó en un primer momento. Lo que ocurre es que tenemos memoria selectiva y nos acordamos de los hitos pacíficos. Pero los avances han sido fruto del coraje de algunos», insiste Lazcoz.

Sin duda, el Anillo Verde y la restauración de los humedales de Salburua, que permitieron al mismo tiempo solucionar el problema de las inundaciones en la zona de Gamarra y Betoño, «fueron estrategias de una gran inteligencia. El éxito salta a la vista», indica Alfonso Alonso.

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El CEA no sólo se introdujo poco a poco en el diseño urbanístico de la ciudad, es que se convirtió en un organismo gestor de proyectos, un salto que no siempre fue bien visto por algunos. Proyectos como la reforma verde de la Avenida Gasteiz o la fachada del Europa, de la época de Maroto, también encuentran reticencias.

Los retos

Hacer de Vitoria una ciudad neutra en carbono, en cumplimiento de los últimos compromisos de la Cumbre de París, es el objetivo que tiene Gorka Urtaran en la agenda del CEA para los próximos años. Es un sendero que requiere un esfuerzo extra también a los ciudadanos. El actual alcalde no ha dado continuidad a proyectos como el Anillo Interior pero en su mente está actuar con criterios ecológicos en Los Herrán o culminar el Anillo Verde con la transformación en un parque con laguna de las graveras de Lasarte. Sin embargo, el hecho de que exista un departamento de Urbanismo y Medio Ambiente sí marca una línea de actuación: la ecología estará muy presente en la elaboración del Plan General. Filosofía CEA.

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Para Cuerda, una redefinición del crecimiento de la ciudad se hace imprescindible. «Me preocupa esa expansión al Este y al Oeste con agujeros en medio. Hay que darle una vuelta», dice.

Maroto se siente decepcionado porque no ve al actual equipo un proyecto de ciudad a medio plazo y preocupado porque «aspectos como el plan contra las inundaciones están paralizados aunque aquí la responsabilidad es del Gobierno vasco».

Por su parte, Alfonso Alonso pone el acento en un hecho: Vitoria es la ciudad más industrial de España comparativamente y al mismo tiempo la más verde. «Eso da unas potencialidades enormes. Creo que hay cosas por sondear. Tenemos una marca de ciudad que debe desarrollar proyectos económicos basados en el medio ambiente. Se pensó en su día en un parque temático asociadoa un parque tecnológico. Otro reto es la movilidad».

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Lazcoz cree que no se pueden afrontar los retos gigantescos del medio ambiente en 4 o 8 años. «Hay que ir despacio sabiendo interpretar lo prioritario. Pero apunto algo de urgencia. Culminar el plan integral de inundaciones, que parece parado con la participación también de la Diputación alavesa».

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