Un hombre circula en bicicleta frente a los locales de la calle San Antonio.

Vitoria busca tras la sentencia cambiar el contrato de San Antonio

El alcalde Urtaran pide a los servicios jurídicos que estudien la posibilidad de «minorar cláusulas abusivas», eliminar parte de las condiciones o anularlo en su totalidad

Ander Carazo

Jueves, 19 de mayo 2016, 00:38

El alcalde Gorka Urtaran ha encargado a los servicios jurídicos municipales que estudien si la reciente sentencia del Tribunal de Cuentas del Estado sobre el caso San Antonio -ante el que todavía se puede presentar un recurso- abre alguna puerta que permita modificar el contrato ... que firmó Alfonso Alonso, actual ministro de Sanidad en funciones y entonces regidor de Vitoria, con el empresario Gonzalo Antón para el alquiler de estos locales. Un acuerdo por el que la magistrada María Antonia Lozano Álvarez ha condenado a los miembros del Gobierno en 2007 -entre los que se incluía Javier Maroto- a pagar 393.862,31 euros por los «perjuicios ocasionados en los fondos públicos del Ayuntamiento».

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Urtaran quiere que los abogados municipales determinen si tras el fallo del órgano fiscalizador «cabe alguna iniciativa encaminada a minorar cláusulas abusivas», eliminar parte de las condiciones recogidas en el contrato de arrendamiento o anularlo en su totalidad. En octubre de 2013, con una comisión de investigación en el Consistorio ya en marcha, Maroto -entonces al frente de la Alcaldía- logró que Antón rebajase en parte el contrato. Pese a ello, Vitoria sigue pagando una renta cercana a 17.000 euros mensuales, cantidad que el actual regidor ya ha mostrado su intención en reducir.

«No cabía posibilidad»

Durante el gobierno de Patxi Lazcoz (2007-2011), los servicios jurídicos indicaron al Gabinete socialista que era un contrato blindado que se ajustaba a la legalidad y no cabía posibilidad de anularlo. Tras el fallo del Tribunal de Cuentas del pasado viernes, Gorka Urtaran quiere conocer si la situación ha cambiado y se abre algún resquicio legal. En la sentencia, la consejera de cuentas -nombre que reciben estos magistrados- cataloga de «injustificadamente gravoso» este contrato e incluso estima que los demandados incurrieron en una «negligencia grave».

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