La Ertzaintza ha detenido a este hombre siempre en el barrio de Coronación.

El plusmarquista de las detenciones

La Ertzaintza arresta por vigésima ocasión en lo que va de año a un ciudadano de 38 años por saltarse de forma sistemática una orden de alejamiento

David González

Jueves, 21 de abril 2016, 22:21

«Vamos a tenerle que darle llave de un calabozo». En la comisaría de la Ertzaintza ya se lo toman a guasa. Ayer volvieron a detener a un ciudadano -llamémosle Bakary- por saltarse una orden de alejamiento. No se trató de un hecho aislado. Fuentes ... de la Policía autonómica deslizan que «en lo que vamos de año ya se le ha arrestado una veintena de veces». Es decir, una detención cada cinco días.

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Este sujeto, un ciudadano nacido en Malí hace 38 años, volvió a acercarse demasiado a su antiguo edificio, ubicado en el barrio de Coronación. Algo que tiene expresamente prohibido por mandato judicial. «Sabe que si le pillamos merodeando acabará detenido», subrayan agentes consultados.

De ese bloque tuvo que irse hace algo más de dos años por orden de un juzgado vitoriano. ¿La razón? «Se había obsesionado con su vecina de puerta», apostillan desde la comisaría de Portal de Foronda. «También tuvo otro episodio similar con una joven, con la que también tiene otra orden de alejamiento». A esta chica la ha dejado tranquila desde que, en diciembre, un juzgado de lo Penal le sancionó por quebrantamiento de condena.

O quizá porque ahora le interesa otra. Su víctima actual es una viuda de 61 años que sufrió cuadros de ansiedad y angustia por su presunto acoso. Bakary supuestamente entró en su casa varias veces, y siempre sin permiso. Aunque no se le considera violento, los incidentes que describen los ertzainas erizan la piel. «Una vez le sacamos del dormitorio de la casa de su vecina». Hay más. «En otra ocasión, esta mujer se atrincheró con su hijo en el salón y una patrulla pilló a este individuo cuando trataba de tirar la puerta abajo». «También empujó a unos amigos de la víctima cuando se disponían a entrar en la casa».

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Aquello se tradujo en una orden de alejamiento ordenada por el Juzgado de Instrucción número 4 de Vitoria. Bakary abandonó su piso, pero sólo se cambió a un portal muy cercano. Dos años después, y con ese veto aún activo, parece que ha intensificado su hostigamiento.

«Eso sí, no usa la violencia. Merodea, se acerca a zonas donde sabe expresamente que tiene prohibidas», comparten ertzainas sondeados. «No está muy bien de la cabeza», alegan.

El caso ha entrado en una espiral perversa. Al tratarse de simples acercamientos a su víctima, la Ertzaintza le detiene, Bakary pasa la noche en el calabozo, se le traslada al juzgado de guardia de turno, y éste le pone en libertad tras engordar un poco más su historial delictivo.

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En problemas desde 2008

Su primera visita al Palacio de Justicia data de «2008», cuando la Policía Local le cazó al volante sin permiso de conducir. Le impusieron una pena de veintidós días de trabajos en favor de la comunidad.

De los delitos de seguridad vial pasó al acoso a mujeres. «En nuestro caso se trataba más de acercarse a ella, le daba la brasa, le rondaba a todas horas...», describe el entorno de una de sus antiguas víctimas. Tras el arresto de ayer -afirman ertzainas- «se acerca al récord histórico de la ciudad, en manos del conocido como el ladrón de los comercios con 43 detenciones». Pero éste necesitó varios años para semejante marca.

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