Adiós a Borja Belandia, el concejal multitarea

Borja Belandia ha oficializado este jueves el abandono de la primera línea de la política local, en un pleno municipal en el que se tiene por costumbre elogiar la figura del político que se va, sean como hayan sido las relaciones entre sus tareas (de gobierno, en este caso) y las de sus adversarios de la oposición. EL CORREO desveló su marcha hace apenas tres semanas, de manera que el número dos de Urtaran desaparece de la escena local en un visto y no visto, dejando a Iñaki Prusilla como teniente de alcalde y a Itziar Gonzalo como nueva concejala del PNV. Sus responsabilidades se repartirán entre los ediles nacionalistas (cuatro y Urtaran), el equipo de gobierno más exiguo de la historia democrática.

En la oposición, durante la pasada legislatura, destacó por ser un político de «guante blanco» según sus más acérrimos rivales que no alteraba el volumen ni en los momentos más complicados. Entonces combinaba su labor de edil con su plaza de técnico letrado del Servicio foral de Tributos Locales y Catastro. Durante doce años ocupó la dirección foral de Hacienda y Función Pública, además desempeñó la misma responsabilidad en el Departamento vasco de Industria.

Pero esa placidez se ha visto reducida en los diez meses que lleva en el Gobierno municipal y cuando no le ha quedado otra que dedicarse de manera exclusiva a sus quehaceres en el Consistorio. En contadas ocasiones ha abandonado su habitual tono didáctico y voz baja, aunque sí se le ha notado nervioso en las trifulcas que ha mantenido con el PP. Sobre todo, en el tramo inicial de la legislatura, con la insuficiencia presupuestaria que el interventor y el tesorero del Consistorio detectaron en sendos informes, y que los populares negaban incesantemente.

Cristales redondos

Casado y con una hija, que se dedica a la arquitectura, es muy celoso de su intimidad y tuvo un paso amargo por el consejo de administración de varios medios de comunicación locales. Aquellos que le conocen le describen como una persona discreta que "sólo habla si sabe que puede aportar algo a la conversación", pero que cuando toma la palabra puede realizar "una crítica descarnada antes de plantear una alternativa".

Unos se aventuran a catalogarle como «muy, muy nacionalista», aunque hace «pocos años» que tiene carnet del PNV y eso también levanta suspicacias entre los sectores más tradicionales del partido jeltzale en Álava.

En su caso, el nacionalismo no viene en los genes como puede suceder en el caso de Gorka Urtaran. El hermano pequeño de Borja Belandia, Rubén, pide cuentas al Gobierno jeltzale en el Ayuntamiento de Leioa porque es el líder de la oposición y portavoz de la plataforma local de Podemos.

Pese a sus 59 años el 3 de junio entra en la sesentena muchas veces se arriesga a utilizar camisas con estampados o de colores chillones, pantalones de colores llamativos y sandalias. Así da un toque de originalidad al estilo clásico que impera en la mayoría de sus compañeros de Corporación. El último detalle, unas gafas de cristales redondos cuando todo el mundo opta por las monturas de pasta.