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Francisco Góngora
Martes, 5 de abril 2016, 01:24
Seguramente, las inundaciones de 2003 que afectaron a núcleos tan dispersos como Durana, Asteguieta o Zurbano hayan sido las más catastróficas de las últimas décadas en Álava. Sigue habiendo riadas, pero los daños se han minimizado en los últimos años con una mejor ... gestión de las presas y más tecnología de previsión, según recuerda la Agencia Vasca del Agua, URA. Pero hay que recordar que las aguas del Zadorra se han desbordado siempre desde que la Llanada se conformó geológicamente hace muchos años. Y se ha salido de su cauce con o sin presas, aunque desde que se regulan los caudales los daños son menores. De vez en cuando la suma de nevadas copiosas, lluvias y temperaturas altas, como este mes de febrero, hacen temblar a los que viven cerca del río grande alavés. Y, ¡ojo! no hay que olvidar los temporales, las tormentas de primavera y verano, inesperadas siempre que también provocan muchos daños. Vamos a recordar episodios de avenidas antiguas.
La Agencia Vasca del Agua, URA, ha hecho una recopilación de noticias antiguas de prensa que mencionan episodios de riadas en el entorno de Vitoria. Comienza el recuento con una avenida en 1870, que según las crónicas de entonces, fue la mayor del siglo XIX. Manuel Iradier, el explorador, dibujó la línea de inundación del Zadorra en un plano realizado para explicar unos hallazgos arqueológicos. Sobrepasaba ampliamente el pueblo de Arriaga y se acercaba al cementerio de Santa Isabel.
Las de 1892 debieron ser aún peores. El Criterio de Salamanca asegura que el desbordamiento causó grandes daños en sus riberas. La Libertad de Málaga señala que el Zadorra y el Bayas se salieron con más fuerza que en 1870 que era la más grande inundación del siglo. Y La Correspondencia de Madrid cuenta que en Armiñón tuvieron que rescatar al molinero y su familia que se habían quedado aislados por las aguas del Zadorra. La Guardia Civil acudió al salvamento por el peligro de hundimiento del molino. En esa misma riada se habla de todos los campos de Zambrana inundados por las crecidas del Ebro, el Zadorra y el Peñacerrada (Inglares).
En 1900 es el periódico La Rioja de Logroño el que se hace eco de que «el Zadorra tiene una crecida extraordinaria». El diario Informaciones de provincias de Madrid señala en 1910 que el río ha sufrido «notable crecimiento, inundando sus aguas los campos». El Heraldo Alavés, de Vitoria, apunta en 1912 que el río Zadorra, «pacífico de suyo, habíase salido de madre, causando daños».
La de 1930, por partida doble
En 1930, el problema fue por partida doble. Ya en junio, los pueblos de Betoño y Gamarra Mayor se reúnen con el alcalde porque el río se sale frecuentemente y los vecinos se sienten amenazados.
Esta referencia se queda corta con lo que pasó entre el fin de la primavera y el comienzo del verano. En el libro El clima del País Vasco a través de la prensa, de Eugenio Ruiz Urrestarazu y otros, se relatan dos episodios seguidos de aguas altas.
«El día 5 y 7 de junio de 1930 la localidad de Vitoria se vio afectada por una situación tormentosa con sus consiguientes trombas de agua, suceso que supuso el desbordamiento del río Abendaño (llamado Batán aguas arriba del Paseo de la Senda). Era clara la indignación entre la población por ser esta la tercera vez que ello sucedía en ese mismo año. Las zonas más afectadas, con inundaciones de cierta consideración, fue la del Prado, en el sector sur de la ciudad. Se anegaron también casas del Campo de los Palacios y la Metalúrgica. El periódico El Liberal señala que «urge acometer el remedio que en opinión del alcalde es encauzar y cubrir el río (lo contrario que se ha hecho actualmente en la Avenida Gasteiz).
Pero es que dos días después la cadena de frentes lluviosos llega al corazón de Vitoria. La crónica de El Liberal dice lo siguiente: En la parte céntrica de la ciudad se han sentido los efectos de las tormentas, especialmente en las calles de Bélgica (La Paz) e Independencia, donde las inundaciones imposibilitaban el tránsito y se han anegado las plantas bajas de algunos edificios. Donde mayor cantidad de agua afluyó fue en las calles de Castilla y en los alrededores de la Metalúrgica. En la primera y en el barrio de El Prado el espectáculo era desconsolador.
Sigue la crónica del 8 de junio de 1930 de El Liberal como sigue: La fábrica de D.M. Apellániz se vio inundada y los obreros tuvieron que realizar grandes esfuerzos para que el agua no causase mayores daños. También se inundó una peluquería de dicha calle que gran parte de la tarde y de la noche estuvo anegada por completo, haciendo punto menos que imposible el acceso a las viviendas. Todas las casas del barrio del Prado, y muy especialmente el cuartel de la Guardia Civil aparecían rodeados de una imponente laguna.
Resumo la larga crónica que sorprende por los lugares donde, ahora es muy difícil imaginar que puedan estar afectados por inundaciones. Se remolcaron con camiones los pequeños coches que se quedaron en medio del agua. Se necesitó a los bomberos, a los que la crónica elogia por su labor. La Guardia Civil utilizó a sus caballos para recoger a sus hijos de los colegios y demás familiares y llevarlos a sus viviendas. Un pelotón de soldados a caballo tambiénayudó en la calle Uralmendi.
También se hizo necesario el uso de camiones para sacar a los obreros de la Metalúrgica y llevarlos a sus casas. Al inundarse la fábrica de la luz se tuvo que cortar la corriente y hasta los periódicos locales salieron con retraso por el apagón.
Un mes más tarde, el 5 de julio una nueva tormenta ocasiona serios daños en la zona de la Llanada alavesa. Una mujer de 38 años muere al caerle un rayo en Arbulo cuando se resguardaba bajo un árbol. Las inundaciones afectan a Zaitegi, Letona, Urbina, Luko, Arkaia y Arbulo. «Además de perder las cosechas han quedado en la mayor miseria porque carecen de medios para la siembra».
En diciembre de ese mismo año, 1930, «los ríos se han desbordado en varios puntos y las aguas han invadido las carreteras y caminos, haciendo imposible el tránsito.La crecida es poco frecuente. Es imposible acceder a Yurre. Hay una gran balsa. El Abendaño lleva un aspecto imponente rodeando la fábrica de Ajuria, la Cervecería y huertas próximas. Hay de nuevo inundaciones en El Prado y por las cercanías de Arriaga la crecida es grande», dice El Heraldo alavés.
El Pensamiento Alavés en 1932 publica sobre otra riada. «Causa grandes daños en la agricultura. Los agricultores continuamente suelen ver arrasadas sus tierras de labranza y arrastradas sus cosechas de remolachas».
En 1941, el Zadorra también se desborda. El Pensamiento Alavés señala que «baja sobrándose». «No hay más que ver los humos que baja nuestro Abendaño».
La Diputación anuncia en 1942 que va a estudiar un plan para desviar el Zadorra con el fin de evitar las inundaciones en Arrazua-Ubarrundia.
En 1949 el diario Imperio, de Zamora, se hace eco de una tormenta que produce inundaciones en las calles Castilla, Postas e Independencia, de nuevo. Hay intervención de los bomberos.
En 1953, todavía con las presas en construcción llegan noticias de riadas en Dallo, Heredia, Audicana, Etura y Guevara por culpa de la inundación del Zadorra. Las pérdidas son cuantiosas. Más de 1 millón de pesetas en la cosecha de la patata que estaba a punto de ser recogida. En esa zona se desvió y se encauzó el río en algunos tramos.
Eugenio Ruiz Urrestrazu recoge en un gráfico el número de noticias de periódicos referidas a Álava en el período 1891-1950. El total de episodios es de 49. Destacan dos aspectos curiosos. El mes con más menciones por inundación es junio (12), seguido de enero (10), julio (7) y diciembre (6).
El listado se queda corto, pero esto ocurría antes de construir las presas de Ullibarri y Urrunaga. A eso le dedicaremos otro capítulo.
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