Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Sergio Carracedo
Jueves, 11 de febrero 2016, 00:48
Desde su construcción en 1890, el Cuartel General Álava estuvo en las afueras de Vitoria. En ese lugar, en la denominada calle del Mercado, permaneció durante muchas décadas, y ya en el siglo XX sufrió diversos contratiempos, como el bombardeo del que fue blanco en ... la Guerra Civil, en el que murieron 11 personas. En los siguientes años, el crecimiento voraz de la ciudad lo engulló y pasó a ser céntrico, por lo que en el último cuarto de la pasada centuria fue demolido para edificar unos grandes almacenes. También entonces sería objetivo de las bombas. Hablamos del Cuartel de la calle Paz y de El Corte Inglés, antes Galerías Preciados, que se alzaron junto a la plaza de Santa Bárbara, ahora, en pleno centro de la capital alavesa.
La fama de que Vitoria fue una ciudad de curas y militares, tiene su razón de ser. La capital todavía cuenta con dos seminarios, el nuevo y el viejo, dos catedrales y un sinfín de iglesias. Además, en el pasado, al margen de si eran tiempos de guerra o no, la ciudad contó con un buen número de cuarteles. En 1912, además del Gobierno militar, Vitoria contaba con cuartel de Infantería, cuartel de Caballería, cuartel de Artillería y el Cuartel General Loma, además del parque de Artillería y el Parque de subsistencias militares. Nada menos que seis instalaciones militares para una capital de apenas 35.000 habitantes.
Uno de esos cuarteles es el que se levantó en el 1890 en la calle Paz, entonces calle del Mercado, y que perduró en ese lugar hasta 1973. Se trata del cuartel denominado General Álava y que ocupó los terrenos de una plaza edificada en 1869 para albergar el mercado de ganado de Vitoria. «La plaza tenía una amplia portada de tres arcos y que al fondo tenia seis cuadras grandes y otras seis pequeñas. En sus lados había media docena de fondas muy útiles para los tratantes que acudían a la plaza», describía Venancio del Val en El Correo. A pesar de construirse el cuartel, el mercado continuó haciéndose, durante algún tiempo, en la parte posterior de las instalaciones, hasta que se hizo la nueva plaza.
En 1971, del Val destacaba la «estrecha vinculación» que tuvo Vitoria con este concreto cuartel, un vínculo «que no ha existido respecto a otras unidades militares». «En la vida vitoriana» se conoció como regimiento Segundo de Montaña antes de que cambiara de nombre en 1939 a Regimiento número 25. «El Segundo de Montaña ha venido siendo muy popular en esta ciudad por varias razones», indicaba el periodista, para desgranar que se le consideraba un regimiento de Vitoria por estar «dentro de la capital, a la que llegó -esta unidad- a los 2 años de haberse creado». La segunda es «la de haber servido en el mismo un buen número de vitorianos, tanto en la clase de tropa como en la oficialidad». Y por último, por habérsele otorgado el nombre de «un militar tan ilustre» como el del vitoriano General Álava, nombre por el que también se conoció este cuartel.
Del Val destaca las intervenciones de este regimiento en las campañas de Marruecos, en 1909 y entre 1920-24, en las que los vitorianos «asistieron con distintos sentimientos de dolor y de entusiasmo, al embarque de las tropas hacia África y a la recepción de las mismas a su regreso», ya que muchos perecieron en la llamada Guerra de África. Y menciona entre sus «hechos heroicos» el del artillero de Tolosa Eugenio Altuna, destacado en las operaciones para la ocupación de Xauen, que le mereció un popular homenaje.
Bombas sobre la calle Paz
No tuvo el cuartel una vida plácida. Antes de cumplir su 50 aniversario, fue blanco de uno de los cuatro ataques aéreos que sufrió la capital alavesa entre septiembre y diciembre de 1936, en plena Guerra Civil española. Según el diario El Pensamiento Alavés, eran las 8.45 de la mañana del jueves 17 de septiembre cuando cinco aviones asomaron por la Catedral Vieja. Las sirenas de las fábricas eran las encargadas de anunciar el peligro. «Se habían colocado ametralladoras antiaéreas en varias azoteas de la ciudad y cañones en el aeródromo 'Martínez de Aragón', existía el llamado servicio de defensa pasiva que consistía en un grupo de personas que debían avisar de cualquier novedad como la llegada de aviones en el horizonte», recuerda para El Correo Pedro Morales Moya, un niño en esa época, al que le tocó vivir la Guerra en primera persona. La seguridad de la población obligó a crear una red de refugios «contra aviones» en los sótanos de algunos edificios.
Uno de esos bombardeos afectó de lleno al cuartel de la calle Paz. «Yo estaba debajo de la escalera y mi abuela fue a cerrar la puerta del restaurante. En ese momento cayó la bomba en la calle Paz. La desplazó con violencia hacia dentro. Murió en el acto». recuerda José Mari Manchola, que apenas tenía seis años cuando tuvo lugar el bombardeo más trágico de los que sufrió la capital alavesa durante la contienda. Ocurrió el mencionado 17 de septiembre, apenas dos meses después del comienzo de las hostilidades. Aunque el objetivo militar del obús era el cercano cuartel de la calle Paz, su abuela pereció en este ataque de las fuerzas republicanas en una incipiente guerra que todavía no había dado el paso de convertirse en el concepto de guerra total en la que se castigó de forma masiva a civiles en muchas poblaciones grandes y pequeñas.
Según la prensa los tres aviones denominados 'Dragones' lanzaron 30 bombas en lugares estratégicos como La Meta, el Polvorín Viejo, los cuarteles de Artillería, Intendencia e Infantería y algunas industrias. La peor parte se la llevó el cuartel de Artillería y el de la calle Paz, en el que se produjeron 11 muertos y 19 heridos, algunos niños. Entre los fallecidos, Juana Martínez, abuela de Manchola y cocinera del restaurante 'La Sonsierra', un local sito en el número 11 de la calle Paz de referencia en la época. La represalia a estos bombardeos llegó de forma automática. Seis presos republicanos fueron sacados de la cárcel y fueron fusilados, entre ellos el diputado general, de Izquierda Republicana, Teodoro Olarte.
En 1939, el cuartel objetivo de las bombas cambió su nombre por el de Regimiento de Artillería nº 25. En 1960, el cuartel de Artillería nº 46, que estaba en la Avenida Santiago, se trasladó a Logroño, por lo que el nº 25 se mudó de la calle Paz a las instalaciones d Santiago. Sin embargo, las dependencias militares de la calle Paz, no quedaron abandonadas y poco después fueron ocupadas por un batallón de Ingenieros.
El derribo
Con el fin de la Guerra, llegaron años más tranquilos, aunque no serían éstas las últimas bombas presentes en este lugar. En la víspera de San Prudencio de 1978 y el 20 de enero de 1979, los artificieros de la Policía desactivaron dos bombas colocadas por ETA militar en el moderno Galerías Preciados edificado unos años antes en el solar que dejó el cuartel.
Pero la demolición del cuartel y la construcción de los grandes almacenes llevaron su propio ritmo. A mediados de 1970 ya se esperaba el comienzo de los trabajos de derribo del viejo cuartel de Artillería. Sobre parte del solar se había previsto edificar la nueva Plaza de Abastos. Un año más tarde, a finales de julio de 1971, El Correo anunciaba el derribo de una tapia del patio del cuartel que hacía «esquina en la calle de La Paz con la plaza de los Desamparados, al objeto de abrirse a la circulación el tramo, entonces cerrado, entre la calle Jesús Guridi y la calle Paz. El periódico ya indicaba que «sin duda», esta apertura descongestionaría «mucho el tráfico en esa zona que va por la plaza de Santa Bárbara, en el antiguo cuartel de Artillería 25».
En octubre de 1973, se acordó finalmente la permuta de los terrenos pertenecientes al cuartel de artillería 'General Álava' y por los de las religiosas Oblatas, «para su ofrecimiento al Ministerio del Ejército, con destino a Gobierno Militar». Ese mismo año comenzaría el derribo del viejo cuartel y poco después, arrancaron las obras de la Plaza de Abastos, que empezó a funcionar en 1975.
En 1976 fue el turno de Galerías Preciados. El gigante comercial abrió al público el gran edificio que hoy ocupa El Corte Inglés, aunque durante varios años la cuarta y quinta planta estuvieron cerradas. Durante seis años, hasta que en 1981 abrió sus puertas el Eroski de Asteguieta, Galerías Preciados fue el único centro comercial de la capital alavesa.
En 1983, Galerías Preciados -que formaba parte del grupo Rumasa- fue expropiado por el Gobierno para pasar por diferentes propietarios hasta que en 1995, tras declararse en suspensión de pagos, fue adquirido por su principal competidor, El Corte Inglés, junto con otros 28 edificios en todo el país.
El 15 de diciembre de 1995 El Corte Inglés de Vitoria abrió sus puertas ante la gran expectación de los clientes vitorianos. A las secciones tradicionales se sumó una llamativa 'macrotienda de 300 metros cuadrados dedicados a la venta de discos. Aunque no todo eran alegrías, también llevó el temor a un gran número de comercios locales ante lo que parecía la llegada del gigante que venía destruir el comercio local.
En 2003, El Corte Inglés logró la autorización para cerrar los soportales de la calle Paz, operación con la que ganó 182 metros cuadrados para ampliar su gran superficie de venta. Fue una maniobra de toma de posición, ante la apertura del Gorbeia y la inminente inauguración de El Boulevard que tuvo lugar ese mismo año.
Después de todo, de la demolición, de la reurbanización, de Galerías Preciados, que instruyó al pase por caja antes de salir, y del desembarco de la versión más sofisticada del centro comercial de El Corte Inglés, queda como único testimonio del pasado militar de la zona la plaza San Bárbara, nombre de la patrona de los artilleros.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.