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Sergio Carracedo
Jueves, 26 de noviembre 2015, 01:38
No se sabe a ciencia cierta si fue un accidente o no, pero en una noche de marzo de 1964, un camión cargado de paja, que circulaba por la calle de Siervas de Jesús cuando todavía no era peatonal, impactó con el puente de los ... marqueses de la Alameda, que cayó derribado. Bien podía haber sido un accidente, pero los precedentes avisos del Consistorio para que el viaducto fuese reformado o derruido dejan el siniestro, cuando menos, bajo sospecha.
La construcción de la bonita e inusual pasarela fue ordenada por el marqués consorte de la Alameda, que nació en Orduña en 1787 y que llegó a ser alcalde de Vitoria, Diputado general y senador. La plataforma sobrevolaba la calle Siervas de Jesús y servía para comunicar el palacio de los marqueses, que sigue situado en la parte derecha de la calle, con el jardín de los ilustres propietarios, que se encontraba enfrente, al lado izquierdo de la céntrica arteria vitoriana.
Su construcción en mayo de 1830 se realizó después de que don Íñigo Ortés de Velasco, que era como se llamaba el consorte de la marquesa Teotiste Urbina Gaytán de Ayala, hiciera la petición al Concejo. En la escritura firmada en el Ayuntamiento se hizo constar que la altura del puente debía ser de 17 pies casi cinco metros, suficientes para el paso de los carros más voluminosos del siglo XIX. Según la noticia publicada a raíz de la destrucción del puente, el levantamiento de esta pasarela se debió a que los propietarios querían «cubrir uno de los salientes de la parte trasera de la casa construida» entre la calle Herrería y la calle Siervas de Jesús.
«El desaguisado»
Sea como fuere, la original pasarela de los marqueses de la Alameda desapareció del casco urbano vitoriano antes de cumplir su 134 aniversario. El puente fue abatido a las once y veinte de la noche del 31 de marzo de 1964 y, según la recoge la crónica del incidente, el chofer de camión, «desconocía la existencia de la pasarela y no tuvo ningún inconveniente en hacerla pasar a mejor vida», relata. «Allí cayeron varios pilares de los que sostenían el puente, además de un buen número de fardos de paja, elementos directos del desaguisado cometido», completa la noticia.
Al día siguiente, «los bomberos emplearon dos horas en retirar escombros y en demoler lo que el camión respetó con la embestida. Durante toda la mañana y principalmente a la tarde, fueron un buen número de vitorianos lo que se acercaron para ver cómo había quedado aquello. Y la verdad es que no había ni rastro, a excepción de algunas piedras cuidadosamente apartadas y un tablón que en su tiempo sirvió para suelo de la pasarela. De lo demás, nada».
A día de hoy, entre la parra que trepa por la fachada solo se aprecia la falta de una pequeña repisa en el lugar donde comenzaba la desaparecida pasarela. Al otro lado, del jardín quedan unos viejos y grandes árboles y el recuerdo del Marqués de la Alameda que da nombre a la plazuela donde estaba el vergel.
La misma crónica de 1964 ya dejaba constancia de las consecuencias del accidente, al constatar que aquel camión de paja se había «llevado por delante uno de esos típicos recuerdos del viejo Vitoria que todos los babazorros, todos, conocíamos desde nuestra infancia».
Ahora, ya no son tantos los que lo conocieron, ni siquiera en su infancia, aunque gracias a las fotos podemos recrear el conocido puente de la marquesa por el que sus nobles titulares cruzaban de su palacio a su jardín sin pisar la calle.
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