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sara lópez de pariza
Jueves, 15 de octubre 2015, 01:20
La pobreza persiste y se cronifica en Álava, según los datos ofrecidos por Cáritas Vitoria. La institución católica atendió el año pasado a 5.958 personas o familias en sus despachos de acogida y programas, 851 necesitados más que el año anterior. De ellos, un ... 63% eran mujeres, un dato que resalta la feminización de la pobreza. En este contexto de crisis, Cáritas observa que «las personas en riesgo de exclusión social siguen teniendo dificultades para salir hacia adelante», reconoció el secretario general de la entidad en Vitoria, Ramón Ibeas. Por este motivo, se ha editado un folleto -bajo el título Se escribe con D de Derechos- en el que la institución reafirma su defensa del sistema de prestaciones sociales y «el compromiso de la Iglesia con el bien común».
El objetivo principal de la campaña es «concienciar a la población sobre la importancia de las prestaciones sociales, que tienen como objetivo erradicar la pobreza y crear una sociedad más inclusiva». Desde Cáritas se han referido a la Renta de Garantía de Ingresos (RGI), la Prestación Complementaria de Vivienda (PCV) y las Ayudas de Emergencia Social (AES), que han definido como «el esqueleto de prestaciones para luchar contra la pobreza». El año pasado se beneficiaron de estas ayudas entre 65.000 y 66.000 personas en la ciudad. Gracias a ellas se ha llegado a un 73% de la población necesitada, lo que implica que hay un 23% al que «no se está llegando». Cáritas alerta, además, de que se han alcanzado cotas de desigualdad importantes, de ahí la necesidad de que la ciudadanía tome conciencia de la relevancia de estas prestaciones sociales.
En este sentido, Ramón Ibeas destacó que la RGI «cumple un papel importantísimo arropando a personas en riesgo de vulnerabilidad social». Respecto a la polémica surgida en torno a esta ayuda, aseguró que «el que haya un poco de fraude, en concreto un 0,28%, no debe desnaturalizar la RGI. No es para rasgarse las vestiduras ni para poner en cuestión el sistema». También se ha pedido que se modifique el sistema de prestación de ayudas, con unas condiciones que Cáritas considera «restrictivas». «Hay veces que se suspende la RGI a las personas y no se les explica por qué, en esos casos quedan en una situación de inestabilidad jurídica».
A pesar del aumento de la pobreza, desde Cáritas aseguran que también han crecido la solidaridad y las aportaciones económicas.
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