El elevador de la estación de Llodio acumula ya diez días de parón

El funcionamiento del elevador ha provocado problemas desde su puesta en marcha, a principios de septiembre. Los usuarios se han quejado de su lentitud, aunque el principal problema es el bloqueo continuo del equipo. Para abrir la puerta, hay que pulsar un botón lateral, poco visible. Tras quince segundos, la puerta queda desbloqueada, pero es frecuente que los usuarios intenten empujarla al no tener un sistema de apertura automático, con lo que el elevador queda bloqueado.

Una vez en el interior, no basta sólo con pulsar el botón de subida y bajada, como ocurre en cualquier otro ascensor. Hay que presionar el botón continuamente para que se desplace. Los errores en este proceso también pueden llegar a bloquear la plataforma. De hecho, han sido varias las ocasiones en las que los usuarios se han visto forzados a saltar por encima de la puerta para salir de su encierro. El 23 de septiembre fueron cuatro las personas que quedaron encerradas en dos momentos distintos del día. A primera hora de la mañana una mujer con su bebé y hacia las dos y media de la tarde, el concejal Juanma Ibarretxe con un amigo mientras comprobaba el funcionamiento del sistema.

Rampa

Tras estos episodios, los operarios de la empresa instaladora han revisado el mecanismo y añadido algunas mejoras, como los letreros en braille para facilitar su uso, pero aun así no han logrado que su funcionamiento sea correcto. Mientras tanto, los viajeros reclaman «una sencilla rampa para poder subir a la estación». Una demanda así se presentó a través de change.org en agosto y recabó el apoyo de más de 13.000 personas. Sin embargo, el proyecto aprobado por el Ayuntamiento ha descartado la colocación de una rampa para acceder a la terminal. El equipo de gobierno se comprometió a liderar un movimiento junto a otras localidades para pedir a Adif que resolviera las barreras que existen para acceder a los trenes Bilbao-Orduña.

Por otro lado, las obras de urbanización de la plaza de la estación y la calle Maestro Elorza están a punto de cumplir un año de duración. Aunque están casi terminadas, los operarios todavía están realizando trabajos para retocar los desperfectos. Ayer mismo, se encargaron de cortar las baldosas de la plaza para favorecer la filtración del agua de lluvia al subsuelo y evitar la aparición de charcos de agua.