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Saioa Echeazarra
Miércoles, 8 de abril 2015, 09:48
Detrás de Olé Morena, la vanguardista boutique de zapatos de la calle Dato, están los nombres de Dorleta Sáenz de Olazagoitia (Vitoria, 1973) y Sandra Aparicio (Bilbao, 1974). Dos esforzadas profesionales que se han abierto un relevante hueco en esa jungla que representa el universo ... de la moda. Tras muchas temporadas de sacrificio y gran empeño, sus cada vez más demandados tacones, botines o sandalias han alcanzado un importante nivel de prestigio al ser seleccionadas por la última edición de la 080 Barcelona Fashion, acreditada "fashion week" y sucesora de la Pasarela Gaudí desarrollada en la Ciudad Condal el pasado febrero. Allí, esta dupla de emprendedoras presentó sus flamantes colecciones. Y además lo hicieron como únicas representantes de todo el País Vasco.
Por ese logro de llevar el nombre de la capital alavesa a uno de los certámenes nacionales con más notoriedad, EL CORREO las distingue como Alavesas del mes de marzo, el galardón que reconoce la aportación de ciudadanos destacados en pro de la comunidad. Lograr que un estilo, en este caso de calzado, acapare los singulares "flashes" del más brillante de los salones de tendencias entre cientos de propuestas de todo el país no es, ni mucho menos, una tarea sencilla. Lanzar una marca "tiene muchísimo trabajo", insisten las artífices del proyecto, que volvieron de la capital catalana con extraordinarias sensaciones de recuerdo. "Nos encantó hallar tanta diversidad de estilos y a la par hicimos muchos contactos y dimos a conocer nuestra marca, la promocionamos", transmiten.
En el caso de Dorleta, su trayectoria arrancó en 1998, periodo en que era empleada en Mango. "Comencé en la tienda de mi ciudad natal y después realicé varios viajes, abriendo distintos establecimientos de esta firma en Reino Unido, Alemania, Suiza, Bélgica, México o Venezuela. Me encargaba de la formación del equipo y de la puesta en marcha de los locales", repasa. Por su parte, la bilbaína Sandra -que llegó en su adolescencia a Vitoria, donde pronto hizo amistad con su actual socia- estudió Diseño en Logroño y también trabajó para la misma multinacional textil que su compañera, en este caso como "encargada de "merchandising"". Tras esta etapa inicial, ambas se lanzaron a su primera odisea empresarial con la apertura de la tienda Pisa Morena también en la "milla de oro" vitoriana, aunque en el tramo junto a Manuel Iradier. Corría octubre de 2010 y "queríamos buscar nuestro lugar", evocan.
"Nos plagian los grandes"
Tres cursos más adelante nació Olé Morena como una marca de calzado que aúna "diseño, tendencia, precio y calidad", y con "las maderas" como uno de sus pilares esenciales. Fabricadas en Alicante "artesanalmente, a mano y pieza a pieza", las pieles, hormas, tachuelas y otros componentes de cualquier par de esta casa confieren a quien los calce "estilo, comodidad y una gran durabilidad. Las clientas nos dicen que acaban tirando los zapatos de aburrimiento, porque no se rompen", advierten las creadoras de esta firma que ante la posibilidad de "mudarse" a un enclave aún más comercial, se instalaron en 2013 en el privilegiado rincón que dejó libre Max Mara. Lo hicieron uniendo sinergias con la boutique de ropa Blondie. En estos momentos, sus tacones y plataformas se pueden adquirir en puntos cualificados como The Shoe Boutique de Ainhoa Etxeberria en San Sebastián (en la calle San Marcial), así como en Bilbao, Cantabria y La Rioja.
Sin embargo, para llegar tan alto "hemos tenido que llamar a muchas puertas, hasta que encontramos alguien que creyó en nosotras", remarcan una y otra vez estas dos madres de familia que en ningún momento descuidan su estilo. Desde aquella primera serie que lanzaron al mercado, "ya llevamos más de cinco colecciones" para todas las estaciones del año. Y ahora se les presenta una nueva oportunidad dado que "una importante empresa distribuidora se ha mostrado muy interesada en vender nuestros zapatos a nivel nacional", avanzan.
"Tenemos constancia -sostienen- de que ciertas multinacionales de la moda nos copian algunos diseños. Ha habido casos en que sacábamos un modelo, y la temporada siguiente lo tenían estas grandes marcas. Eso sí, la calidad no tenía nada que ver; aquellas estaban manufacturadas a máquina y con materiales mucho peores". Se trata de un hecho a su juicio desconcertante ya que "lo lógico sería que plagiaran a Valentino o Gucci, pero ¿a nosotras?". Ello supone, a su ilegal manera, "una especie de halago".
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