Shinobu trabaja en Chokoreeto y La Peña Dulce.

La dulce conexión nipona

EL CORREO distingue a la repostera Shinobu Kito como ‘Alavesa de enero’ por difundir la gastronomía y la imagen de Vitoria en la televisión de Japón

Saioa Echeazarra

Sábado, 14 de febrero 2015, 01:51

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Konnichiwa, Vitoria, se dijo para sus adentros Shinobu Kito hace más de un lustro, cuando aterrizó por primera vez en plena almendra medieval. Nacida en Nagoya hace 39 años, esta despierta repostera sustituyó la tecnológicamente avanzada Tierra del sol naciente por la arquitectura medieval, los ... verdes parques y el sosiego urbano de Vitoria. Su romance con la ciudad fue realmente un romance con uno de sus habitantes, con el que a su vez se enamoró del dulce arte de la pastelería. Y fueron felices y en lugar de las perdices eligieron chocolate, protagonista del obrador Chokoreeto que regentan en el Casco Viejo y que ha atraído a las cámaras del otro lado del mundo hasta el corazón de la capital alavesa.

Por esa gran labor de promocionar la ciudad y sus bondades turísticas nada menos que en distintos canales de la televisión nipona, que han rodado varios programas en Vitoria, EL CORREO distingue a Kito como Alavesa del mes de enero. Un reconocimiento a su aportación en la difusión de la imagen de la capital como un destino «con una cultura y una gastronomía increíbles», loa la galardonada, casada con el miembro de la saga que está al frente de una de las pastelerías con más solera (La Peña Dulce). En realidad, la confitera ha logrado llamar la atención mediática de sus compatriotas a través de un blog desde el que describe las singularidades de la rica tradición culinaria local.

Así, ha dado cuenta de sociedades, festejos regionales y productos típicos como los caracoles de San Prudencio o los postres clásicos. Magnetizados por esta bitácora, los reporteros del espacio Grutto! Chikyubin de la cadena Yomiuri TV (Osaka) -con casi 75 millones de espectadores y al estilo de Españoles en el mundo pero centrado en temas como la cocina- se plantaron con sus trípodes y micrófonos en la Catedral, la Virgen Blanca y otros monumentos. Corría mayo de 2010 y Vitoria se abría al mundo con Shinobu como excepcional corresponsal.

«Una hora de programa»

Su particular historia de amor con un alavés comenzó «cuando nos conocimos en mi país porque él había viajado allí por motivos de trabajo», repasa. «Estuvimos saliendo durante tres años y nos casamos hace cinco». Licenciada en Derecho, Finanzas y Administración de Empresas, en una primera etapa «trabajé en Nagoya, sede de la fábrica de Toyota, como administrativa y también en el sector de las exportaciones».

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Pero en el país del Emperador Akihito, cuarta economía mundial, el dulce es religión. «Es súper típico -cuenta en un perfecto español- y se celebran mogollón de ferias dedicadas al chocolate».

Y Vitoria, cuna de ilustres obradores, se antojaba como escenario perfecto. Por su parte, la primera expedición de periodistas foráneos no sería la última. Así, el pasado mes de noviembre el programa Otonas no Europa tabi aruki del canal Nittele rodó en las calles del Casco y del centro, los museos de Bellas Artes y de Naipes, el parque de la Florida, comercios tradicionales y hasta una bodega de la Rioja Alavesa. Tampoco se marcharon sin grabar desde lo alto de la torre de Santa María, aparte de degustar los dulces y pintxos locales otra vez con Shinobu como singular Cicerone. «Emitieron el programa hace poco más de dos semanas en Japón, con más de una hora dedicada exclusivamente a Vitoria», celebra la tenaz chocolatera.

Adaptada a la ciudad

Su adaptación a la ciudad no ha podido ser mejor. «Sobre todo no echo nada de menos la comida de mi país porque aquí puedes encontrar de todo, carnes y pescados frescos y de gran calidad, igual que en bares y restaurantes». Sus compatriotas «también se llevan una buena impresión y valoran mucho la alta calidad de la hostelería». Probablemente, con ayuda tanto de los programas televisivos como de sus entradas en Internet, ahora son más los turistas samuráis los que escogen Álava para sus vacaciones. De hecho, «muchos de los que vienen me reconocen y me saludan cuando me ven en la chocolatería», sonríe Shinobu.

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Desde el punto de vista de la repostería, «Vitoria es muy distinta a mi país, cada cual tiene su estilo, pero ambos me gustan mucho». Por este motivo «ahora siento pasión por hacer cosas nuevas y bonitas». Por ejemplo, «unas trufas de matcha (té verde molido empleado en la ceremonia japonesa del té) que diseñamos con motivo de la Capitalidad Verde Europea. En mi país es típico tomar estos bombones con una taza y aquí han tenido éxito entre los clientes».

Shinobu Kito está «muy feliz con esta vida familiar en Vitoria. Algunas costumbres son parecidas a las mías; a los nipones le encanta salir a tomar una cerveza y picar algo después del trabajo. Y lo bueno de Álava es que la calidad es muy alta, el precio asequible y no está atestado de gente como otras ciudades como San Sebastián. Por eso está teniendo mucho éxito entre los turistas».

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