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Recorrido aproximado del canal
Un canal navegable entre el Ebro y el Cantábrico

Un canal navegable entre el Ebro y el Cantábrico

En 1786 la Sociedad Bascongada de Amigos del País encomendó al vitoriano Manuel de Echanove levantar el plan del canal entre los mares Cantábrico y Mediterráneo a través de los ríos Ebro, Zadorra y Deva

Francisco Góngora

Martes, 9 de septiembre 2014, 02:05

Una de las cosas más llamativas de la época de la Ilustración es la decidida apuesta por las obras públicas como motor económico y factor de modernidad. En 1786 la Sociedad Bascongada de Amigos del País encomendó a Manuel de Echanove levantar el plan del canal de comunicación entre los mares Cantábrico y Mediterráneo a través de los ríos Ebro, Zadorra y Deva, desembocando en los puertos de Deva y Tortosa. El vitoriano Echanove midió los ríos Zadorra y Deva y todas las alturas y montes que había que salvar para hacer un canal navegable. También se encargó de la nivelación desde el puerto de Salinas al mar Cantábrico, por un lado y al Ebro, por otro. Igualmente, realizó un plan topográfico de todo ellos. Manuel de Echánove se había preparado en el estudio del gran arquitecto del neoclasicismo Ventura Rodríguez.

La línea del Zadorra-Salinas-Deva para realizar el canal navegable que mejorara las comunicaciones de la Rioja y Navarra con los puertos del Norte no era el único proyecto. Ya desde 1751 las Juntas Generales de Gipuzkoa nombra comisionados para examinar cómo hacer navegables los ríos guipuzcoanos y estudiar la posibilidad de unir el Cantábrico con el mar Mediterráneo, aprovechando la favorable circunstancia que para que este objeto concurre en la vertiente septentrional de la sierra de Aitzgorri. En 1807, el arquitecto Joaquín Ignacio Zunzunegui encontró la posibilidad de unir ambos mares utilizando la cercanía del camino real que pasaba por el túnel de San Adrián, en las cercanías de Aitzgorri. Zunzunegui, describiendo el origen del arroyo Otzaurte, que nacía precisamente en la divisoria de aguas, apuntó a este como el único que presenta la naturaleza para que pueda construirse un canal que comunique ambos mares.

No es el único proyecto que se pone sobre la mesa. Los navarros tratan de aprovechar el momento y hacen su propio plan de canal, que parte desde el Bocal de Tudela y va hacia el río Aragón, siguiendo las localidades de Murillo, Arguedas, Valtierra, y Milagro hasta Villafranca, a lo largo de unas siete leguas y media. A continuación (en grafía de la época) se "havia de subir por las riveras del río Arga hasta el lugar de Ybero por Marcilla, Peralta, Falces, Miranda de Arga, Berbinzana, Larraga, Mendigorria, Puente, Belascoain, Vidaurreta y Echauri . Y después de atravesar zonas más complicadas por el valle de Araiz llegaría a Tolosa y por el río Oria hasta Orio.

El autor de este proyecto, Santos Ángel de Ochandategui aseguraba que este trazado ahorraba trece leguas frente al plan de la Bascongada (por Salinas y Deva).

La única unión existente entre la cuenca del Ebro y el Cantábrico en el País Vasco es el llamado sistema Zadorra , los embalses de Ullíbarri-Gamboa y Urrúnaga conectados entre sí y con el río Arratia tras un salto aprovechado para producir energía hidroeléctrica. Naturalmente, no es navegable. Los canales de este tipo se han llevado siempre mal con tanta montaña. Las guerras de la época y la alta financiación de estos proyectos impidió que se hicieran en su momento.

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