Saioa Echeazarra
Sábado, 12 de julio 2014, 02:13
La ciencia que estudia la física del universo, la astrofísica, es el apasionante campo en el que despunta Ana Inés Gómez de Castro, cuya investigación «analiza la formación de sistemas planetarios», según transmite esta profesora universitaria que lidera destacadas misiones de observación espacial. Su trabajo ... como directora científica en España del proyecto World Space Observatory-Ultraviolet (WSO-US) le ha hecho merecedora del primer premio Heraclio Alfaro de excelencia en la innovación concedido por la Diputación. Un ascenso que también ha sido valorado por EL CORREO para otorgarle la distinción de Alavesa del mes, galardón que premia la labor de ciudadanos relevantes que con sus actos contribuyen al desarrollo del territorio.
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«En la actualidad se conocen alrededor de 3.000 sistemas planetarios en proceso de formación. Una de sus características fundamentales es la gran cantidad de radiación ultravioleta que generan, alrededor de 100 veces la de una estrella como el Sol. Esta radiación tiene un gran impacto en la formación de sus atmósferas», ilustra esta brillante vitoriana que trabaja como profesora en la Universidad Complutense de Madrid. Además, capitanea diversos programas con avanzados telescopios espaciales en el rango ultravioleta. Precisamente, ahora lleva las riendas de «un proyecto internacional con el Hubble, cuyas últimas observaciones se realizarán el día 5 de agosto de este año».
Se trata de una misión científica dirigida por la Agencia Espacial de Rusia, Roscosmos, con una importante participación española tanto en la instrumentación como en el control de la misión y el programa científico, destaca la docente, investigadora principal de este programa en España. «Las primeras instalaciones del centro de control se inaugurarán este otoño en el campus de la Complutense».
Tesis doctoral
La aportación hispana se denomina ISSIS, «un instrumento para realizar imagen y espectroscopia en el ultravioleta con una resolución espacial final de 0.05 segundos de arco, comparable a la del Hubble y con una sensibilidad similar. Es todo un reto para la ingeniería nacional tanto en términos de precisión como de control de contaminación».
Nacida en la capital alavesa en 1961, la sobresaliente carrera de esta aventajada alumna despegó en Vera Cruz y Marianistas para cursar después Ciencias Físicas en Madrid. Realizó su tesis en el Observatorio del telescopio International Ultraviolet Explorer (IUE) y después completó su tesis doctoral sobre «el estudio de la formación estelar y la relevancia del magnetismo en este proceso». Y al igual que la nave Cassini-Huygens, la singular misión académica de la profesora ha llegado lejos; tal vez más allá de Saturno.
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Primero en la Universidad de McMaster (Ontario) y en el National Science and Engineering Research Council canadiense. De vuelta a su país se incorporó al Observatorio del telescopio IUE, hasta que en 1994 ingresó como docente en la facultad madrileña.
¿Qué enigmas del universo permitirá revelar su actual operativo? «Proporcionará claves fundamentales para entender la interacción de la atmósfera de la Tierra con su estrella y su entorno espacial», señala esta erudita de las leyes de Johannes Kepler, que no en vano fue una figura clave en la revolución científica. Su pupila se expresa también sobre la posible existencia de vida en otros planetas. «Para poder observar las atmósferas similares a la de la Tierra necesitaríamos telescopios con una gran capacidad colectora (10 metros de diámetro). La tecnología para hacer posible estas misiones se está poniendo en marcha en la actualidad. ¡Construir un telescopio espacial de diez metros es un auténtico reto!», recuerda.
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Volviendo a sus investigaciones actuales con el WSO, la misión consiste en «poner en órbita y operar un observatorio espacial que nos permitirá realizar investigaciones cuando el Hubble 'muera'». «Hay que tener en cuenta que construir un telescopio a través de la colaboración internacional requiere alrededor de 15 o 20 años. Al tiempo necesario para la investigación y el desarrollo tecnológico hay que añadirle el que lleva aparejado la coordinación entre equipos y la armonización presupuestaria entre los países involucrados sobre varios ejercicios». En definitiva, «en un proyecto espacial hay una fase de diseño preliminar a la que siguen procedimientos de test y cierre de elementos de diseño hasta que el proyecto es finalmente concluido. Hay cinco fases: A, B, C, D y E, y el WSO está entre el segundo y el tercero».
Sistema educativo
La profesora Gómez de Castro no deja de insistir en la necesidad de mejorar el sistema educativo en la rama de las ciencias, ya que «los profesores no son investigadores y no motivan a sus alumnos». Por todas estas razones, los reconocimientos, aunque sean a nivel ciudadano, suponen «un honor y un orgullo. El trabajo en ciencia es duro y suele pasar desapercibido. Se necesitan muchos años de esfuerzo para conseguir resultados y este premio es una fuente de motivación en estos momentos tan duros en el sector de I+D+I».
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Casada y madre de dos hijos, la constelación académica de esta científica irradia si cabe más energía ya que también coordina la red europea de astronomía ultravioleta. Según resalta, «Heraclio Alfaro fue inspirador; un lazo con generaciones pasadas que creyeron en la innovación. La sociedad actual se ha acostumbrado a disponer con rapidez de recursos, pero ciencia y tecnología son procesos lentos».
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