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Saioa Echeazarra
Sábado, 10 de mayo 2014, 01:26
Cine fresco, alternativo, con carácter, diferente y que siempre, sin excepciones, deja huella. La impronta de Karra Elejalde en el celuloide vasco y nacional es incuestionable, aporte encomiable el suyo ahora que acaba de hollar una nueva cima profesional en forma de taquillazo, con el ... éxito sin precedentes de Ocho apellidos vascos. La cinta de Emilio Martínez-Lázaro, donde este vitoriano único encarna al padre de la protagonista, no sólo se ha convertido en la película más vista de la historia del cine español sino que ha recaudado más de 44 millones. Todo un logro que, sumado a su notable trayectoria dedicada al séptimo arte, ha sido reconocido por EL CORREO para distinguirlo como Alavés del mes.
El galardón ensalza la labor de ciudadanos que han destacado por su aportación a distintos ámbitos de la sociedad. Y si alguien ha divulgado el nombre de su territorio por los altares de la interpretación y el espectáculo, ése ha sido Karra y su rompedora visión en torno a la gran pantalla. El también director y guionista poseedor de un Goya mejor actor de reparto por También la lluvia no abandona su incisiva perspectiva fílmica ni siquiera tras la campanada suscitada ante el mediático romance entre Clara Lago y Dani Rovira, los Romeo y Julieta del momento. Lógicamente, «no me esperaba un éxito de estas dimensiones. Pero es cierto que cuando estábamos rodando las tomas, el equipo no paraba de reír; eso ya apuntaba algo», evoca a este periódico, sin abandonar nunca su garra escéptica e irreverente.
«Casos como el de esta cinta son aislados y sirven para maquillar las cifras, porque lo que tenemos en nuestro país no es una industria sino una cuchufleta incapaz de competir con la OPA hostil que representa Hollywood». El ácido sentido del humor de Carlos Karra Elejalde Garay (Vitoria, 1960) comenzó a fraguarse desde su adolescencia, etapa en que sintió la llamada del arte dramático para enrolarse en compañías como Samaniego. En los 80 colaboraría con colectivos como Klacatrak, Hordago y Ttipi-Ttapa Teatro en labores de reparto, guión y, por supuesto, al mando de la claqueta. La capital y su Teatro Principal no han olvidado esas primeras y creativas incursiones.
Airbag y Torapia
Su primer papel en el cine llegó con Lauaxeta-A los cuatro vientos. Le siguieron apariciones en Sauna (Andreu Martín) o Terranova (Ferrán Llagostera). Arrancaban los noventa, y Karra despegó. Lo hizo al albur de la nueva oleada de realizadores vascos y una serie de títulos clave en su currículum: primero Alas de mariposa pero sobre todo su primer papel protagonista en La madre muerta de Juanma Bajo Ulloa, aparte de Vacas (Julio Medem), que también le reportó reconocimiento. A propósito de esos incipientes destellos cinematográficos, el intérprete con familia de Salinas de Léniz no deja de recordar irritado que la del espectáculo es una profesión a menudo «enfermiza» y equiparable a la de «un saltador de altura».
Cuando las puertas de su brillante carrera no habían hecho más que entreabrirse, el propio Almodóvar le contrató como secundario en Kika. Intervino también en Acción mutante (Álex de la Iglesia), Días contados (Imanol Uribe) o Tatiana, la muñeca rusa (Santiago San Miguel), y sorprendió con sus roles en Salto al vacío y Tierra. Tras ser galardonado con el premio al Mejor Actor por la Unión de Actores Vascos, Airbag se convirtió tal vez en uno de sus trabajos más memorables, pese a que «te acaba cansando que el público te recuerde todo el rato por ese papel. ¿Por qué no mencionan tanto, por ejemplo, Año Mariano?», reprocha Elejalde. Aparte de colaborar en el guión de The Raven Tinieblas González, el nombre de Karra siguió acaparando títulos de crédito con el nuevo milenio: Lázaro de Tormes de Fernando Fernán-Gómez, Visionarios, Carne de gallina...
En la línea de Airbag, en 2004 dirigió Torapia. Les siguieron Locos por el sexo y Los cronocrímenes, de Nacho Vigalondo. El merecido Goya llegaría al fin en 2011 por la mejor interpretación masculina en También la lluvia de Icíar Bollaín. Pero no todo es cine para Karra. Ni mucho menos, porque ha logrado éxitos teatrales (La kabra tira al monte) y televisivos (Títeres sin cabeza, Circo pop, Bertan zoro). A su faceta de locutor radiofónico se añade la de escritor de letras para la banda Hertzainak, así como de actor de cortometrajes. En la actualidad, «estoy inmerso en dos rodajes».
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