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Más de 60 kilómetros de tentáculos subterráneos conectados a una serie de «aspiradoras gigantes» se 'tragan' a diario los desechos que generan cerca de la mitad de los hogares vitorianos. Un 'monstruo de las basuras' que no tiene nada de monstruoso y que de hecho ... ha colocado a la capital alavesa como una de las pioneras a nivel nacional en el sistema de recogida neumática de residuos. Esta gran red continúa en expansión y se 'enciende' a partir de hoy (19 de octubre), en los barrios del Sur, donde 900 hogares de Aretxabaleta, Gardélegui y Esmaltaciones podrán estrenar al fin, tras varios años de espera, los receptáculos ya presentes en el Casco Viejo, Ibaiondo, Salburua y Zabalgana. Entre todos esos distritos se reparten las siete plantas centrales del sistema de recogida al que están enganchados más de 100.000 vitorianos (el 40% de la población), según datos municipales.
Desde las 'entrañas' de la red, técnicos de la gestión de residuos en Vitoria han mostrado a EL CORREO el funcionamiento interno de este potente succionador. «Aunque en un punto de la calle haya dos buzones, hay un único tubo que va por debajo y llega a la planta», introduce Joseba Sánchez, jefe de la Unidad de Gestión de Residuos del Ayuntamiento, desde la central de Mariturri (en la Avenida de los Derechos Humanos). Cada tipo de buzón recoge una fracción de residuo (orgánica, resto o envases). Como primer paso, el sistema abre la tapa correspondiente, mientras la otra permanece cerrada, de forma que los desperdicios de un mismo grupo caen a la tubería.
A continuación se ponen en marcha los motores de esta instalación que funciona «como la aspiradora de casa»; el aire y la basura llegan juntos y hay que separarlos y luego filtrar el aire, «que es lo que hacemos en la planta». Ese aire entra a un elemento denominado ciclón, «una especie de tronco cónico donde la basura entra tangencialmente junto con el aire, y una vez dentro los residuos empiezan a dar vueltas, la gravedad hace que vayan cayendo hacia abajo mientras el aire se va por arriba». Así se produce la 'magia' de la separación. Después los desechos se empujan para ser depositados en unos contenedores –uno para cada tipo de residuo– y cuando están llenos, un camión los traslada a la planta de biometanización y compostaje, en el polígono de Júndiz. Cada vez que se llevan un depósito de la planta, «hay otros de reserva que se colocan en su lugar».
Recogida ya la primera de las fracciones, el sistema procede a succionar la segunda. Para ello se cierran las tapas que se han abierto en el primer proceso y se abren las que corresponden al otro tipo de residuo, que «de nuevo cae al mismo tubo subterráneo», unos conductos con «50 centímetros de diámetro». Cuando los motores lo atraen hacia la planta por dicho tubo, una «válvula diversora» lo conecta a su respectivo conducto y ciclón. Así es como «con una única tubería se recogen las dos fracciones». La basura pasa entonces a su correspondiente ciclón, donde se separa del aire y va al depósito.
Es un proceso «totalmente automatizado que se maneja desde la sala de control central ubicada en Salburua», agrega Daniel Pescador, de Envac Iberia, la firma encargada de gestionar 6 de las 7 plantas de Vitoria, incluida la nueva de Aretxabaleta (la otra, en Arakaiate, tiene un funcionamiento que difiere en algunos aspectos técnicos y es de la empresa Ros Roca). En instalaciones como la de Mariturri, en la parte inferior se ubica la sala de motores o «turbos», ilustra Joseba Sánchez. Hay cuatro, de los cuales tres funcionan a la vez mientras el cuarto sirve de reserva por si falla alguno de los demás. El número de unidades que se activa «depende de la distancia a la que está la basura»; cuanto más cerca, menos motores hay que encender. Estas potentes máquinas «chupan» el aire a una velocidad de 60 kilómetros por hora y son capaces de atraer desechos desde una distancia de «hasta 2 kilómetros».
A su lado se sitúan otros de los elementos claves del proceso: los filtros, de dos tipos. Unos quitan las partículas y otros el olor. Estos últimos constan de «tres baterías de carbón activo» que acaban con el hedor y el aire vuelve a la atmósfera «más limpio de lo que ha entrado, porque le hemos quitado tanto el olor como las partículas que tenía en la calle». No deja de ser «una aspiradora gigante». El mantenimiento, eso sí, requiere cambiar los filtros «una vez año año para evitar que se colmaten».
Las mayoría de los 1.285 buzones instalados en Vitoria recogen actualmente dos tipos de desechos, orgánico y resto. En cambio, los barrios del Sur dispondrán de recogida de orgánico (en la boca de color naranja) y envases (amarillo). Una separación que ya se ha implantado con «resultados estupendos» en Ibaiondo. Este esquema, de hecho, se extenderá a toda la ciudad, con la nueva contrata de limpieza. ¿Por qué? «Hemos comprobado que para que la gente recicle, hay que acercarle lo máximo el reciclaje a casa y alejar la bolsa de basura sin reciclaje. Se ha hecho en otras ciudades y funciona. Incrementará la tasa de reciclaje».
Tal y como remarca César Fernández de Landa, concejal de Planificación y Gestión Ambiental (PNV), «en pocos años los sistemas de recogida y gestión de residuos están experimentando un cambio significativo. Y esa pequeña revolución tecnológica tiene que ir acompañada también de un cambio de 'chip' de cada uno de nosotros a la hora de gestionar los residuos en casa. Salvo casos puntuales, la ciudadanía en Vitoria está cada vez más concienciada y sabe aprovechar las facilidades de tener estos buzones. Nuestro objetivo es seguir mejorando».
Mientras los vecinos del Sur comienzan a familiarizarse con los receptáculos de aspiración neumática, los barrios que llevan años con este sistema analizan sus fortalezas, debilidades y problemas. «Se ha evolucionado mucho recogiéndose ya residuos orgánicos y envases en algunos barrios, pero es importante que el Ayuntamiento vuelva a informar a la ciudadanía de su funcionamiento y pautas a seguir, y hacer un llamamiento a que los ciudadanos seamos más cívicos», solicita Ángel Lamelas, presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Álava (FAVA).
Desde el Casco Viejo, Manu Arakama (Gasteiz Txiki) aplaude la sustitución prevista de los buzones de la 'almendra' por otros con bocas más grandes tipo 'panera', «mucho más cómodos y simples de manejar para la vecindad». Sin embargo, urge una campaña informativa «portal a portal» sobre horarios de recogida de enseres, puntos de reciclaje y también de la recogida neumática. Ante la «alta rotación vecinal» del distrito en régimen de alquiler, reclama colocar información «en el interior de los portales y de forma permanente», también «junto a los buzones en la calle» para que todos los residentes la vean. Y para quienes incumplan las normas, el colectivo pide «sanciones»
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