Alboan

Cada año cientos de ciudadanos se anudan las zapatillas en Vitoria para colaborar con la asociación Alboan, la ONG jesuita de cooperación internacional de Euskadi y Navarra. Con esos kilómetros que atraviesan el corazón de la ciudad, buscan contribuir a su trabajo por el desarrollo de los países    –y de los pueblos indígenas– donde viven mujeres excluidas, niños sin escuelas, personas refugiadas y jóvenes en riesgo. Esta carrera, que cuenta con el apoyo de EL CORREO, es uno de los múltiples proyectos solidarios que impulsan desde esta entidad, que busca acompañar cada día a aquellos más vulnerables de Latinoamérica, África y Asia. Desde las calles, se pretende aumentar esa sensibilidad entre los alaveses y que las distintas buenas causas calen tanto en los participantes como en esos espectadores que atienden al pelotón desde la barrera.

El mensaje de este pasado marzo se centró en buscar fondos para los 420 millones de niños en el mundo que conviven con conflictos armados, y para esos más de 40 millones que se han visto obligados a abandonar su hogar, familia y escuela para salvar sus vidas a causa de estas difíciles situaciones. En pasadas convocatorias de esta marcha –que se replica en hasta otras doce ciudades del país– se ha corrido en favor de la Amazonía y de sus 380 pueblos indígenas, que con 33 millones de personas que hablan 240 lenguas conviven en un territorio «amenazado por la deforestación, los intereses militares, comerciales e industriales que afectan directamente a las comunidades locales», según recordaron desde la organización de la cita.

También se ha lanzado un mensaje de defensa hacia «esas mujeres valientes que luchan por cambiar su vida», a las que han asistido con diferentes iniciativas. En Honduras, por ejemplo, se ha buscado reforzar la vigilancia de los Derechos Humanos y fortalecer los movimientos sociales. En Chennai (India) se ha ofrecido formación en técnicas agrícolas sostenibles para mujeres en dos granjas ecológicas piloto. En la provincia congoleña de Kimuisi se ha apostado por la participación activa en la gestión de las cooperativas.

El «tejido de relaciones» entre socios y voluntarios es el que ha permitido «el sueño» de Alboan de «contribuir a construir una ciudadanía global que denuncie las desigualdades y trabaje por la construcción de un mundo habitable para toda la humanidad», matizan desde la entidad que nació en 1996 y cuya sede vitoriana se encuentra en la calle Monseñor Estenaga, número 1. Entre Euskadi y Navarra suman 5.900 afiliados y 260 voluntarios que ponen su granito de arena en 243 proyectos que impactan en la vida de más de 503.000 personas en todo el mundo.

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