Borrar
Luis Troya, durante la grabación en México de uno de los capítulos de 'Policía Internacional'./ CUATRO
«Hemos estado bajo fuego abierto»
Se estrena hoy

«Hemos estado bajo fuego abierto»

Luis Troya, habitual de 'Callejeros', ha patrullado los puntos más calientes de México y Guatemala con los agentes de 'Policía Internacional'. Se estrena hoy en Cuatro

MIGUEL ÁNGEL ALFONSO

Martes, 18 de febrero 2014, 08:20

Asaltos, robos, persecuciones, extorsiones, secuestros express, tiroteos... En México y Guatemala, países con un altísimo índice de criminalidad, ejercer como agente de la ley es una profesión de riesgo. «Allí la vida vale poco». Los periodistas también son objetivo prioritario de maras y narcotraficantes, por eso Luis Troya, reportero habitual de 'Callejeros', no dio detalles a su familia cuando Cuatro le propuso rodar 'Policía Internacional'. Un 'reality' que se estrena esta noche a partir de las 22.30 horas y que está grabado con técnicas de periodismo de guerra junto a los policías que se juegan el tipo diariamente en las zonas calientes del planeta.

- Este programa no escatima en escenas fuertes.

- Allí la vida vale poco. Cuando la Policía acude en México a un operativo no se encuentra con un solo caso de asesinato, se encuentra con quince muertos descuartizados y en una fosa. Van con tanques blindados y con las metralletas del calibre más alto.

- ¿Qué sensación transmite la Policía de estos países?

- Nos ha servido para conocer la realidad social de estos países. Allí la Policía no goza de una confianza plena como la que tiene aquí y los sueldos son muy bajos.

- En estos 'estados de guerra', ¿cómo intenta llevar la gente una vida normal?

- Ha habido veces que me han entrado ganas de irme de la grabación, porque los padres llevaban a sus hijos pequeños a ver los asesinatos, se reían o te preguntaban de cachondeo sobre los muertos. Hay un gran sentimiento de insensibilidad, pero la gente no es culpable, ellos se encuentran con chavales a los que les han pegado cuatro tiros en la cara a diario. En algunos casos hasta los familiares de los fallecidos lo ven normal.

- ¿Ha pasado miedo?

- Los periodistas mexicanos con los que hablé no se explicaban por qué habíamos decidido ir a grabar junto a la Policía, para ellos eso era una temeridad. Allí los policías extorsionan y asesinan, no fui consciente de ese peligro. Sí que he pasado miedo.

- ¿La Policía actuaba con naturalidad delante de usted?

- Nos hemos llevado una sorpresa, ellos han entendido lo que queríamos hacer a la perfección. Ten en cuenta que en México se ha hecho hasta una telenovela de la Policía Federal, ¡con agentes reales! Nos han dado todas las facilidades posibles. La única pega que me pusieron fue cuando les pedí que me llevaran a la zona de Aguascalientes: me respondieron que si quería ir seguramente me 'regresarían' en una caja fúnebre.

- Pese a todo es el sueño de cualquier periodista que busque acción...

- No te creas, yo conozco a muchos que no querrían hacerlo, aunque yo soñaba con hacer esto pese al riesgo. Lo volvería a repetir, aunque esta vez tampoco se lo contaría a mis padres.

- ¿No les había dicho nada?

- Mi madre y mi abuela no sabían exactamente lo que iba a hacer. Cuando volví de grabar se lo dije y me dieron un tirón de orejas (risas).

- ¿Hay algo que no pueda borrar de su memoria?

- Hemos estado bajo fuego abierto, balaceras incluso entre policías. Me quedo con la escena en la que acudimos a una gasolinera por un atraco, está el chico fuera asustado y se oye un disparo dentro. Ves cómo carga la policía y rodea el edificio. Eso nunca lo había vivido.

- Cuando regresó a nuestro país&hellip

- Tranquilidad, eso es lo que me transmitió. Yo soy rubio e iba con la cabeza agachada todo el rato, los policías me dijeron que por eso yo valía más dinero. La última noche en Guatemala puse la cómoda contra la puerta porque no me fiaba de nada.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo «Hemos estado bajo fuego abierto»