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EL CORREO
Sábado, 15 de febrero 2014, 15:34
El proceso de reorganización que está llevando a cabo Coca-Cola Iberian Partners (CCIP) en España va a suponer el cierre de cuatro de sus once plantas y un mazazo para parte de su plantilla. Sin embargo, la posición de Euskadi en el conjunto del país va a salir reforzada. Por un lado, la embotelladora de Galdakao, abierta en 1956 y donde trabajan unas 400 personas, va a ser una de las que mantendrá su actividad -cerrarán las de Alicante, Palma de Mallorca, Colloto (Asturias) y Fuenlabrada (Madrid)-. Además, la firma ha decidido establecer en Bilbao su departamento de compras.
El motivo de esta decisión es que el jarabe concentrado fabricado por The Coca-Cola Company en Irlanda llega a la Península a través de la capital vizcaína, para luego distribuirse al resto de las plantas del grupo. Además, en Bilbao también se ha situado el departamento de desarrollo corporativo, destinado a la gestión de sociedades participadas, desarrollo inorgánico, inteligencia fiscal y gestión de vehículos societarios.
Todo esto forma parte de la nueva estrategia de la firma, que pasa por «racionalizar» la producción. Según la compañía, eso implica, por un lado, cerrar cuatro de sus once plantas; pero, por otro, asegura que se potenciará tanto la producción como la plantilla en los siete centros que mantengan la actividad.
Como siempre, el principal drama de esta maniobra es el ERE que CCIP quiere impulsar y que afectará a 1.253 trabajadores. La oferta de la patronal supone recolocar a 500 empleados, prejubilaciones para 350, bajas voluntarias y unos 400 despidos en toda España. Su primera propuesta es ofrecer indemnizaciones de 30 días por año trabajado y un tope de 18 mensualidades. «Un ajuste racional y lógico», argumentó la empresa tras asegurar que no va a retirar el expediente de regulación de empleo. Eso sí, también matizó que aún hay margen para lograr un acuerdo con los representantes de los trabajadores que, según la firma, aún no se han pronunciado sobre los planes de la empresa.
Primera protesta
Quien sí lo ha hecho es la plantilla del centro de Fuenlabrada, en Madrid. Unos 400 trabajadores, según los organizadores, se concentraron ayer frente a la Embajada de Estados Unidos para mostrar su «indignación» por los despidos que se planean y que les afectarán de lleno. El acto de protesta comenzó a las 11:00 horas y se prolongó hasta las 13:30, un tiempo en el que los participantes exhibieron una pancarta con el lema 'No al cierre de fábricas de Coca-Cola' y distribuyeron octavillas en las que se leía 'No bebas Coca-Cola. 920.000.000 euros beneficio=1.253 familias a la calle. 3.000 puestos indirectos a la calle'. La protesta, convocada por CC OO y UGT, tuvo lugar ante la embajada porque, según recordaron los representantes sindicales, la multinacional tiene su sede mundial en Atlanta. De hecho, los manifestantes registraron dos documentos para que los diplomáticos los hagan llegar a los máximos responsables de la marca.
Por otra parte, el Grupo parlamentario socialista presentó ayer al Gobierno una Proposición no de Ley para la suspensión del ERE. En el texto pide al Ejecutivo que propicie «un espacio de diálogo y negociación» entre el embotellador único español y su compañía matriz, The Coca-Cola Company, con los sindicatos para acordar un Plan Industrial y de Empleo. El objetivo, según los socialistas, es «dotar de una solución al conflicto que haga posible y compatible la prioridad del empleo y el mantenimiento de las plantas de producción, junto con la implantación de las políticas y estrategias que la empresa considere para competir en el mercado».
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