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J. GÓMEZ PEÑA
Domingo, 3 de noviembre 2013, 13:46
La desaparición del Euskaltel deja un reguero de desheredados: ciclistas, técnicos, auxiliares... Ni siquiera varios de sus líderes han encontrado aún equipo para 2014. El final de la escuadra vasca no fue definitivo hasta que se rompió la posibilidad de que Fernando Alonso se quedara con parte de la escuadra vasca. Eso sucedió ya en septiembre, cuando los conjuntos del UCI World Tour tenían ya casi confeccionadas la plantillas. En octubre sólo quedan saldos en el mercado ciclista. Y dos de los dorsales más ilustres del Euskaltel, Samuel Sánchez e Igor Antón, aún no saben dónde competirán la próxima temporada. Por Samuel se interesó durante la Vuelta el Cofidis y ahora se ha interesado un equipo de segunda belga, el Wanty. No parece un maillot para la talla de un campeón olímpico. Y Antón está a la espera del Omega, que le abrirá un hueco si uno de sus corredores, Kevin de Weert, no supera una lesión.
Octubre es mal mes para firmar contratos. Buena parte de la plantilla del Euskaltel desciende hasta la cola del paro. Unos pocos han tenido fortuna: Nieve irá al Sky, Landa al Astana, Sicard al Europcar, Lobato y los hermanos Izagirre al Movistar... Otros se alejarán del ciclismo de élite, como el griego Tamouridis, que volverá al Tableware, o el guipuzcoano Gari Bravo, destinado al oculto ciclismo portugués (Efapel). Ni siquiera Antón, el vencedor en el Zoncolan, el ganador de la etapa de la Vuelta que regresó a Bilbao, pisa seguro. El tardío cierre del Euskaltel le ha depreciado en el mercado. El escaparate de otoño es para las rebajas.
En verano, justo antes de la Clásica de San Sebastián, un representante de Euskaltel comunicó a la plantilla que eran libres para buscar equipo. Antón madrugó. Recurrió de inmediato a un representante italiano y alcanzó un preacuerdo con el Omega, uno de los mejores conjuntos del mundo. Pese a que iba a cobrar la mitad que en el Euskaltel, era una puerta abierta para seguir presente en las mejores carreras. La víspera de firmar el acuerdo llegó el anuncio de que Alonso adquiría el equipo vasco. Antón tenía contrato con la escuadra naranja para 2014. Decidió cumplirlo y quedarse.
Cuando, sólo días después, Alonso y Euskaltel rompieron el preacuerdo, el ciclista vizcaíno quedó en fuera de juego, fuera de fechas. Volvió a llamar al Omega, pero se topó con una puerta casi cerrada. El equipo belga ya había llenado la plantilla. Sólo si Kevin de Weert, machacado en una caída durante la pasada Vuelta, no se recupera, habrá dorsal en el Omega para Antón. Si esa vía se cierra, el corredor de Galdakao se verá obligado a aceptar ofertas que su entorno califica de «irrisorias».
Mientras, el ciclismo vasco queda en manos de la Fundación Euskadi, que esta semana tramitará la licencia para mantener un equipo profesional de tercera. Lo mismo ha hecho Ion Odriozola, pese a que ya no cuenta con el apoyo de Ner Group.
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