Cuento ecológico

Con 'Epic: El mundo secreto' estamos ante un bonito cuento ecológico, centrado en las aventuras de una intrépida adolescente que, por arte de birlibirloque, es transportada a un mundo microscópico, a una naturaleza virgen, poblada por la fauna y la flora de un bosque mágico, amenazado de extinción por el pérfido Mandrake y su malvada cohorte de cuervos y murciélagos. La recreación animada de dicho marco no puede ser más luminoso y encantador, lo cual propicia un noble cántico a la madre naturaleza, que no debería caer en saco roto. Lo curioso del caso es que los animalitos son mucho más atractivos que los humanos, que se las dan a menudo de sabiondos.

Así pues, una desbordante imaginación marca la pauta del filme, que en algunos momentos bebe de las fuentes de 'Avatar' (James Cameron, 2009) -quizás demasiado- pero sin que suponga demérito alguno para el resultado final de la aventura, de la que también el público adulto puede extraer provechosas enseñanzas. Y, como no podía ser de otro modo, un desopilante sentido del humor sazona las divertidas peripecias que desgrana 'Epic: El mundo secreto', con lo cual miel sobre hojuelas.

El trabajo creativo de su máximo responsable, Chris Wedge, un artista de cuerpo entero, curtido en otras producciones del mismo estilo, resulta muy adecuado para la mentalidad infantil, por su forma distendida de presentar a los distintos personajes y de resolver las trepidantes escenas de acción. Realzadas por un ritmo ágil, diálogos sencillos y un armonioso sentido del encuadre y de la composición pictórica. Por supuesto, la animación infográfica sigue sorprendiendo a todo quisqui con su capacidad para recrear movimientos, texturas, volúmenes y la consecución de las tres dimensiones virtuales. Recomendable película, en suma, donde se demuestra que la naturaleza es un gran ser viviente.