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ARANTZA FURUNDARENA
Miércoles, 28 de agosto 2013, 16:14
Desoyendo su propio consejo (¡Hey!, no vayas presumiendo por ahí...) Julio Iglesias se ha lanzado a alardear de su magnífica relación conyugal. Al comienzo del verano se extendió el rumor de que él y Miranda ya no vivían bajo el mismo techo y desde entonces el cantante no ha parado de buscar la forma de desmentirlo. Primero fue ese significativo saludo que le hizo a la madre de sus últimos cinco hijos desde el escenario del concierto que ofreció a principios de agosto en Marbella: «Esta noche es importantísima para mí porque mi mujer lo está presenciando», dijo. Aquello por lo visto no le pareció suficiente, tal vez porque no pudo dedicarle el concierto por entero a su señora ya que, con gran sensibilidad y sentido de la oportunidad, se lo dedicó también a las víctimas del accidente ferroviario de Santiago. Pero ahora Julio vuelve con toda la artillería pesada de su romanticismo otoñal (el mes que viene hará 70 años) y aprovechando que acaba de cumplir tres de casado ha subido a su perfil de Facebook una almibarada estampa matrimonial que dice «Tercer aniversario de boda. 23 años juntos» y lleva una contundente dedicatoria: «Gracias por llenar mi vida con tanta felicidad». Solo le ha faltado añadir una pequeña posdata: «Para que luego hablen de crisis...»
Miro esa imagen de Julio y Miranda y pienso en el gran ensayo que podría haber escrito sobre comunicación no verbal la psicóloga Flora Davis, de haberse dedicado ella a las frivolidades a las que yo me dedico... A falta de Flora, esta periodista realizó ayer un experimento antropológico casero (sobre el querer y el dejarse querer) con su sobrina de 17 años. ¿Qué ves en esta foto?, le pregunté a bocajarro. «A dos que están bien entre ellos». Vale, ¿quién está en primer plano? «Él». ¿Y quién abraza a quién? «Ella a él». ¿Él no la abraza a ella? «No. Tiene los brazos cruzados». ¿A dónde mira ella? «A él». ¿Y él? «No sé... A la nada». Como diría Rajoy, fin de la cita.
Está claro, Julio ha encontrado en Miranda a la mujer de su vida: guapa, elegante, pero sobre todo entregada, tolerante, atenta, discreta y encantada de mantenerse siempre en un segundo plano para dejar brillar a la rutilante estrellona global que es su marido. Vamos, el sueño de David Bisbal... (¿No tendrá Miranda por ahí una hermana o prima de veintitantos para el almeriense?) Miranda es esa mujer que jamás le dirá a Julio lo que Vesper le dijo a James Bond: «Coge el siguiente ascensor porque en este no hay suficiente espacio para mí y para tu ego». Tal vez la rubia holandesa no sea una entre un millón pero puede estar segura de ser una entre tres mil, que son las mujeres que, según la leyenda, ha 'conocido' el cantante en el sentido bíblico. Mucho ha llovido desde que se enamoraron y es cierto que muy a menudo no han compartido ni el mismo techo ni del mismo material, pues ella se ha pasado años bajo la palapa playera de su dorado exilio caribeño. Sin embargo, pese a tantos distanciamientos o quizás gracias a ellos, Julio continúa unido a esta mujer que, como él mismo llegó a decir, no tenía «la menor curiosidad por saber lo que es estar casada». Ahora ya lo sabe. Estar casada con un famoso es... Que cada cierto tiempo se empeñen en separarte.
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