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ARANTZA FURUNDARENA
Martes, 13 de agosto 2013, 11:06
Ayer falleció en La Haya un príncipe que no quería serlo. Juan Friso, el segundo hijo de Beatriz de Holanda, el hermano más independiente y original del actual rey Guillermo Alejandro, murió tras haber permanecido en coma durante los últimos 18 meses por culpa de un alud de nieve que lo mantuvo sepultado durante casi 25 minutos cuando esquiaba fuera de pista en la estación austriaca de Lech. «Su majestad el Rey tiene la desdicha de anunciar que su alteza real el príncipe Johan Friso Bernhard Chistiaan David ha muerto esta mañana a los 44 años en el palacio Huis ten Boch», rezaba el comunicado oficial difundido ayer por la casa real holandesa a través de su página web. En él se explicaba también que la muerte le había sobrevenido «por las complicaciones que se produjeron como resultado del daño cerebral causado por la deficiencia de oxígeno en el accidente de esquí que sufrió el 17 de febrero de 2012». La familia real holandesa aprovechaba para mostrar su agradecimiento «a todas las personas involucradas en el cuidado del príncipe Friso por su excelente dedicación».
Juan Friso deja viuda, Mabel Martine Nos, con la que se casó en 2004, y dos hijas, Luana, de ocho años y Zaria, de siete. Su muerte pone triste final a un año y medio de sufrimiento en la casa de los Orange, tan solo roto por los fastos del pasado 30 de abril para celebrar la abdicación de Beatriz y la entronización de Guillermo y Máxima. En el momento del accidente Friso fue sometido a tareas de reanimación durante casi una hora, un espacio de tiempo «demasiado largo», según los médicos, y que le ocasionó graves daños cerebrales. Estuvo ingresado en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Universitario de Insbruck y a principios de marzo de 2012 fue trasladado al Hospital Wellington de Londres, dotado con una Unidad de Rehabilitación Neurológica de fama internacional. Desde el pasado noviembre el príncipe se encontraba en lo que se conoce como «estado de mínima conciencia» e incluso había dado señales de reaccionar a algunos estímulos (guiñar un ojo, mover una extremidad), sin embargo no fue suficiente. En julio se le trasladó al palacio Huis ten Boch, una de las residencias oficiales de la monarquía holandesa, donde finalmente falleció ayer lunes. Su esposa, Mabel, ha permanecido a su lado todo este tiempo y su madre, la reina Beatriz, lo ha visitado cada fin de semana.
Renuncia por amor
Friso iba a cumplir 45 años el próximo 25 de septiembre. Nacido en Utrecht, era el segundo en la línea sucesoria. De niño, incluso bromeaba con su hermano mayor, Guillermo, sobre la posibilidad de que este sufriera una paliza «no demasiado fuerte» para desbancarlo del trono. Años después, sin embargo, Juan Friso, que desde ese momento quiso ser Friso a secas, renunció a sus derechos dinásticos y lo hizo por amor. Su prometida era una joven de buena familia pero tenía un pasado turbio como exnovia de un peligroso delincuente y el Parlamento holandés, al que la pareja había ocultado dicha relación, se opuso a la boda. El príncipe no se lo pensó dos veces y eligió a Mabel por encima de sus privilegios reales. Con ello conquistaba la independencia y anonimato que en el fondo siempre anheló. Años antes, en 2001, también se había visto obligado a dar explicaciones públicas a causa de unos rumores de homosexualidad que él desmintió tajantemente.
El más tímido e intelectual de los tres hijos de Beatriz de Holanda era un amante de los libros y de los aviones. De hecho, cursó las carreras de aeronáutica e ingeniería mecánica y las compaginó con estudios de economía empresarial. Heredó de su padre, Klaus, el amor por la defensa del medio ambiente y por los exóticos paisajes de África.Trabajó para Goldman Sachs Internacional en Londres y antes del accidente era director financiero en dicha ciudad de una empresa dedicada al enriquecimiento del uranio. Friso ha muerto sin saber que finalmente no ha habido paliza capaz de impedir la entronización de su hermano mayor, Guillermo Alejandro. Él habría sido el primero en alegrarse. Estaban muy unidos. Pese a haber sido apartado de la Casa Real, el príncipe seguía participando en las celebraciones familiares de los Orange. Y por esas ironías del destino, casualmente, la útima vez que posó junto a sus hermanos, madre y sobrinos fue en invierno de 2012 en una estación de esquí austriaca. La misma donde poco después sufriría el accidente que ahora ha segado su vida.
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