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Cuadro en el que Ignacio Zuloaga posa con una representación de su familia. :: JOSE MARI LÓPEZ
Los mejores cuadros de Ignacio Zuloaga han pasado tras su venta a manos privadas
GUIPÚZCOA

Los mejores cuadros de Ignacio Zuloaga han pasado tras su venta a manos privadas

Cuatro importantes cuadros que han sido vendidos por la familia del pintor eibarrés suman un importe de cerca de 2,4 millones de euros

:: ALBERTO ECHALUCE

Domingo, 3 de marzo 2013, 01:52

Cada cierto tiempo la familia del insigne pintor eibarrés Ignacio Zuloaga nos sorprende con que ha subastado o vendido alguno de sus cuadros. Se ha llegado a un punto en el que, casi los mejores cuadros del pintor, están ya en manos privadas. En noviembre de 1995, Carmen Tyssen adquirió por 786.685 euros, según consta en la base de datos Aartnet, una de las piezas maestras de la colección Zuloaga para instalarla en Málaga, 'Corrida de toros en Eibar (1899)'. El imponente lienzo, de más de dos metros de ancho por metro y medio de largo, corresponde a la etapa juvenil del pintor, uno de los principales representantes de la Generación del 98. Zuloaga lo pintó en Segovia a partir de los bocetos que había preparado en su Eibar natal cuando acudió allí en 1899 para casarse.

La afición taurina del pintor era patente a lo largo de su obra. A Zuloaga le unía una fraternal amistad con Juan Belmonte quien, a petición del pintor, toreó en Segovia y más de una vez en Zumaia, siempre gratuitamente con fines benéficos. En la década de los años noventa siguió esta vertiginosa venta con 'Calle de pasiones', que alcanzó los 515.000 euros.

Madame Souty

Mucho más lejos están los tres cuadros de Julio Romero de Torres subastados en Londres, en Sotheby's, que encontraron rápido comprador. Era 'Tristeza andaluza', vendido por 99.100 euros. 'Adela Carbone', 'La Tanagra' y el 'Retrato de dama joven' no tuvieron la misma suerte que el retrato de la actriz Elena Pardo, con esos ojos dulces, melodiosos, calmando la cadencia de un sol muerto.

No obstante, en la misma puja, estaba un desnudo de Ignacio Zuloaga, la obra conocida como 'Madame Souty reclinada en un sofá', que se vendió por 829.368 euros. Se trataba de un homenaje a 'La maja desnuda' de Goya, uno de los maestros predilectos de Ignacio Zuloaga, mediante una especie de meta-poesía dentro del cuadro. Este es el cuadro que mayor cotización ha dado en el mercado hasta la actualidad. No obstante, el nivel de cotización no tiene parangón con uno de los primeros óleos que Joaquín Sorolla pintó en el exterior, 'Pescadores valencianos', vendido por 3,73 millones de libras (4,65 millones de euros), en la mis sala de subastas londinense Sotheby's.

No es casual que un pintor como Zuloaga, sensorial y plástico, cazador de luciérnagas sonoras a la orilla del mar, que se salen del cuadro y son presencia viva, tuviera como inspiración a Francisco de Goya, cuyos lienzos se pueden pasear y habitar. No es que la cuestión de la obra en sí sea el desnudo únicamente, o la alusión directa a 'La maja desnuda' toda la pintura alude a la otra vida, la que está fuera del marco, esa que se atrapa en unos trazos para dar singladura, pulso exacto, al congelamiento de un instante.

Zuloaga pasaba los veranos en la playa de la Malvarrosa con su amigo el escritor Vicente Blasco Ibáñez cuando el novelista no estaba desterrado, exiliado o fundando una colonia valenciana en Argentina, en un pueblo pequeño que llamó Cervantes y todavía hoy subsiste gracias a los sistemas de regadío que llevaron allí los agricultores valencianos liderados por un aventurero, Vicente Blasco Ibáñez.

La relación entre el éxito y los auténticos logros del novelista, menospreciado en su día -y todavía hoy- por su comercialidad, no es muy distinta de la que también sufriera otro conocido artista, Julio Romero de Torres, el pintor más rico y admirado de su época, pero también el más envidiado. Qué pensaría hoy de nosotros y de un mundo cambiante que valora sus obras, todavía, en 99.100 euros. No se lo creería y se tomaría un medio.

Ventas familiares

El origen de las ventas no se le escapa a nadie, que también está motivado además del apetitoso precio que marcó el mercado, a los litigios judiciales que han matenido los descendientes del pintor.

Ignacio Zuloaga y su mujer, Valentina Dethomas, tuvieron dos hijos, Antonio y Lucía. Ésta, casada con Enrique Suárez Rezola, dio tres nietos al artista, Ramón, María Rosa y Rafael. El legado del pintor ha sido fuente de controversia que se resolvió, finalmente, con la división en tres partes de la colección de su abuelo.

El caso es que el patrimonio de los Zuloaga ya fue objeto de controversia también hace 20 años. En 1994, se llevó a cabo el reparto de la herencia del ceramista y pintor Daniel Zuloaga (1852-1921), en la Iglesia de San Juan de los Caballeros, de Segovia, entre los herederos del mismo y ante notario. Los descendientes, el empresario Amado Santos y el Estado, herederos cada uno de un tercio del legado de los Zuloaga, dieron así por concluido el conflicto iniciado hace 30 años.

La herencia de Daniel Zuloaga quedó compuesta por gran número de obras del propio ceramista y de, su sobrino, el pintor Ignacio Zuloaga (1870-1945), así como por la biblioteca y el archivo de la familia, que contiene cartas de artistas de la época.

A partir de aquí se siguió con la venta de cuadros. En el año 2006, un coleccionista pagó 291.500 dólares (casi 233.000 euros) por el cuadro 'Nájera', de Zuloaga, en una subasta efectuada en Argentina.

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