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FERMÍN APEZTEGUIA
Sábado, 1 de diciembre 2012, 03:47
La relación entre el párkinson y el uso de pesticidas viene de lejos; casi treinta años. Pero la noticia conocida ayer no habla ya de una posible relación, sino de un hecho «demostrado». Un equipo de investigadores, dirigido por el español Francisco Pan-Montojo asegura haber «confirmado la relación directa» entre la exposición directa de los productos químicos que se utilizan para combatir plagas y la aparición de la enfermedad.
El párkinson está considerado como uno de los más complejos desórdenes neurológicos que se conocen. La paulatina destrucción de las neuronas acaba generando una serie de acontecimientos en cadena, que se manifiestan con temblores y pérdidas de memoria, autonomía y afectividad. Lo padecen unas 100.000 personas en España, aproximadamente el 2% de los mayores de 65 años, y se estima que para 2050 los afectados serán como mínimo el doble. Los hallazgos del grupo de Pan-Montojo, que se presentan como los definitivos sobre la relación entre párkinson y pesticidas, se publicaron ayer en la revista cientítica 'Scientific Reports'.
El trabajo defiende que la «exposición crónica a pesticidas» provoca que este tipo de productos actúen directamente sobre el intestino, sin pasar de manera previa por la sangre, lo que desencadena la enfermedad. La dolencia se transmite después desde el intestino directamente al cerebro hasta afectar a la llamada 'sustancia negra', que es la parte del tallo cerebral encargada del movimiento y de la coordinación. A partir de ese momento comienzan los temblores y el resto de síntomas que caracterizan a la enfermedad.
«Quizás el agua o el aire»
El equipo de Pan-Montojo, que ha hecho su investigación en ratones, ha identificado la proteína que, «saltando de una neurona a la siguiente», podría ser la responsable de la propagación de la enfermedad. Se llama alfa-sinucleína. Hasta ahora, según explican, había otros estudios que apuntaban esta posibilidad, pero ésta es la primera vez que se detalla «el mecanismo por el cual los plaguicidas inducen la propagación y el inicio de la patología», al menos en los roedores. Falta por ver si ocurrirá lo mismo en las personas. «Es un paso más para que los políticos y la sociedad sean conscientes de los problemas que dan los pesticidas», afirma el investigador.
El neurólogo Gurutz Linasoro, director del Centro de Investigación de Párkinson de la Policlínica Guipúzcoa, que es una institución de referencia en el manejo y estudio de la dolencia, restó trascendencia al hallazgo al considerar que «no existen pruebas definitivas» y que, posiblemente, el origen de la patología esté relacionado no con una, sino con varias causas.El especialista vasco Gurutz Linazasoro considera que no hay datos concluyentes sobre el asunto. Por una razón, a su juicio, «bien sencilla. Hay muchos estudios contradictorios. El párkinson aparece entre quienes están expuestos a pesticidas y entre quienes no lo están, en todas las latitudes, todas las profesiones y todo el mundo». El experto lo tiene claro. «Es posible que sea una causa compleja, en la que intervenga el factor genético con algún tóxico. Y puede que ese tóxico sea algo tan básico como el agua o el aire, que nos llega a todos».
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