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D. ROLDÁN
Viernes, 12 de octubre 2012, 05:11
Un submarinista de la policía financiera y de aduanas italiana descubrió los restos bien conservados de un galeón español del siglo XVIII frente a las costas de Sicilia. En 1718, frente al cabo de Passero, la Armada española se enfrentó a los barcos ingleses que formaban parte de la llamada Cuádruple Alianza, que también incluía a Francia, el Sacro Imperio Germánico y las Provincias Unidas -el germen de los Países Bajos-. Era una guerra en la que Felipe V intentó recuperar parte de los territorios de la Península Itálica que se habían perdido con la firma del Tratado de Utrecht, y que las otras potencias europeas se negaron a ceder porque chocaba contra sus intereses.
El teniente coronel Costanzo Ciaprini explicó que el submarinista, que no se encontraba de servicio en el momento de la inmersión, percibió un cañón que sobresalía de la arena, por lo que llamó a sus colegas para que le ayudaran a inspeccionar el resto del navío. «Es algo excepcional porque el pecio se ha conservado en su totalidad», precisó el comandante del departamento aeronaval de la policía financiera en Sicilia. Según el oficial, la arena conservó los cañones y las partes de madera del galeón hasta el punto de que el descubrimiento es «como una fotografía» de hace tres siglos. A juicio del responsable de los servicios arqueológicos locales, «el naufragio podría haberse producido en 1718 durante la batalla de Capo Passero», es decir, en la punta situada en el extremo sur de la isla de Sicilia.
El teniente coronel Ciaprini sugiere que la zona se convierta en «sitio arqueológico submarino protegido» o que, al menos, una parte del galeón se exponga en un museo. El barco era una de las 23 naves de guerra lideradas por los almirantes Antonio Gaztañeta y Fernando Chacón. Los ingleses, dirigidos por George Byng, se habían desplegado alrededor del estrecho de Mesina después de que las tropas de Felipe V ocuparan Córcega y Cerdeña. El 11 de agosto las dos formaciones entraron en combate y fue un auténtico paseo para la marina de Jorge I. Los galeones, cañoneras y demás barcos españoles estaban en malas condiciones y poco organizados. No iban en bloque sino desperdigados, así que la flota inglesa se dedicó a perseguirlos uno a uno.
Un tesoro submarino
Se calcula que más de 2.000 embarcaciones con pabellón español yacen en las profundidades. «Y no cabe duda de que representan un negocio más rentable que el petróleo», en palabras de Martín-Almagro Gorbea, miembro de la Real Academia de la Historia. La pregunta del millón es quién se hace de oro... ¿El que lo encuentra? ¿La nación que armó el barco? ¿O el país cuyas aguas territoria sirven de lecho al pecio? La respuesta es diplomática: «Hay una acumulación de derechos de todos ellos», reflexiona el académico. En la práctica, no obstante, los 'cazatesoros' suelen llevarse el tesoro. Así ocurrió con 'Nuetra Señora de Atocha', hallado en las costas de Florida, que hizo millonaria a la familia Fisher y en el caso de la fragata 'Mercedes', hundida cerca del golfo de Cádiz, también estuvo la empresa Odyssey a punto de quedarse con todo. Por fortuna, un tribunal de EE UU le obligó a devolver el botín a España.
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